sábado, 6 de febrero de 2010

CORRECCIÓN A CORONAS

Desde Cartagena, ciudad primada en su día, remite una absolutamente pertinente y documentada corrección don José Antonio Padilla Solano, viejo conocido de estos lares, cuyas armas iniciaban esta entrada.

Hola José Juan:

Sólo quería hacerte un par de incisos acerca de tu entrada de antesdeayer
“Coronas” :

En primer lugar, todas las coronas, desde la de Duque a la de Barón, deben ir forradas de gules. Me ha sorprendido, ciertamente, ver representaciones de coronas nobiliarias anglosajonas “abiertas”.En segundo lugar, todas las coronas deben llevar piedras preciosas en su aro, salvo la de Barón. Te lo comento por las coronas de Conde y Vizconde que enlazaste, pues estas no van adornadas con pedrería y deberían llevarla. En tercer lugar, te comento que las hojas que adornan las coronas de la nobleza de aquellas tierras no son de acanto, sino que son hojas de fresa (strawberry leaves). Una publicación que puede confirmar esto podría ser la pequeña obra de bolsillo “Discovering Heraldry” de Jacqueline Fearn (“strawberry leaves” p.48 o.cit.).A modo de curiosidad, en el Reino de España, hay tratadistas que afirman que sólo la Realeza (Reyes de España, Príncipes de Asturias e Infantes de España), debería usar hojas de acanto en sus coronas, mientras que la nobleza debería usar en sus coronas hojas de apio.Por último, en tu entrada se habla de Gran Bretaña, cuando sería más correcto hablar de Reino Unido. Si sólo fuese una pequeña apostilla política, no sería relevante, pero desde el punto de vista nobiliario sí que resulta de interés. Verás, hasta los Actos de Unión de 1.707 se hablaba de “Nobleza de Inglaterra” (Peerage of England) y “Nobleza de Escocia” (Peerage of Scotland).A partir de entonces, se convirtió en “Nobleza de Gran Bretaña” (Peerage of Great Britain). Y fue así hasta los Actos de Unión de 1.800 cuando se unieron “Nobleza de Gran Bretaña” y “Nobleza de Irlanda” (Peerage of Ireland) en la “Nobleza del Reino Unido” (Peerage of United Kingdom).Los títulos nobiliarios que usa la nobleza del Reino Unido son Duque (Duke), Marqués (Marquess), Conde (Earl), Vizconde (Viscount) y Barón (Baron). Estos mismos títulos son los que usaba la Nobleza de Inglaterra y la Nobleza de Irlanda, pero no la Nobleza de Escocia, que además de los títulos de Duque (Duke), Marqués (Marquess), Conde (Earl) y Vizconde (Viscount), usaba los títulos propios de Lord of Parliament, que sería el equivalente a Barón, y Baron, que podría traducirse como Barón Feudal y que no debe confundirse con el título de Barón, que como ya he comentado, correspondería al título de Lord of Parliament.El título de Barón feudal escocés es un título que a mí siempre me ha resultado muy extraño, ya que sí que entra dentro del comercio de los hombres, esto es, es un título que legalmente se puede comprar y se puede vender. Los Barones Feudales escoceses no timbran sus armas con una corona, sino que lo hacen con un chapeau, también llamado cap of maintenance, que es una especie de gorro de gules forrado de armiños; además, acolan un manto de la siguiente forma:Adjunto también los enlaces a algunas armas de Barones Feudales escoceses, donde también se muestra la fecha de registro en la Corte de Lord Lyon:

http://armorial-register.com/arms-sco/morange-mad-arms.html
http://armorial-register.com/arms-sco/lindsay-ra-arms.html
http://armorial-register.com/arms-sco/ayre-d-arms.html

http://armorial-register.com/arms-sco/dolphinstoun-arms.html

Por cierto, en mi opinión personal, el chapeau debería ir sobre el yelmo y no al revés. En el caso de querer usar también una cimera (crest), ésta debería ir sobre el chapeau prescindiendo del burelete.Espero que esta información pueda resultarte de interés.

