Tiempo ha se hablaba en este tedioso blog de la toma de posesión de la sede primada por el arzobispo don Braulio Rodríguez Plaza, quien fuera nuestro confesor familiar durante años.
En aquella ocasión se expusieron sus armas que, como recordará improbable lector, se orlaban con el collar de la Hermandad de caballeros mozárabes de Toledo.Hoy se trae noticia de la solemne imposición a monseñor Rodríguez Plaza del propio collar que denota su jerarquía de hermano mayor de la hermandad y su responsabilidad como Superior del rito mozárabe. La ceremonia tuvo lugar en iglesia mozárabe de las santas Justa y Rufina, en Toledo, el pasado treinta de junio.En la fotografía anterior se observa con relativa claridad el collar que viste el arzobispo, junto a la venera de caballero mozárabe que luce un sacerdote.La imagen siguiente muestra al alcalde de la capital toledana vistiendo el mismo collar.Se expone a continuación, a modo de curiosidad, el texto institucional que la diócesis de Toledo mantiene en la red sobre las armas del primado:
En aquella ocasión se expusieron sus armas que, como recordará improbable lector, se orlaban con el collar de la Hermandad de caballeros mozárabes de Toledo.Hoy se trae noticia de la solemne imposición a monseñor Rodríguez Plaza del propio collar que denota su jerarquía de hermano mayor de la hermandad y su responsabilidad como Superior del rito mozárabe. La ceremonia tuvo lugar en iglesia mozárabe de las santas Justa y Rufina, en Toledo, el pasado treinta de junio.En la fotografía anterior se observa con relativa claridad el collar que viste el arzobispo, junto a la venera de caballero mozárabe que luce un sacerdote.La imagen siguiente muestra al alcalde de la capital toledana vistiendo el mismo collar.Se expone a continuación, a modo de curiosidad, el texto institucional que la diócesis de Toledo mantiene en la red sobre las armas del primado:
ESCUDO Y LEMA EPISCOPALES
El cayado en forma de cruz, anclado en medio del oleaje del mundo, divide en cuatro cuarteles el cielo dorado. Es el símbolo de Cristo, Pastor Bonus, Crucificado, Resucitado y Glorificado, clave interpretativa y centro del universo.
En la sucesión apostólica, el Arzobispo ha sido llamado para apacentar una porción del pueblo de Dios, que es la Iglesia, representada en la barca y cuyo mástil es Cristo. Su plenitud se encuentra en el misterio de la cruz y en la resurrección de Jesucristo. Éste es el Evangelio que ha de predicar a tiempo y a destiempo —representado en el libro abierto de los Evangelios—, remando en el mar de la vida, superando vientos y vendavales.
Para ello cuenta con la protección maternal de María, representada en el astro circundado por el báculo. Ella es la estrella radiante del eterno amanecer y de la constante evangelización.A este escudo se le añadirá, en breve, la Cruz Mozárabe con su collar, como Superior responsable del Rito Hispano-Mozárabe y protector de la Comunidad Mozárabe de Toledo. Es tradición que la citada Comunidad imponga la Cruz a los Arzobispos toledanos, tras su toma de posesión, que la incorporan a su escudo episcopal.
Pocas tradiciones perviven a lo largo de los siglos con la intensidad que lo ha hecho la comunidad mozárabe de Toledo. Quizás la única de origen religioso que permanece viva y mantiene su liturgia, de origen hispano-godo, desde que estas tierras estuviesen bajo dominación árabe. Los mozárabes, antiguos pobladores de la Península Ibérica que, durante la dominación islámica se arabizaron, mantuvieron a pesar de la conquista su fe cristiana, sus iglesias y las costumbres de sus mayores, agrupándose en parroquias personales, como Santa Justa y Rufina, San Marcos, San Lucas, Santa Eulalia, San Sebastián y San Torcuato, incluso después de la Reconquista, situando en Toledo una especie de sede y lugar de referencia para no perder su identidad.
En la sucesión apostólica, el Arzobispo ha sido llamado para apacentar una porción del pueblo de Dios, que es la Iglesia, representada en la barca y cuyo mástil es Cristo. Su plenitud se encuentra en el misterio de la cruz y en la resurrección de Jesucristo. Éste es el Evangelio que ha de predicar a tiempo y a destiempo —representado en el libro abierto de los Evangelios—, remando en el mar de la vida, superando vientos y vendavales.
Para ello cuenta con la protección maternal de María, representada en el astro circundado por el báculo. Ella es la estrella radiante del eterno amanecer y de la constante evangelización.A este escudo se le añadirá, en breve, la Cruz Mozárabe con su collar, como Superior responsable del Rito Hispano-Mozárabe y protector de la Comunidad Mozárabe de Toledo. Es tradición que la citada Comunidad imponga la Cruz a los Arzobispos toledanos, tras su toma de posesión, que la incorporan a su escudo episcopal.
Pocas tradiciones perviven a lo largo de los siglos con la intensidad que lo ha hecho la comunidad mozárabe de Toledo. Quizás la única de origen religioso que permanece viva y mantiene su liturgia, de origen hispano-godo, desde que estas tierras estuviesen bajo dominación árabe. Los mozárabes, antiguos pobladores de la Península Ibérica que, durante la dominación islámica se arabizaron, mantuvieron a pesar de la conquista su fe cristiana, sus iglesias y las costumbres de sus mayores, agrupándose en parroquias personales, como Santa Justa y Rufina, San Marcos, San Lucas, Santa Eulalia, San Sebastián y San Torcuato, incluso después de la Reconquista, situando en Toledo una especie de sede y lugar de referencia para no perder su identidad.
El lema episcopal
El lema episcopal del nuevo Arzobispo de Toledo es No me avergüenzo del Evangelio, que aparece también en su sello. Está tomado de la carta de san Pablo a los Romanos, donde el Apóstol escribe: «Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es una fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree: del judío primeramente y también del riego» (Rom 1, 16). Pablo sabe que el evangelio es el único poder de Dios para la salvación y dedica su vida entera, en medio de grandes dificultades y peligros, a ser testigo de la Buena Noticia que el mismo Señor le reveló, siendo testigo de ella con su martirio en Roma.
Estas palabras del Apóstol que el Sr. Arzobispo eligió para su lema episcopal, al finalizar el Año Paulino, adquieren para todo la Iglesia Diocesana plena actualidad. Con ellas, al tiempo que don Braulio desea resumir la finalidad de su pontificado, urge a todos los fieles de la Archidiócesis Primada a ser testigos de esta Buena Noticia.
Estas palabras del Apóstol que el Sr. Arzobispo eligió para su lema episcopal, al finalizar el Año Paulino, adquieren para todo la Iglesia Diocesana plena actualidad. Con ellas, al tiempo que don Braulio desea resumir la finalidad de su pontificado, urge a todos los fieles de la Archidiócesis Primada a ser testigos de esta Buena Noticia.