domingo, 25 de noviembre de 2007

LETRA M


Ya se habló en este blog del arzobispo Bruno Bernard Heim, de santa memoria. Se trata del arzobispo que diseñó las armas de los cuatro anteriores papas difuntos. Se acompaña la fotografía de tan insigne figura:
Y composición del diseño de los cuatro escudos de los papas citados:
Se trató de un auténtico experto en heráldica eclesiástica católica. Las armas que había traído su familia tradicionalmente en su nativa Suiza eran estas: Pero él adoptó unas similares, diferenciadas por la herradura que portaba en sus garras el león, dado que entendía que la herradura era propia de guerrero. No de eclesiástico. Como ha podido observar, lector, efectivamente incumplen la primerísima ley heráldica de los esmaltes: No poner color sobre color, ni metal sobre metal. Para defenderse de quien pensó que sus armas no estaban bien diseñadas y que debían ser inquiridas, escribió un libro: Oro y plata, que recogía un elevado número de antiguas y modernas armas que incumplían la ley heráldica en esta materia. La portada del libro es esta:Escribió dos libros más. Un armorial en el que recogió armas de personas con las que había tratado, cuya portada es esta: Y por último un libro titulado heráldica en la iglesia católica, sus orígenes, costumbres y leyes; verdadero manual para comprender el sistema heráldico católico. La portada de una reedición posterior es esta:Este último libro le enemistó heráldicamente, en su momento, con el recién elegido Papa Juan Pablo II. Esto es lo que ocurrió: En 1978, el año de los tres papas, monseñor Heim acababa de publicar el último libro citado. El conocimiento heráldico demostrado, junto con el hecho de haber diseñado las armas de tres papas, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I, le hacían imprescindible en materia de heráldica eclesiástica. Su palabra, en materia de heráldica de la iglesia, se había convertido en doctrina aceptada por todos los monseñores.Monseñor Heim era, en aquel 1978, nuncio en Gran Bretaña, en la imagen la nunciatura en Wimbledom, donde supo labrarse la amistad, hay quien cuenta que a consecuencia de su pericia en la elaboración de cocktails, de la Reina Madre. Heim había establecido en su manual que la inclusión de letras en los escudos no era en absoluto correcta. Que cualquier escudo de eclesiástico que añadiera letras a su escudo debería rediseñarlo y hacerlas desaparecer. Y el cardenal elegido para suceder a Juan Pablo I fue el cardenal Wojtila. Las armas que traía como cardenal eran estas: Efectivamente, el escudo contiene una letra M. Es una forma muy evidente de representar a María Santísima. El escudo había sido en su momento un desafío a las autoridades comunistas de Polonia. Heim fue elegido para diseñar las armas del nuevo Papa. Mantuvo varias conversaciones desde Londres con Roma. Y es que existían problemas: El recién elegido Papa no tenía intención de modificar las armas que ya traía como cardenal. En lo que no vio inconveniente fue en alterar los esmaltes toda vez que, como el propio Bruno Heim, Juan Pablo II traía por armas un escudo con color sobre color. Así, a instancias de monseñor Heim permutó el sable por oro, quedando los conocidos colores del escudo del anterior Papa: Pero en lo que no dio su brazo a torcer Juan Pablo II fue en cambiar la M por alguna otra figura. Monseñor Heim, relató posteriormente que le propuso estas, tomadas de las letanías a María Santísima: Estrella de la Mañana, Rosa Mística, Reina de los Cielos o Torre de Marfil. Cada una de ellas representada por: Estrella, rosa, corona y torre. Pero el Papa dijo que no. Que lo básico del diseño de sus armas no se modificaba. El tema de cambiar los esmaltes le parecía bien, pero no iba a hacer desaparecer una M que había desafiado al régimen comunista de Polonia.Entonces Roma, la curia Vaticana, intentó la vía opuesta: Se llamó al nuncio en Londres para proponerle que redactara una nota aclarando que en su libro, recién estrenado, se había cometido un error. Se trataba de que aclarara que efectivamente, incluir letras en los escudos de armas no era académico, pero que se reconocía una excepción con la letra M, por ser la inicial de la Madre de Jesús. El nuncio en Londres, dijo que él no modificaba su libro porque ese trataba de una cuestión de conciencia. Sería mentir reconocer que existiera una letra que era posible incluir en el escudo. Finalmente, monseñor Heim diseñó el escudo del Papa con su letra M. El libro nunca fue corregido.Y el Papa no perdonó esa desfachatez. Los obispos obedecen al Papa. No cuestionan sus decisiones. Además, monseñor Heim, vería poco académico que se incluyera letra alguna en el campo del escudo. Pero la realidad es que lo que le propusieron desde el Vaticano, se acabó cumpliendo: Los sacerdotes, al ser elegidos por el nuncio del país para ser ordenados obispos, suelen elegir armas. Es lógico que se informen y que tomen prestado algún mueble de las armas del Papa que, en última instancia, ha sido quien ha dado su visto bueno para que fueran escogidos para ser obispos. Así, y dado que el reinado de Juan Pablo II, se extendió veintisiete años, la mayoría de los obispos actuales eligieron sus armas durante el reinado de aquel. De esta forma, a pesar de lo poco académico que le pareciera en su momento a monseñor Heim la inclusión de letras, ni aún de la letra M, si hoy escribiera su manual debería reconocer que buena parte del episcopado mundial incluye tal letra en sus armas. Se añaden a estas líneas algunas armas de obispos católicos que incluyen la letra M: Monseñor François Lapierre, obispo de Saint Hyacinthe en Quebec, Canada.Monseñor Paul Stephen Loverde obispo de Arlington en Virginia, Estados Unidos.Monseñor Joan-Enric Vives i Sicília, obispo de Seo de Urgell, copríncipe de Andorra, de donde proviene la corona de sus armas, como se explicó en otra entrada.

