miércoles, 3 de febrero de 2010

CARTA ABIERTA DE DON JOSÉ LUIS SAMPEDRO ESCOLAR

CARTA ABIERTA A ATAVIS ET ARMIS
Por José Luis Sampedro Escolar

Una vez más, en poco tiempo, he de agradecer el interés que esa publicación demuestra para con el abajo firmante. Que una publicación como la suya, con su prestigio en los medios culturales, investigadores, nobiliaristas, académicos y universitarios, mencione a alguien en los términos que me dedica, le garantiza un lugar señero en ellos.

Veo, además, con regocijo, que, si antes se ocupaba de mí anónimamente, ahora el autor de sus comentarios no tiene rebozo en identificarse, pues en esta ocasión (nº. 20, de febrero de 2010) D. José María de Montells y Galán subscribe tales comentarios que, por otra parte, resultan menos enojosos que los de su anónimo antecesor en esa tarea y tribuna. No obstante, me califica reiteradamente de valiente, supongo que en oposición a mi adjetivación de cobarde de quien aún permanece en el anonimato, quien en aquella ocasión me acusara de plagio y de decir lo que jamás he dicho.

Como, pese a la crisis, mi vida activa funcionarial aún tiene expectativas de alargarse, y otras muchas obligaciones serias no me dejan tanto tiempo libre como al parecer goza D. José Mª. de Montells (merecido ocio después de sus servicios en las administraciones central y autonómica a las que dedicó sus desvelos), no puedo ni quiero, enzarzarme en estériles discusiones personales carentes de interés para los estudiosos de la nobiliaria. Un consejo: en una revista con nombre latino, cuiden las locuciones en esa lengua: ad pedem leterem (2ª y 3ª líneas del párrafo 2º de la segunda columna de la pág. 13) no parece errata sino novedad en su argot, siendo más correcto decir ad pedem litterae; caben igualmente ad pedem litteram o ad litteram pedem, pero “leterem” resulta chocante.

Nada de lo aportado en su exposición acerca de las vicisitudes históricas de la Orden de San Lázaro altera mi postura respecto a la misma: la Orden de San Lázaro existe en nuestros días y quedó bajo la soberanía de la Dinastía de Saboya con el nombre de Orden de los Santos Mauricio y Lázaro, y hoy es su Soberano el Duque Amadeo, contestado, como es bien sabido, por su primo Víctor Manuel. Conviene, no obstante, aclarar al lector que el que algunos descendientes de la dinastía francesa se hayan vinculado más o menos con la entidad que dice continuar la orden de San Lázaro que se mantuvo en Francia hasta el siglo XIX no quiere decir que los legítimos Jefes de la Casa de Francia den por buenas esas actitudes. Eso sería tanto como dar validez para la Dinastía capeta a otra de las varias entidades que usan el nombre de San Lázaro; me refiero a la que sigue los dictados de los Orleáns, tan descendientes de los Reyes cristianísimos como la rama de los duques de Sevilla. Imagino que D. José Mª. de Montells no se mostrará de acuerdo con la postura al respecto del autodenominado Duque de Francia y de su sobrino, Carlos Felipe de Orleáns. Aunque quizás sí, pues resulta que el difunto personaje que en los años 70 y 80 del siglo XX se tituló Volodar de Ucrania y tantas otras cosas, al que don José Mª. de Montells apoyó públicamente en su travesía a bordo de la nave de la “Orden Ecuménica de Malta”, ingresó en la “Orden de San Lázaro” de los Orleáns.

En fin, no quiero confundir más aún a los lectores auténticamente aficionados a la Historia; como todos saben, el tiempo termina siempre descubriendo a una hermosa mujer, la Verdad. Quiero finalizar resaltando que nunca me he permitido comentar las labores que realicen quienes se agrupan en la entidad a la que pertenece D. José Mª. de Montells, como tampoco he entrado a emitir juicios sobre sus actitudes personales, cosa que, sin embargo, él hace habitualmente.

Sin otro particular, les saluda agradecido José Luis Sampedro Escolar, Numerario de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía y Presidente en funciones de la Asociación de Diplomados en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria.