jueves, 2 de septiembre de 2010

MACEROS, Y IV

Para concluir esta breve serie, hoy se unen las ideas expuestas en las tres anteriores entradas: Por un lado se recordó que existen funcionarios que visten las armas del rey,
de su región o del ayuntamiento para el que trabajan,
manifestando de esa forma que el ejercicio de su potestad se realiza en nombre de una autoridad superior.
Por otro lado, se expuso que esos funcionarios se valen de varas, cetros, bastones, palos en un lenguaje vulgar, que simbolizan su capacidad punitiva, de castigo, para la defensa de la autoridad a la que sirven y que han recibido muy diferentes denominaciones, siendo la tradicional la de maceros.


Y por fin, ayer mismo, se puso de manifiesto el significado territorial de nuestro escudo nacional,
que representa en sus cuarteles al conjunto de la geografía patria.
Hoy, uniendo esas exposiciones, se desea llamar su atención, improbable lector, sobre los maceros que realizan su labor en el seno de las Cortes de España.
Las cortes sirven hoy, igual que antaño, como órgano de elaboración, y en su caso aprobación, de las leyes con las que se regirá el conjunto de la ciudadanía.
Esas cortes son, en consecuencia, verdaderas cámaras de representación del conjunto de españoles que, en el ejercicio de su propia soberanía, elijen quienes les representen ante ese órgano colegiado.
No es baladí la expresión antepuesta el conjunto de los españoles, como en seguida se comprobará.
Los maceros de las cortes visten tabardo ceremonial sobre el que se disponen armerías y lucen mazas, hoy ya como testimonio, en cualquier caso de estética factura.
Como se observa en las fotografías que se insertan, la heráldica que lucen estos maceros de las cortes españolas es en todo punto incorrecta.
Efectivamente, se trata de un partido de los reinos de Castilla y León, armerías cuyos muebles se reproducen igualmente en las prendas que visten sus cabezas y bocamangas.
Pero, como se ha reseñado, las cortes son el órgano legislativo en el que se reúnen los representantes de todos los españoles. De todos ellos. Y sin embargo, la heráldica de sus maceros indica que se trata únicamente de las cortes de dos de los reinos, de Castilla y de León,
no del conjunto de los territorios que conforman España.
Se concluye redundando en la idea expuesta: La heráldica, en general, debe venir respaldada por un contenido, por un significado cierto. Máxime atendiendo a las armerías de una institución de representación de la nación en conjunto, las cortes españolas, que consecuentemente deben manifestar la autoridad de toda la geografía patria a través de sus armas.