viernes, 23 de noviembre de 2007

CAMARLENGO

La última sede vacante se produjo en el reciente año 2005. Por si algún improbable lector que se atreve con la lectura de este blog de heráldica lo ignora, sede vacante, aunque en castellano es comprensible, es en realidad una expresión en latín. Efectivamente significa lo mismo: Que la sede, el trono, no está ocupado. Se usa esta curiosa expresión para referirse al interregno que tiene lugar entre el fallecimiento de un Papa y la elección del siguiente.

No hay que olvidar que el estado de la ciudad del Vaticano es eso: Un estado. Aunque no es el lugar, desde luego, ¿se ha planteado, lector, que es el único estado con tasa de natalidad cero? Por este motivo y no por otro, la forma de gobierno es la monarquía electiva. Igual que los reyes visigodos de España. Monarquía electiva. No hereditaria, como es lo habitual entre el resto de monarquías.
Pues bien, en el resto de monarquías hereditarias, al morir el rey se grita aquello de: El rey ha muerto, ¡Viva el rey!. En evidente alusión a que el heredero, aunque no esté aún coronado, es ya rey por derecho de nacimiento. Es decir, no existe interregno. Sin embargo, por su propia naturaleza, la monarquía electiva padece un periodo de interregno de forma obligada.

Como se expresó más arriba, la última sede vacante ocurrió, desgraciadamente, entre los meses de abril y mayo de 2005. Entre el fallecimiento del Papa Juan Pablo II, de santa memoria y la elección de su sucesor, el actual Papa, Benedicto XVI.
Las armas que se adjuntan son los de los protagonistas de aquellos sucesos: El Papa Juan Pablo II, el Cardenal Ratzinger, y el Papa Benedicto XVI.Durante ese periodo, aunque no existe un rey titular, (es decir, un Papa), debe existir un gobierno para atender los asuntos más inmediatos de la iglesia universal. Y, aunque está establecido que mientras no hay Papa, el gobierno reside en el colegio de los príncipes, de los cardenales, debe contarse con un individuo que haga cabeza, que sea considerado primus inter pares, primero entre iguales. Este individuo, que es nombrado por el Papa difunto, fue en la última sede vacante el cardenal español monseñor Eduardo Martínez Somalo. La figura de este cardenal que hace cabeza, que preside como primus interpares, se denomina cardenal camarlengo. En una monarquía hereditaria se podría asimilar, salvando las distancias evidentes, a la figura de un regente. Es decir, un individuo que sin ser rey, hace las funciones que haría el futuro rey, y que podría incluso, llegar a ser rey él mismo.

Este sería el caso, por poner un ejemplo, del último regente que existió en nuestra monarquía carlista: El regente, don Javier de Borbón-Parma, nombrado por el último rey legítimo carlista, don Alfonso Carlos I, como tal regente. Que al no encontrar, el regente, un individuo adecuado al que otorgar la corona, se tituló, él mismo, rey carlista.Debería haberse titulado Regente Carlista. Como los senescales del reino de Gondor de la novela El Señor de los Anillos. Pero, al titularse rey, y tras el fallecimiento de don Javier, su hijo don Carlos Hugo, es hoy el rey de muchos carlistas. A pesar de sus devaneos políticos, a pesar de haberse divorciado de la hermana de la reina de holanda, a pesar de estar unido sentimentalmente a una mujer cuyo color de piel no es el propio de las reinas europeas, sí de las reinas africanas, pero España no está en África, y a pesar, en fin, de vivir en el continente que no posee monarcas, aunque sea el que, hoy por hoy, dirija el mundo.