Un abrazo,

José Antonio.

RESPUESTA A LA RESPUESTA

Hoy, que es sábado, se proponen unas líneas remitidas por don José María de Montells y Galán, I vizconde de Portadei del reino de Georgia, en contestación a la carta abierta publicada hace escasas fechas por don José Luis Sampedro Escolar, numerario de la Real academia matritense de heráldica, en este mismo espacio virtual.

Las que siguen son las palabras de don José María:

Qdo. amigo, una de las argumentaciones que esgrimen los adversarios de la Orden de San Lázaro para tildarla de falsa, es que no se puede verificar la filiación de la Orden actual con la que se declaró abolida por la Monarquía de Luis Felipe de Orléans. Tal aseveración es ficticia y no tiene asidero razonable. Los ingresos en la Orden se sucedieron desde 1831 hasta la elección de un nuevo Gran Maestre en la persona de don Francisco de Borbón y de la Torre, IV duque de Sevilla.

La desaparición de los archivos patriarcales en manos de los turcos, hacían suponer que estos no se habían producido y que no había ningún nexo de unión entre la antigua orden de cruzada y la que se legalizó en Francia en 1910, con lo que se colegía que se había extinguido con la muerte del último caballero ingresado el reinado de Luis XVIII. Sin embargo, la reconstrucción de la lista de ingresos se pudo hacer gracias a los desvelos e investigaciones de Guy Coutant que publicó la lista incompleta, ya en 1988.

Pese a ello, los intereses creados con relación a la legitimidad de la Orden pudieron más que la evidencia y entre los nobiliaristas se siguió negando con culpable reincidencia el resultado de la investigación de Coutant.

Sólo para ilustrar la ignorancia de algunos, es por lo que me permito adjuntarle la lista de caballeros lazaristas que constan en la relación reconstruida.

Gracias.

José María Montells y Galán


ÍNDICE (INCOMPLETO) DE CABALLEROS INGRESADOS
EN LA ORDEN MILITAR Y HOSPITALARIA
DE SAN LÁZARO DE JERUSALÉN,
PUESTA BAJO LA PROTECCIÓN DEL PATRIARCADO DE ANTIOQUÍA
(DE 1830 A 1930)

1836, Augustin François de Silvestre
1841, el conde de Kergolay
1841, el caballero de Cacheleur de Restignac
1850, Monseñor Bahous (Más tarde S.B. el Patriarca Clemente I)
1850, el Marqués de Puy de Montbrun.
1853, Almirante Ferdinand-Alphonse Hamelin
1853, Almirante Louis Edouard Boüet Willaumez
1863, Conde Louis François du Mesnil de Maricourt
1863, Conde Paul de Poudenx
1863, el Canónigo Jean Tanski.
1864, Monseñor Dumani
1865, el conde Jules Marie d´Alnselme de Puisaye
1871, Monseñor Sabbagh
1875, Vizconde de Boisbaudry
1896, S.A.I. el Príncipe Agustín de Itúrbide
1896, Baron Yves de Constancin
1909, Paul Watrin
1910, Su Beatitud el Patriarca Cirilo VIII Ghea
1910, Paul Bugnot
1910, el General Maxime Weygand
1910, el General Noel Marie de Curieres de Castelnau
1910, el Almirante Marie Jean Lucien Lacaze
1910, Jean Paul Eyschens
1910, Alexandre Gallery de la Tremblaye
1911, Charles Otzenberger-Detaille
1919, Su Beatitud el Patriarca Demetrios I Cadi
1919, el Canónigo Pierracini
1919, el marqués de L´Eglise de Ferrier de Félix
1921, Rev. Don José Luis Pablo Viladot y Sala
1921, Gerard de Collardin y Esser
1926, Muy Reverendo Archimandrita Arsèsene Attié
1926, Su Beatitud el Patriarca Cirilo IX Moghabghab
1927, el caballero Maurice Dreux
1927, el caballero Paul Bertrand
1928, el capitán de navío Émile Bertrand
1928, Yvan Bouchard de la Poterie
1928, René du Rot
1928, Olivier Pompery de Couvreles
1928, Muy Reverendo Archimandrita Demetrius de Ser Leo
1928, Jacques Watrin
1928, William Franklin Paris
1928, Rev. Joseph Stillemans
1928, el capitán Xavier Fournier de Bellevue
1928, el caballero Charles Laudet
1928, Roger Bellot des Minières
1928, el Muy Honorable Juez Victor James Dowling
1928, Doctor William Dameron Guthrie
1928, George MacDonald
1929, el Cardenal Lienart, Obispo de Lille
1929, el duque de Clermont-Tonnerre
1929, el cardenal Hayes, Arzobispo de Nueva York
1929, el duque de Sevilla, más tarde Gran Maestre.
1929,el marqués de Bellevue
1929,el marqués de Migré
1929, Monseñor Dubowski, Obispo de Luck y Zytornec
1929, el coronel Hospital

