viernes, 26 de junio de 2009

MARQUESADO DE PERALTA

Hoy la Iglesia celebra la santidad de vida y el consiguiente ejemplo para los cristianos de san José María Escrivá de Balaguer y Albás, Corzán y Blanc, III marqués de Peralta. Tan gran festividad se celebrará en este blog proponiendo a su consideración, improbable lector, un breve apunte sobre el marquesado de Peralta.

Es el marquesado de Peralta un título singular toda vez que nació como título del Sacro Imperio Romano, posteriormente se convirtió en merced nobiliaria del Estado Vaticano y en la actualidad es un título español.Hemos leído en la red que la génesis del marquesado proviene de la autoridad soberana, del fons honorum, del Emperador Carlos VI del Sacro Romano Imperio, el archiduque Carlos de nuestra guerra de sucesión española, del que se ha venido apuntando algún dato biográfico esta semana. En 1738 concedió esta merced nobiliaria a don Juan Peralta y Franco de Medina, secretario de estado, guerra y justicia del reino de Nápoles, siendo creado I marqués de Peralta. En la lengua originaria del fons honorum, Markgraf von Peralta.En consecuencia, al contrario de lo que aducen algunas fuentes institucionales de la propia prelatura fundada por el III marqués, el título no es español. No proviene de un pretendiente a la corona de España. El archiduque Carlos se convirtió en emperador del sacro Imperio en 1711 renunciando a sus derechos a la corona de España. Es verdad que los títulos que se otorgaron desde 1701 en los territorios de la corona bajo su autoridad, a españoles que lo merecieron fueron reconocidos posteriormente por el bando vencedor de Felipe V. Pero no es este el caso del título de marqués de Peralta que fue concedido en 1738 a un español por el emperador del Sacro Imperio.Consecuentemente con la norma vigente en materia de sucesiones nobiliarias en el Sacro Imperio en el momento de la concesión, podía el título ser solamente transmitido a los varones.

El I marqués de Peralta, don Juan Peralta y Franco de Medina, que vivió entre 1703 y 1743, murió sin descendencia, siendo sucedido en el derecho a la merced por su hermano Esteban que, fallecido en 1763, no solicitó la transmisión de la dignidad.

Igual abandono de la pretensión al marquesado se produjo en el hijo del anterior, Sebastián Peralta y Barrios, que vivió entre 1735 y 1800, y en el hijo de este último, nieto del I marqués, José María Peralta y de la Vega, que vivió entre los años 1763 y 1836 y que, emigrado a la parte de la antigua capitanía general de Guatemala hoy llamada Costa Rica, alcanzó cierta notoriedad política.

El recorrido genealógico de la merced nobiliaria pasa por el hijo primogénito de este último, Bernardino Peralta y Alvarado, sobrino bisnieto del I marqués, y padre de Manuel Peralta y Alfaro, 1847 a 1930, quien fuera embajador ante la corte de nuestros reyes Alfonso XII y Alfonso XIII.Fue por fin este Manuel Peralta y Alfaro quien, en 1881, planteó la posibilidad de suceder en la merced nobiliaria de marqués de Peralta. El asunto era complejo y se iniciaron los trámites ante la Santa Sede considerando que la autoridad del pontífice romano era de alguna forma sucesora del Sacro Imperio.

El papa León XIII, de santa memoria, cuyas armas se exponen a continuación en 1883, accedió a través de breve pontificio a la rehabilitación del marquesado de Peralta. Se designó como legítimo sucesor, sin perjuicio de tercero de mejor derecho, a Manuel Peralta y Alfaro, convertido en el II marqués de Peralta. Posteriormente, el rey don Alfonso XII, a través del ministerio de gracia y justicia, autorizó su uso en España, como era habitual en estos casos.

Fallecido en 1930 en París sin descendencia, el título incurrió en caducidad. La red manifiesta en varias páginas que el actual legítimo sucesor del II marqués es su sobrino nieto, vecino de Costa Rica, don Arnaldo Peralta Ulloa.Por otro lado, en 1967 se presentó ante el ministerio de justicia de España, en nombre del fundador del Opus Dei, la solicitud de rehabilitación del título de marqués de Peralta. Se cuenta que varios de sus hijos espirituales habían iniciado algunos años antes las pesquisas para conocer los antepasados del santo. Al parecer se pretendía demostrar su ascendencia noble. La intención última de esa pretensión de nobleza venía determinada por la voluntad de la Santa Sede de reformar la, entonces, bastante desprestigiada orden soberana de Malta. Con la probanza de nobleza de san José María se alcanzaría su ingreso en la orden soberana, junto con muchos de sus hijos, como don Álvaro del Portillo y, desde dentro, se iniciaría la necesaria reforma.Ante la imposibilidad de enlazar al fundador de la Obra con parientes nobles por los cuatro costados, bien por la destrucción de archivos durante la guerra civil, bien por la verdadera ausencia de nobleza entre sus antepasados, se optó por forzar de alguna forma su ennoblecimiento.Se debe aclarar que un título incurre en caducidad por no haber sido solicitada la carta de sucesión en un plazo determinado. Trascurrido ese plazo, se puede recurrir a la rehabilitación del título y para ello, hoy como ayer, es necesario no solo descender del último poseedor de la merced sino, además, alegar méritos. Méritos que el propio ministerio de justicia valorará otorgando la sucesión por rehabilitación del título a aquel, de los posibles sucesores, que considere más apto en razón de los méritos alcanzados.

Al solicitar la rehabilitación del marquesado de Peralta se presentaron muy variados y desde luego grandes méritos acumulados por el fundador del Opus Dei, si bien en el aspecto de la ascendencia y en el de la explicación de los orígenes del título se produjeron algunas alteraciones.Estas alteraciones se explican, por un lado, por el hecho de carecer de parentesco por varonía, aunque sí por línea femenina por su costado de los Albás y Blanc, con el primer titular del marquesado de Peralta, y por otro, por el error al consignarse que el título fue concedido originalmente en 1718, por el archiduque Carlos de Austria, como pretendiente al trono de España durante la guerra de sucesión, cuando en realidad la merced se concedió en 1738 por el mismo don Carlos, pero como emperador del Sacro Imperio.

Esa alteración de fechas supuso que el título se considerara, por el ministerio de justicia, como español en su origen y en consecuencia transmisible por línea femenina. Lo que se tradujo en la publicación en el boletín oficial del estado de veinticinco de enero de 1968, de la carta de sucesión, por rehabilitación del título, en la persona del entonces monseñor José María Escrivá de Balaguer y Albás, Corzán y Blanc, convertido así en el III marqués de Peralta.
Comprobada la inutilidad del título para los fines pretendidos, en 1972 san José María renunció a favor de su hermano varón, Santiago Escrivá de Balaguer y Albás, quien obtuvo carta de sucesión el diecisiete de noviembre de aquel año, convirtiéndose en el IV marqués de Peralta y hasta la fecha último poseedor legal de la merced nobiliaria. En la fotografía que concluye aparecen ambos hermanos.