Al hilo de las anteriores entradas en las que se puso de manifiesto el buen hacer británico en el mantenimiento de sus tradiciones propias, comunes a la Europa en la que vivimos, al trazar un boceto de diferentes cuestiones concurrentes en la ceremonia de coronación del monarca de Inglaterra, hoy se traen a su consideración, improbable lector, algunas imágenes relativas al asunto de los tabardos heráldicos.Como se expuso, a pesar de ser el monarca fons honorum legítimo de las materias premial y heráldica, estas áreas han sido habitualmente cedidas a verdaderos expertos en estos asuntos. Expertos que, al recibir el encargo regio de entender jurídicamente sobre estas lídes, han gozado de verdadera soberanía en su parcela asignada. Soberanía que, no obstante, se ejercitaba en nombre del rey. Consecuentemente, ha sido costumbre común de los monarcas de nuestro continente otorgar a sus reyes de armas un tabardo. Tabardo de obligado uso para ejercitar las funciones cedidas, en el que se representaban las propias armas del soberano, verdadera en última instancia fuente de honores y distinciones.Este tabardo es de uso habitual no solo entre los reyes de armas, sino también entre los heraldos y persevantes del colegio de armas de Inglaterra. Tabardo que lucen en las ceremonias de corte y que representa las armas de monarca de Inglaterra, un cuartelado de primero y cuarto de Inglaterra, segundo de Escocia y tercero de Irlanda, este último de azur con el arpa del rey David de oro.Tabardos que lucen en la investidura anual, siempre en el mes de junio, de los nuevos caballeros y damas de la orden de la Jarretera en el castillo de Windsor.Tabardo que también distingue al rey de armas del reino de Escocia, lord Lyon, y al resto de heraldos y persevantes de aquel reino, con un cuartelado del mismo monarca británico alterando los cuarteles, siendo primero y cuarto de Escocia, segundo de Inglaterra y tercero de Irlanda.Es conocido también el tabardo que expone el III marqués de la Floresta en una página en inglés, como propio del ejercicio de su función heráldica como cronista de armas de Castilla y León, en el que añade a las de aquella región sus propias armas en las mangas.Y es que en nuestra propia nación, los reyes de armas, que hasta el fin del reinado de Alfonso XIII fueron miembros de la real casa, vestían tabardo para ejercer determinadas funciones de corte. Tabardos en los que se representaban las armas grandes del rey de España en un soberbio diseño: