martes, 2 de febrero de 2010

BARONET

El reino unido de Gran Bretaña mantiene un sistema premial de corte tradicional. Así, aquellos a los que la sociedad adeuda, por sus méritos contraídos, un especial reconocimiento son ennoblecidos con un título. Pero el título que con más frecuencia es utilizado para reconocer la especial entrega a la sociedad no es coincidente con el resto de los que en nuestra Europa se han venido utilizando: Estoy hablando del título de baronet.La nobleza británica posee, además de los títulos comunes con el resto de Europa, esta otra merced nobiliaria que no es equiparable stricto sensu con ninguna otra de las utilizadas en las sociedades civilizadas.La nobleza titulada, aparte los propios monarcas, se ha escalafonado tradicionalmente en los títulos de príncipe, duque, marqués, conde, vizconde y barón. La merced nobiliaria de baronet se sitúa por debajo de los anteriores y no comporta una nobleza equivalente, sino de categoría inferior.Este título de baronet fue creado, con ánimo recaudatorio, por el rey Jacobo I en 1611. La voluntad regia buscaba ennoblecer a aquellos hijos segundones de los terratenientes ingleses que se trasladaban a la conquistada Irlanda como colonos y obtener ingresos a través de esta concesión. Para otorgar la merced se requería, en una consideración muy mercantilista de la nobleza, la posesión de un patrimonio superior a las mil libras del momento.En el reino de Escocia, del que Jacobo I fue antes soberano, se creó el mismo título unos años más tarde, en 1625, para enviar igualmente colonos a las tierras americanas de Nueva Escocia, hoy una provincia canadiense, cuyas armas, no obstante, recuerdan aquel origen.Este título de baronet se ha otorgado con profusión desde el siglo XIX. La propia reina Victoria I de Inglaterra definió esta merced nobiliaria como “la forma de ennoblecer a la clase mediaAsí, el título de baronet se ha concedido a ilustres doctores, a abogados de renombre, a los alcaldes de Londres, a empresarios de prestigio, a afamados escritores y músicos, y a un buen número de políticos.Los baronets son reconocidos además a través de su heráldica toda vez que, desde el tiempo de su creación, venían obligados a añadir a sus armas, bien como un aumento de honor, bien en franco cuartel, o bien en un escusón, una mano de gules en campo de plata, la llamada mano sangrienta del Ulster, cuyo origen se remonta a los símbolos usados por los primeros pobladores de aquella isla.Todavía hoy, las armas de la provincia inglesa del Ulster recogen esta mano de gules:Esta merced no obstante, como se ha explicado, no comporta una nobleza equiparable a la del resto de títulos a pesar de su carácter hereditario. Así, los demás poseedores de mercedes nobiliarias gozan del privilegio de integrar la cámara de los lores en tanto que los baronets carecen de dicha capacidad.En relación a su tratamiento no anteceden a su nombre la partícula lord, como el resto de la nobleza titulada, sino la palabra sir, al igual que los caballeros de las órdenes de caballería de aquellos lares.Para terminar, reseñar que si hubiera que buscar un equivalente en estos reinos que hoy son España, la condición de naturaleza más similar sería la del hidalgo anterior a la confusión de estados de la década de los treinta del siglo XIX, cuando la administración del Estado reconocía esta dignidad.