viernes, 5 de febrero de 2010

TRES MUEBLES DE SABLE

Escribe un meditado mensaje don Juan Fernández-Molina y Ruiz de Aranda, compañero de armas, heraldista, artista heráldico con blog propio, de quien ya se habló en este espacio virtual. Las que siguen a estas líneas son sus armas.Remite una serie de ideas en respuesta a la cuestión planteada desde el reino de Valencia sobre el asunto de los tres muebles de sable. Estas son sus palabras:

Estimado Sr. Carrión:

Leyendo con gran interés las aportaciones (todas valiosas) que se hacen en su blog en torno al misterio de los tres muebles de sable, me animo a escribirle para dar mi opinión al respecto basándome en mis pobres, pero tenazmente adquiridos, conocimientos en torno a la heráldica de nuestro emperador Carlos V (que Dios tenga en su gloria)

A lo largo de mis investigaciones acerca de la heráldica imperial, he localizado mucho material gráfico donde he encontrado las representaciones más diversas y libres que se pueda uno imaginar, tanto en forma de errores en la ejecución de las armas de un determinado territorio, cuando no en la más pura y llana invención. Esto es debido a que en la inmensa mayoría de los casos, estas representaciones eran ejecutadas por pintores con mucho talento, pero poco o ningún conocimiento sobre la ciencia del blasón.Si nos adentramos en la extensa titulación del emperador Carlos V es donde podremos encontrar las pistas más fieles a la hora de conocer su heráldica. Aparte de las llamadas armas mayores que son las que aparecen en la mayoría de las representaciones y que consisten en las siguientes:

Emperador del Sacro Imperio Romano (representado por el águila bicéfala que actúa como soporte)
Reino de Castilla
Reino de León
Reino de Aragón
Reino de Sicilia
Reino de Granada
Archiducado de Austria
Ducado de Borgoña (antigua y moderna)
Ducado de Brabante
Condado de Flandes
Condado de Tirol

Podemos encontrar muchas otras pertenecientes al resto de títulos que ostentó en algún momento de su vida el emperador (alrededor de 100 más) y que son los siguientes:

Rey de Nápoles, Asturias, Jerusalén, Hungría, Bohemia, Dalmacia, Croacia, Navarra, Toledo, Valencia, Galicia, Sevilla, Mallorca, Cerdeña, Córdoba, Córcega, Murcia, Jaén, Los Algarbes, Algeciras, Gibraltar, Canarias y de las Indias.

Príncipe de Cataluña, Suebia, Siebenburg y Bosnia.

Duque de Lorena-lotaringia, Carintia, Carniola, Estiria, Limburgo, Luxemburgo, Güeldres, Atenas, Neopatria, Milán, Calabria, Silesia, Voivodina y de Wurtemberg.

