miércoles, 9 de febrero de 2011

OPINIÓN SOBRE EL TÍTULO DEL BARÓN DE GAVÍN

EL BARÓN DE GAVÍN

Alfonso de Ceballos-Escalera y Gila
Marqués de La Floresta
Doctor en Derecho, Ciencias Políticas e Historia


Mi distinguido amigo: unas líneas nada más que para hacer algunas puntualizaciones acerca del suceso que atañe a don Manuel Fuertes de Gilbert y Rojo, que desde 1981 se titula Barón de Gavín.

He leído con atención el texto del señor Armand de Fluvià i Escorsa, distinguido miembro de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, y sin duda uno de los más respetados nobiliaristas y genealogistas hispanos, y he concluido que su estudio es irreprochable, y que es evidente que para lograr la “rehabilitación” del título aragonés de Barón de Gavín se falsificó nada menos que un real decreto de 1706. No tengo ninguna duda al respecto, ya que las conclusiones de Fluvià vienen a coincidir y a confirmar mis propias investigaciones en otros archivos, que vengo difundiendo desde hace tiempo: ese título de Barón de Gavín, como tal Título de Aragón o Título del Reino, no existió jamás hasta que alguien se lo inventó en 1978, falsificando como digo un documento regio.

Y esto no es ya una cuestión heráldica, una de tantas rencillas entre genealogistas, como algunos han querido presentar en este blog para desentenderse del asunto, sino que es un hecho que entra de lleno en el Código Penal –porque, de momento, la falsificación de un documento oficial, aunque date de 1706, está tipificado como delito-, y sobre todo afecta al buen nombre y al buen desempeño científico y profesional de todos los genealogistas y nobiliaristas españoles.

El señor Fuertes de Gilbert, cuya amistad tuve muchos años –y no tengo nada de lo que arrepentirme por ello- es una persona intelectualmente brillante, y de un trato ameno, afable y grato. Vale mucho como persona, pero no es quien dice ser: un noble español. En la clase nobiliaria española, no es solamente un advenedizo: es un intruso. Yo no sé si fue o no fue él quien indujo o produjo esa falsificación probada, quizá no lo fuese –aunque lo cierto es que él firmó la instancia al Rey, y él acompañó el documento falsificado que engañó al monarca y al ministro de Justicia-, pero es que no me corresponde a mí acusarle. Pero sí que me toca, como miembro de la Nobleza histórica española, como Título de Aragón, como presidente de la Unión de la Nobleza de España, como presidente de la Federación Española de Genealogía, Heráldica y Ciencias Históricas, y, en fin, como fundador y primer director de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, llamar la atención de los ciudadanos sobre estos lamentables hechos, estudiarlos poniendo el dedo en la llaga, y denunciarlos ante la comunidad científica, ante la Nobleza española, y en su momento ante la Fiscalía General del Estado.

Insisto: no estamos ante dos genealogistas enzarzados en sus rencillas personales: estamos ante un hecho delictivo que perturba y perjudica a quienes nos dedicamos a los estudios históricos, y también a toda la Nobleza española. Y por eso hay que afrontar el problema tanto desde el punto de vista científico, como social, como penal.

Al señor Fuertes de Gilbert, todo el respeto que merece como persona; al falso Barón de Gavín, nuestra censura, nuestro desprecio y nuestra denuncia hasta lograr que deje de detentar una merced nobiliaria que no le corresponde.

Un cordial saludo de su dedicado:
FLORESTA