Nuevo mensaje de don José María Montells que continúa el interesante asunto que comenzó con la legitimidad histórica de la orden de san Lázaro, derivó hacia la provechosa cuestión de la orden ecuménica de Malta y ahora derrota hacia el ameno caso del falso príncipe don Alexis de Anjou.
Mi qdo. amigo:
Veo en el blog otra desafortunada intervención del Sr. Sampedro con relación a la Orden Ecuménica de Malta y mi supuesta defensa de la citada organización. A este académico de la matritense le recomiendo que me lea más.
Ya relaté hace tiempo por escrito, mi gran amistad (de la que no reniego un ápice) con don Alexis de Anjou, a lo que parece falso príncipe que, por educación y generosidad, merecería haber sido verdadero y mi relación con dicha entidad maltesa.
Me extraña esta fijación con el personaje. Quizá sea cierto lo que Alexis afirmaba del docto e ilustre académico y que éste negaba con rotundidad, que era un gran amigo suyo y firme partidario de su causa. En todo caso, me parece que esta polémica, nada aporta al lector y que aburre a las ovejas.
Así que renuncio a seguir manteniendo una disputa que roza lo pueril e intrascendente. Y una vez más, reciba mi gratitud.
José María Montells y Galán
Mi qdo. amigo:
Veo en el blog otra desafortunada intervención del Sr. Sampedro con relación a la Orden Ecuménica de Malta y mi supuesta defensa de la citada organización. A este académico de la matritense le recomiendo que me lea más.
Ya relaté hace tiempo por escrito, mi gran amistad (de la que no reniego un ápice) con don Alexis de Anjou, a lo que parece falso príncipe que, por educación y generosidad, merecería haber sido verdadero y mi relación con dicha entidad maltesa.
Me extraña esta fijación con el personaje. Quizá sea cierto lo que Alexis afirmaba del docto e ilustre académico y que éste negaba con rotundidad, que era un gran amigo suyo y firme partidario de su causa. En todo caso, me parece que esta polémica, nada aporta al lector y que aburre a las ovejas.
Así que renuncio a seguir manteniendo una disputa que roza lo pueril e intrascendente. Y una vez más, reciba mi gratitud.
José María Montells y Galán