Marqués de Alsacia, Burgovia, Moravia, Alta y Baja Lusatia, del Sacro Imperio Romano (Amberes), Orán, Oristán, de la Marca Esclavona y de Goceano.

Conde de Barcelona, Cerdaña, Urgel, Rosellón, Habsburgo, Artois, del Franco Condado, Olandia, Zelanda, Kiburgo, Henao, Zutphen, Valkenburg, Voralberg, Orchies, Namur, Lille, Leuven, Friburgo, Ferrete, Gorizia, Douai, Dalhem, Charolais, Bruselas, Burgau y de Sonnenberg .

Señor de Vizcaya, Frisia, Pordenone, Molina, Salinas, Trípoli, Malinas, Drente, Lingen, Tournai, Besançon, Gembloux, Nivelles, Utrecht, Groninga, Omlandia, Wedde, Westerwolde, Overijssel, Noôrd-holland y de Herzogenrath.

Pues bien, desde luego, a ninguno de estos títulos que he reseñado pertenecen las tan traídas armas de los tres muebles de sable y ni tan siquiera ninguna de estas armas guarda el más mínimo parecido con aquellas.En el caso del famoso pavo real de la dinastía de los Habsburgo al que hace referencia el Sr. Sánchez Sánchez, cabría decir que las armas representadas en tan magnífica obra no son las pertenecientes al emperador, ya que dicha obra es posterior y acumula las armas de toda la dinastía hasta el momento de la realización de dicha obra, además de tener algunos errores .

Si cree que las armas pertenecientes a los títulos que pertenecieron al emperador pueden resultar de interés para los lectores de su blog, se las puedo enviar con mucho gusto para que usted las publique en sucesivas entregas.

Atentamente:

Juan Fernández Molina y Ruiz de Aranda

jueves, 4 de febrero de 2010

CORONAS

Al hilo de la entrada en la que se exponían algunos datos relativos a la dignidad de baronet, hoy se propone la consideración de las coronas que, no solo timbran las armas, sino que verdaderamente adornan las cabezas de los nobles de aquel conjunto de reinos que la comunidad internacional denomina Gran Bretaña.Como recordará, improbable lector, Inglaterra y sus demás reinos anejos, mantienen vigente la ceremonia de coronación de su soberano. Ceremonia llena de boato y esplendor que, cuentan los expertos, es copia ampliada de la que se practicó en el reino de Aragón hasta la unión con el reino castellano.Ceremonia en la que el arzobispo de Canterbury corona la testa real, como se puede observar en múltiples direcciones de la red, y en la que los nobles se cubren, al mismo tiempo que el soberano, con las coronas propias de sus dignidades.No obstante, enlazando con la anterior entrada, únicamente los nobles que tienen la consideración de pares de Gran Bretaña se ciñen la corona, esto es, todos los títulos vigentes a excepción del de baronet, que no cuenta con corona propia.Hoy se proponen, como se decía, imágenes de las coronas con las que los nobles se tocan en la ceremonia de coronación y que difieren en buena medida de las que la nobleza española ha venido utilizando para timbrar sus armas.Así, sin entrar a considerar las coronas propias de los príncipes de la real familia, los duques de Gran Bretaña lucen la corona que sigue: Corona que se adorna con hojas de acanto similares a las que utilizan en sus armas los de nuestro país:El título británico de marqués se adorna con esta corona, que alterna las hojas de acanto con perlas de forma similar, pero no idéntica, a como lo hacen los marqueses españoles, cuya corona particular es esta:Los condes del reino unido se cubren con una corona que sí difiere con claridad de la que lucen en sus armas los españoles: Y es que la corona inglesa dispone hojas de acanto entre las elevadas perlas.

Igualmente la corona de vizconde de Gran Bretaña posee un diseño diferente de la española:Y por fin, la diferencia se hace aún más evidente al considerar el diseño de la corona propia del título de barón del Reino Unido en relación a la corona del mismo título española:

miércoles, 3 de febrero de 2010

CARTA ABIERTA DE DON JOSÉ LUIS SAMPEDRO ESCOLAR

CARTA ABIERTA A ATAVIS ET ARMIS
Por José Luis Sampedro Escolar

Una vez más, en poco tiempo, he de agradecer el interés que esa publicación demuestra para con el abajo firmante. Que una publicación como la suya, con su prestigio en los medios culturales, investigadores, nobiliaristas, académicos y universitarios, mencione a alguien en los términos que me dedica, le garantiza un lugar señero en ellos.

Veo, además, con regocijo, que, si antes se ocupaba de mí anónimamente, ahora el autor de sus comentarios no tiene rebozo en identificarse, pues en esta ocasión (nº. 20, de febrero de 2010) D. José María de Montells y Galán subscribe tales comentarios que, por otra parte, resultan menos enojosos que los de su anónimo antecesor en esa tarea y tribuna. No obstante, me califica reiteradamente de valiente, supongo que en oposición a mi adjetivación de cobarde de quien aún permanece en el anonimato, quien en aquella ocasión me acusara de plagio y de decir lo que jamás he dicho.

Como, pese a la crisis, mi vida activa funcionarial aún tiene expectativas de alargarse, y otras muchas obligaciones serias no me dejan tanto tiempo libre como al parecer goza D. José Mª. de Montells (merecido ocio después de sus servicios en las administraciones central y autonómica a las que dedicó sus desvelos), no puedo ni quiero, enzarzarme en estériles discusiones personales carentes de interés para los estudiosos de la nobiliaria. Un consejo: en una revista con nombre latino, cuiden las locuciones en esa lengua: ad pedem leterem (2ª y 3ª líneas del párrafo 2º de la segunda columna de la pág. 13) no parece errata sino novedad en su argot, siendo más correcto decir ad pedem litterae; caben igualmente ad pedem litteram o ad litteram pedem, pero “leterem” resulta chocante.

Nada de lo aportado en su exposición acerca de las vicisitudes históricas de la Orden de San Lázaro altera mi postura respecto a la misma: la Orden de San Lázaro existe en nuestros días y quedó bajo la soberanía de la Dinastía de Saboya con el nombre de Orden de los Santos Mauricio y Lázaro, y hoy es su Soberano el Duque Amadeo, contestado, como es bien sabido, por su primo Víctor Manuel. Conviene, no obstante, aclarar al lector que el que algunos descendientes de la dinastía francesa se hayan vinculado más o menos con la entidad que dice continuar la orden de San Lázaro que se mantuvo en Francia hasta el siglo XIX no quiere decir que los legítimos Jefes de la Casa de Francia den por buenas esas actitudes. Eso sería tanto como dar validez para la Dinastía capeta a otra de las varias entidades que usan el nombre de San Lázaro; me refiero a la que sigue los dictados de los Orleáns, tan descendientes de los Reyes cristianísimos como la rama de los duques de Sevilla. Imagino que D. José Mª. de Montells no se mostrará de acuerdo con la postura al respecto del autodenominado Duque de Francia y de su sobrino, Carlos Felipe de Orleáns. Aunque quizás sí, pues resulta que el difunto personaje que en los años 70 y 80 del siglo XX se tituló Volodar de Ucrania y tantas otras cosas, al que don José Mª. de Montells apoyó públicamente en su travesía a bordo de la nave de la “Orden Ecuménica de Malta”, ingresó en la “Orden de San Lázaro” de los Orleáns.

En fin, no quiero confundir más aún a los lectores auténticamente aficionados a la Historia; como todos saben, el tiempo termina siempre descubriendo a una hermosa mujer, la Verdad. Quiero finalizar resaltando que nunca me he permitido comentar las labores que realicen quienes se agrupan en la entidad a la que pertenece D. José Mª. de Montells, como tampoco he entrado a emitir juicios sobre sus actitudes personales, cosa que, sin embargo, él hace habitualmente.

Sin otro particular, les saluda agradecido José Luis Sampedro Escolar, Numerario de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía y Presidente en funciones de la Asociación de Diplomados en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria.

OPÚSCULO

An outline of heraldry, que se podría traducir como un esbozo sobre heráldica. Uno de los mejores opúsculos, no se puede llamar libro a veintitantas hojas, que he leído sobre nuestra ciencia. Profusamente ilustrado, de marcado acento británico, es obra de Robert Innes-Smith.El prólogo viene firmado por quien fuera Clarenceux rey de armas y fundador de la sociedad heráldica: el afamado heraldista John Brooke-Little cuya fotografía, ataviado con tabardo y cetro de su oficio, concluye esta efímera entrada.

martes, 2 de febrero de 2010

BARONET

El reino unido de Gran Bretaña mantiene un sistema premial de corte tradicional. Así, aquellos a los que la sociedad adeuda, por sus méritos contraídos, un especial reconocimiento son ennoblecidos con un título. Pero el título que con más frecuencia es utilizado para reconocer la especial entrega a la sociedad no es coincidente con el resto de los que en nuestra Europa se han venido utilizando: Estoy hablando del título de baronet.La nobleza británica posee, además de los títulos comunes con el resto de Europa, esta otra merced nobiliaria que no es equiparable stricto sensu con ninguna otra de las utilizadas en las sociedades civilizadas.La nobleza titulada, aparte los propios monarcas, se ha escalafonado tradicionalmente en los títulos de príncipe, duque, marqués, conde, vizconde y barón. La merced nobiliaria de baronet se sitúa por debajo de los anteriores y no comporta una nobleza equivalente, sino de categoría inferior.Este título de baronet fue creado, con ánimo recaudatorio, por el rey Jacobo I en 1611. La voluntad regia buscaba ennoblecer a aquellos hijos segundones de los terratenientes ingleses que se trasladaban a la conquistada Irlanda como colonos y obtener ingresos a través de esta concesión. Para otorgar la merced se requería, en una consideración muy mercantilista de la nobleza, la posesión de un patrimonio superior a las mil libras del momento.En el reino de Escocia, del que Jacobo I fue antes soberano, se creó el mismo título unos años más tarde, en 1625, para enviar igualmente colonos a las tierras americanas de Nueva Escocia, hoy una provincia canadiense, cuyas armas, no obstante, recuerdan aquel origen.Este título de baronet se ha otorgado con profusión desde el siglo XIX. La propia reina Victoria I de Inglaterra definió esta merced nobiliaria como “la forma de ennoblecer a la clase mediaAsí, el título de baronet se ha concedido a ilustres doctores, a abogados de renombre, a los alcaldes de Londres, a empresarios de prestigio, a afamados escritores y músicos, y a un buen número de políticos.Los baronets son reconocidos además a través de su heráldica toda vez que, desde el tiempo de su creación, venían obligados a añadir a sus armas, bien como un aumento de honor, bien en franco cuartel, o bien en un escusón, una mano de gules en campo de plata, la llamada mano sangrienta del Ulster, cuyo origen se remonta a los símbolos usados por los primeros pobladores de aquella isla.Todavía hoy, las armas de la provincia inglesa del Ulster recogen esta mano de gules:Esta merced no obstante, como se ha explicado, no comporta una nobleza equiparable a la del resto de títulos a pesar de su carácter hereditario. Así, los demás poseedores de mercedes nobiliarias gozan del privilegio de integrar la cámara de los lores en tanto que los baronets carecen de dicha capacidad.En relación a su tratamiento no anteceden a su nombre la partícula lord, como el resto de la nobleza titulada, sino la palabra sir, al igual que los caballeros de las órdenes de caballería de aquellos lares.Para terminar, reseñar que si hubiera que buscar un equivalente en estos reinos que hoy son España, la condición de naturaleza más similar sería la del hidalgo anterior a la confusión de estados de la década de los treinta del siglo XIX, cuando la administración del Estado reconocía esta dignidad.