miércoles, 17 de noviembre de 2010

BRILLANTE APORTACIÓN DE DON CARLOS CERDA ACEVEDO


Desde el otro lado del mar remite recado electrónico don Carlos Cerda Acevedo. Don Carlos, barón del Real Derecho, en el reino del Maestrazgo, viejo conocido de este lugar virtual, es el redactor del imprescindible blog de Derecho heráldico. Éstas son sus sabias palabras:

Estimado don José Juan:

Junto con saludarle, expreso mi adhesión al juicio de los heraldistas más autorizados que han considerado a su bitácora cual tribuna de la comunidad heráldica que, de continuar, no es extraño que se transforme en un foro sobre la ciencia heroica.

Por otra parte, quisiera contribuir a la respuesta de la cuestión planteada en su publicación del día lunes 8 de noviembre con respecto a las armas históricas de la otrora ciudad de Antequera, hoy Oaxaca de Juárez, perteneciente a los Estados Unidos Mexicanos.
En mi falible opinión, y aportando al juicio emitido por el señor don Santiago Soffiantini, es posible que el escudo de armas de la antigua ciudad de Antequera no tenga por causa eficiente a las Armas de las Indias Occidentales por una razón cronológica, según la literatura que he consultado: las armas originales de la hoy Oaxaca fueron concedidas por el emperador D. Carlos V mediante Real Cédula de 25 de abril de 1532; mientras que el blasón de las Indias –consistente en un escudo dividido en pal, con torre de plata en campo azul al flanco diestro; y al siniestro, león rampante de gules en campo de plata– fue adoptado durante el reinado de D. Felipe II por virtud de la así llamada Unión Ibérica que permitió unir a las Indias orientales (pertenecientes al Reino de Portugal) con las indias occidentales (vinculadas a la Corona de Castilla), merced a lo prevenido en los instrumentos jurídicos de las Bulas de S.S. Alejandro VI y del Tratado de Tordesillas.
Luego, el blasón de las Indias no podría tomarse cual causa de las armas municipales de la entonces Antequera, por cuanto aquélla es de época ulterior a ésta. Sin embargo, la hipótesis planteada por don Santiago Agustín no es incorrecta, puesto que la evidencia muestra que los monarcas españoles elegían con frecuencia al león rampante como signo de vinculación de los territorios del Nuevo Mundo a la corona castellano-leonesa.
En efecto, e insistiendo que es mi falible parecer, las armas de la antigua Antequera de Guaxaca son un ejemplo de blasones municipales otorgados por concesión soberana, costumbre según la cual el príncipe distinguía al escudo de una ciudad con la incorporación de un mueble o figura propios de las armas del reino o imperio al que formaban parte o estaban jurídicamente vinculados, vale decir, estamos hablando de las armas municipales de procedencia.
Así, el derecho heráldico indiano tiene diversas fuentes históricas que demuestran que las armas municipales de las ciudades de las Indias eran compuestas por muebles o figuras derivadas de las armas de Castilla y León, por cuanto los territorios de Nuevo Mundo estaban vinculados jurídicamente a esta corona. Por ejemplo, y con un indudable parecido a las de la ciudad de Antequera, podemos observar las armas concedidas a la ciudad de Santiago de Chile, otorgadas por el Emperador D. Carlos V mediante Real Cédula de 5 de abril de 1552: en campo de plata, un león al natural, uñado y linguado, con su espada desnuda en la mano y por orla 8 veneras de oro en campo azur; composición cuya analogía advirtió, con perspicacia, el compatriota heraldista señor D. Walter Gallegos en su mensaje publicado el 15 del corriente en esta Tribuna.
Como puede observarse, en ambas armas edilicias va incorporado el “león rampante” propio del cuartelado castellano-leonés del Escudo de Castilla. Otros ejemplos son el escudo de la entonces Villa de San Cristóbal de Los Llanos (hoy Chiapas, México) que también llevan el león rampante según lo indica la Real Cédula de 1° de marzo de 1535 también dictada por el mismo monarca; las armas antiguas de la ciudad de Cartagena de Indias, Colombia, otorgadas por Real Cédula de D. Felipe II con fecha 23 de diciembre de 1574, con dos leones rampantes; etc.
Insisto nuevamente que esta es una mera opinión, por lo que siempre serán bienvenidas otras que puedan rebatir o complementar con mayor fundamentación, lo que en caso alguno daña la promoción del estudio de la ciencia heroica, sino que garantiza su vigencia; propósito noble con el que pretendemos defender el patrimonio cultural común de quienes, siguiendo la elegante oración del Vizconde de Portadei, pertenecemos a naciones que aún hablan y rezan en español.

Reciba Vd. mi atento saludo
CARLOS ALBERTO CERDA ACEVEDO