viernes, 20 de marzo de 2009

ARZOBISPO DE LORETO

En este espacio virtual se ha hablado, mucho y bien, del que fuera arzobispo del servicio diplomático de la santa sede, monseñor Bruno Bernard Heim.
Fue él quien diseñó las armas de los cuatro papas anteriores al reinante y a punto estuvo de diseñar la heráldica del papa actual toda vez que falleció en 2002 en su Suiza natal, tan solo tres años antes que fuera elegido Benedicto XVI. Desde luego las armas del actual papa hubieran tenido otro tono y sin duda se timbrarían con tiara no con ese extraño tocado oriental.Hoy se propone a su recreo, improbable lector, la heráldica de un arzobispo. El prelado de Loreto, ciudad tan querida para los que somos miembros del Ejército del Aire. Las armas de monseñor Giovanni Tonucci que diseñó monseñor Heim.Esta es la explicación, traducida del italiano, del significado de sus armas que ha redactado el propio arzobispo de Loreto.La tradición de la Iglesia exige que un obispo elija un emblema que lo identifique y, de alguna manera, que lo represente. Ahora se tiende a hablar de logotipo, algo parecido a lo que ocurre en los productos comerciales. Pero en vez de eso se debería utilizar la palabra correcta, escudo de armas. La utilización de las armas propias en documentos, sellos o precintos, lo convierten en algo hermoso y solemne, y sirven para asegurar la autenticidad. Me preguntaban recientemente sobre el lema que he elegido: Prior dilexit nos: Él nos amó primero. Les explico mi escudo, que pueden ver representado junto a estas líneas. El escudo está rematado por una cruz, con dos brazos. Esto indica que se trata del escudo de un arzobispo. El obispo tiene la cruz con un solo brazo. El escudo en sí tiene dos colores, blanco y rojo. Los colores de la bandera de Fano, mi ciudad de origen. Cuando dos antiguas familias, siempre en conflicto, decidieron hacer la paz, el color rojo de una y el blanco de la otra fueron representados juntos, y así se convirtió en un símbolo de armonía en la ciudad. En el centro del escudo, en negro pero con los ojos blancos y negros y el pico y la lengua de color rojo, se representa una cabeza de águila. El estilo del dibujo recuerda un poco el estilo teutónico, y ello puede hacer que sea difícil de entender. De hecho hay quien me preguntó si se trataba de un pescado o un gallo. Con cierta ironía, una persona dijo que se trataba de una gallina borracha. En lugar de lo expuesto, se trata sólo de la cabeza de un águila que, en el estilo que se dice heráldico, está representada en actitud feroz, como si estuviera gritando. El autor del Apocalipsis describe que alrededor del trono del Altísimo existen cuatro seres vivientes: el león, el toro, el hombre y el águila (Juan 4, 6-7). Tradicionalmente se han interpretado como los cuatro evangelistas y el águila fue elegida como símbolo del evangelista Juan. En la antigüedad se creía que el águila era capaz de volar muy alto y mirar directamente al sol permaneciendo sin deslumbrarse. En su Evangelio, san Juan ha expresado ideas tan bellas y profundas como para pensar que podría contemplar de cerca la realidad de Dios, como el águila hace con el sol.La razón por la cual yo quería que el símbolo de san Juan apareciera en mi emblema es fácil de entender: Como ya he dicho, el evangelista predicador del amor por excelencia, es mi patrono de nombre y, aunque mal, intento que su inspiración ilumine mi vida como discípulo y mi servicio como ministro de la Iglesia. Y ahora llegado al santuario de Loreto siento que, como en la oración del aviador, las águilas vuelan alto y ven el sol: un símbolo que me une a mí también a la aviación. A los lados de la cabeza del águila hay otros dos motivos: Sobre el campo blanco una flor roja, mientras que en el campo rojo aparece una estrella blanca.La flor puede ser vista como un símbolo de la caridad, y también un símbolo de la Virgen, tomado de la Letanía de Loreto: rosa mística. También puede ser interpretada como una referencia a los orígenes de mi familia, mis cuatro abuelos eran agricultores, como la flor representa a cada fruto de la tierra. La estrella blanca indica la fe y también un símbolo de María: Stella matutina, la estrella que guía a los marineros, y también como una alusión el mar Adriático, que riega mi ciudad natal de Fano y la vecina de Loreto, y que da a nuestro pueblo los alimentos y trabajo para todo el año. Estos son todos los elementos que componen mi escudo que me acompaña ya durante muchos años. El autor, que fue un gran diseñador de heráldica, lo hizo por mí en 1976 cuando yo estaba a punto de salir de Londres para ir a trabajar en el Vaticano. Fue el arzobispo Bruno Heim, que era entonces Delegado Apostólico en Gran Bretaña. Fue autor de numerosas e importantes creaciones heráldicas, como las de los papas Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II. Murió hace algunos años, en 2002 y por ello no pudo diseñar también el del santo padre Benedicto XVI. Y lo diré, pero en un susurro, que tal vez lo hubiera realizado de forma muy diferente. Monseñor Heim decía que un escudo de armas puede tener un significado simbólico, pero esto no es lo más importante. Un escudo en primer lugar debe ser claro y no resultar cargado con demasiadas figuras, pues parecería un plato de ensalada. ¿Qué significa, después de todo esto, mi escudo? Sólo mi representación, como una de mis fotos o mi firma. Sin embargo, mientras la cara no revela la persona y la firma es difícil de entender, las armas resultan hermosas, claras y elegantes. Y estoy sinceramente y justamente orgulloso.