
Al hilo de la anécdota que el propio monseñor Heim explicó, relativa a la propuesta que recibió del santo padre Juan XXIII de creación de una oficina encargada de los asuntos heráldicos en el seno de la Iglesia, que se ha reseñado ya en varias ocasiones en este blog, se desea recordar, improbable lector, que esa oficina había existido con anterioridad. En consecuencia no se hubiera tratado de una creación ex novo, sino de una recreación.

Y es que, antes de la incorporación violenta al reino de Italia, siendo los Estados Pontificios un reino independiente, en 1853, se fundó el Instituto Heráldico Romano. Cuyo fin era regular el diseño de creación y el posterior uso de armas por parte de los eclesiásticos.


No parece descabellado que, ante este retorno a costumbres que ya muchos consideraban desgraciadamente perdidas, se pueda aun aspirar a que se recree ese Instituto Heráldico del Vaticano, que tan necesario orden establecería en la elección de armas por parte de los prelados y demás dignidades eclesiásticas.

.jpg)