sábado, 31 de julio de 2010

SÁBADO: IMÁGENES

Hoy se proponen a su inteligente consideración, improbable lector, un par de fotografías. En ambas se observa al abad Gregorio, de la abadía cisterciense de Stift Heiligenkreuz, en Wienerwald, Austria.Lo llamativo de ambas imágenes es que se cumple la norma eclesiástica, hoy prácticamente olvidada, que establece que el báculo de los abades mitrados debe vestir, para ser distinguido del episcopal, un velo pendiente del inicio del nudo.Desde la publicación de la obra La heráldica en la iglesia católica, sus orígenes, costumbres y leyes, la Iglesia cuenta, de facto, con un canon, con una ley compilada a cumplir en materia heráldica. Su autor, el patrono de los heraldistas, fue monseñor Bruno Bernard Heim, de santa memoria,del que en múltiples ocasiones se ha escrito en este tedioso blog, quien, si bien nunca fue prefecto de la oficina heráldica vaticana porque él mismo impidió que se recreara, alcanzó oficiosamente ese empleo merced al prestigio adquirido con los diseños de las armerías de los cuatro últimos papas que reinaron con anterioridad al actual.En esta magna obra, el arzobispo Heim recordó que la obligación de los abades de añadir a su báculo un velo procede del privilegio, que desde antiguo únicamente poseían los obispos y no los abades, de vestir guantes litúrgicos. En consecuencia, para evitar el contacto de los dedos con el báculo, los abades debían disponer un velo al inicio del nudo.Las imágenes expuestas demuestran que, efectivamente, el velo es el signo distintivo de un báculo abacial no solo desde un punto de vista heráldico.