Disculpe, improbable lector, me voy del tema. Se hablaba en esta entrada, que el cardenal camarlengo hace las veces de un regente de la iglesia universal. Tan es así, que en las monedas de euro que emite como nación soberana que es, el estado de la Ciudad del Vaticano no puede disponer la efigie del Papa reinante o sus armas, porque no hay tal Papa reinante. En consecuencia se acuñan las monedas con las armas del cardenal camarlengo, bajo el palio papal y las llaves de san Pedro.

Las armas del que era entonces cardenal camarlengo, monseñor Martínez Somalo, en una imagen de muy mala calidad son las siguientes: Y esta moneda de dos euros, emitida durante la última sede vacante demuestra lo que se ha expuesto: Como puede apreciarse, son las mismas armas.

Y, dado que los estudios heráldicos, hoy por hoy, gustan sobre todo de conocer el motivo, la razón última, que lleva a los hombres a decantarse por la elección de unas armas determinadas y no otras, me aventuro a suponer, repito, a suponer, que las armas del anterior cardenal camarlengo, surgen de una adaptación de las armas mas primitivas que se conocen de un linaje que se apellidaba Martínez, y que son las que, en cualquier armorial divulgativo, aparecen como armas de tal linaje. Son estas, que se recogen de la página heraldaria:

ESCUDO EXPUESTO

Ya se habló en este blog de la costumbre, tradicionalmente española, que consiste en decorar las estancias con escudos de madera sobre los que se representan unas armas.


Esta costumbre es reconocida, incluso en el extranjero, como netamente española.


De una reciente visita a la noble ciudad de Valladolid, se exponen estas fotografías. Fueron tomadas de un monumento funerario en una iglesia. Las armas, un jaquelado de oro y sable, pertenecen, evidentemente, a un noble cuyo cuerpo reposa allí.

jueves, 22 de noviembre de 2007

INSPECCION DE SANIDAD

He tenido el honor de recibir la orden del General Inspector de Sanidad, de diseñar el emblema que designe a la Inspección General de Sanidad de la Defensa, consecuencia de poseer el curso de heráldica del Instituto de Historia y Cultura Militar del Ejército de Tierra.

Propuse varios diseños. El primero pretendía que fuera simple. Conciso. Fue este:

No gustó. Resultaba en exceso simple. Añadí al mismo diseño corona real: E incluso laureles, sin que gustara:

El General prefería un diseño basado en verdaderas armas. Con boca de escudo. Se propusieron dos escudos. El primero es este:El General eligió este otro, orlado de laureles, que se convertirá en el escudo de la Inspección:

Se blasonan de esta forma: IGESAN. Armas: En campo de azur cruz de malta de oro. Filiera de oro. Orlado de laureles de sinople frutados de gules. Acolados espada de general de oro y bastón de mando de lo mismo. Cartela de oro con la siguiente leyenda en letras de sable: INSPECCIÓN GENERAL DE SANIDAD DE LA DEFENSA.

domingo, 18 de noviembre de 2007

ADAPTACION HERALDICA

Las armas de Getafe son un claro ejemplo de adaptación heráldica, sin renunciar a la modernidad, a la contemporaneidad.

Se trata, como se puede observar, de un partido: Primero: En gules cruz de oro cargada de un corazón de gules, ardiente y fajado de oro. Segundo: En sinople sembrado de aviones polimotores de plata.

Hace referencia el primer cuartel al santuario del Cerro de los Ángeles, radicado en el término municipal de Getafe, y que se reconoce a la distancia por la monumental estatua de Jesús de Nazaret, nuestro Señor, mostrando su sagrado corazón, fajado y ardiente.

Ese cerro, a unos diez kilómetros al sur de Madrid, es el centro geográfico de la península ibérica. Posee además un convento habitado por una comunidad de mojas carmelitas descalzas, que en su día gobernó la santa Madre Maravillas de Jesús, hija de los marqueses de Pidal.

El segundo cuartel muestra la adaptación heráldica de la que se hablaba al comienzo de esta entrada. El sembrado de aviones, recuerda la Base Aérea de Getafe, uno de los primeros aeródromos militares, considerada cuna de la aviación española.

Es muy encomiable la adaptación heráldica que supone este sembrado de aviones. Adaptando admirablemente la tradición, que es la heráldica, con la modernidad, que son los aviones.

viernes, 16 de noviembre de 2007

HIDALGOS

La hidalguía es la nobleza que viene a los hombres por linaje, dicen las partidas de Alfonso X.
Hidalgo es todo aquel que desciende por linea de varón a varón, de un noble.
El difunto rey de armas don Vicente de Cadenas y Vicent, de feliz memoria, intentó unir a todos los hidalgos en un nuevo "padrón de estado", el antiguo registro que se llevó en los reinos que hoy conforman España hasta la confusión de estados en 1836 en el que se registraban todos los hidalgos, fueran nobles titulados o no.
Copio del insigne libro de don Fernando González-Doria, Diccionario heráldico y nobiliario de los reinos de España, cuya lectura recomiendo vivamente por su rigor: "Don Vicente de Cadenas, hizo su primera llamada para que los hidalgos españoles se integraran en su nueva asociación. Deseó además sumar al proyecto a quienes, sin tener propiamente la calidad de hidalgos de sangre, podía decirse que habían alcanzado en nuestro tiempo, lo que en otros tiempos se consideró hidalguía. Es decir consideró que debían ingresar en la asociación quienes, por razón de ocupar un cargo público o privado de especial relevancia, en otro tiempo hubieran sido considerados nobles. A esta modalidad de hidalguía se la denominó hidalguía personal, frente a la hidalguía de sangre tradicional, que se denominaba a fuero de España."
Es efectivamente real que, hasta la confusión de estados, el hecho de alcanzar determinados puestos, por ejemplo el generalato, era motivo para poder reclamar una patente de hidalguía, que era concedida por la junta de probanza de la zona.
Esta asociación nació en 1945. Su reglamento es de 1955. Para su ingreso se debe probar nobleza a fuero de España, es decir por herencia de sangre, por el primer apellido o bien hallarse en condiciones de ser considerado noble personal, por el cargo que se desempeña, que debe juzgar la junta de probanza.
Su emblema consiste en dos mandobles, de plata, puestos en aspa.
Dado que esta página quiere ser reflejo de anécdotas heráldicas no vexilológicas, añado que, de estar el emblema en un escudo, este es: En gules, dos mandobles de plata puestos en sotuer.
Se acompañan a estas lineas diferentes fotografías de la bandera que ostenta en su exterior el colegio mayor Marques de la Ensenada, creado por esta asociación de hidalgos.

martes, 13 de noviembre de 2007

CALDERAS

Es habitual comprobar que muy linajudas familias de los reinos españoles traían, y aún hoy traen, por armas un par de calderos. Estos calderos indicaban, allá por los siglos XII y XIII, cuando la heráldica se comenzaba a desarrollar, que el poseedor de estas armas era “capitán de mesnada”. Esto significa que traía calderas porque tenía tal abundancia de dinero que podía permitirse, como el rey, tener ejército, y sobre todo alimentarlo. De ahí la caldera. Normalmente se dispusieron dos calderas en los escudos por una simple cuestión estética. Resultaban más armoniosas que una única caldera. Pero trascurridos los siglos y perdido el sentido real de la heráldica, fue convirtiéndose en una ciencia casi oculta, cerrada, decadente. Entonces, sobre todo llegados los siglos XVII y XVIII, se empezaron a representar las calderas con cabezas de serpientes saliendo de su interior. Durante siglos, las calderas solas, sin serpientes, habían quedado ligadas por los escudos a familias tan arraigadas y linajudas como los Guzmán, ascendientes de santo Domingo, los Manrique o los Pacheco. ¿De donde provinieron esas serpientes? Parece, siguiendo al maestro heraldista don Eduardo Pardo de Guevara, que se llegó a esa desfachatez por un exceso de rigorismo en el blasonamiento. El blasonamiento, aunque creo que nadie que se atreve con este blog lo ignora, es el vocabulario cerrado y riguroso que permite trasmitir cómo está diseñado un escudo, sin necesidad de dibujarlo.

Las serpientes no eran otra cosa que los adornos de los remaches del asa de las calderas. Es decir se llegó al absurdo, por un exceso de rigor en el blasonamiento, de enumerar las serpientes que adornaban la caldera, y el pintor posterior se vio obligado a dibujarlas saliendo del interior de la caldera.

He extraído los dibujos del libro del maestro don Eduardo Pardo de Guevara, que recomiendo a mis improbables lectores.

lunes, 12 de noviembre de 2007

OXFORD Y HARTFORD

Vado es el lugar por el que atravesar una corriente de agua con poco peligro. En inglés, vado se dice ford. De esta forma "oxford", siendo ox buey, significa: El vado del buey. Las armas de esta ciudad, en Inglaterra, son: En campo de plata un buey de gules sobre ondas de azur y plata.
Las armas de la archidiócesis de Hartford, significando hart venado, y en consecuencia, traduciéndose Hartford como el vado del venado, son: En campo de gules un venado de oro que porta estandarte de plata cargado con cruz de gules, sobre ondas de plata y azur.