Como recordará, improbable lector, se explicó que este arzobispo no timbra sus armas con capelo, o al menos inicialmente, tras alcanzar la ordenación episcopal, no lo hizo, sino que se limitó a acolar tras sus armas una cruz procesional como indicativo de su pertenencia al orden episcopal. Y es que eso es lo que determina en un escudo si el individuo que lo ostenta es obispo.
Las armas de este arzobispo se diseñaron por otro arzobispo del que también se habló en este espacio, monseñor Bruno Bernard Heim, de feliz memoria. Se trata del individuo que diseñó las armas de los cuatro últimos papas, como ya se explicó.
Monseñor Wuerl, partió inicialmente sus armas con las de la diócesis de la que era ordinario, Pittsburg, según costumbre de la conferencia episcopal de Estados Unidos. Estas son las armas de la diócesis de Pittsburg:
Quedando sus armas, mientras fue arzobispo de aquella sede y sin timbrar con capelo:
Pero desde hace un año, monseñor Wuerl, abandonó la sede de Pittsburg para trasladarse a ejercer como pastor de la diócesis de Washington. Allí, de nuevo, partió sus armas con las de su nueva archidiócesis. Y comenzó a timbrar sus armas con el capelo que le era propio por consagración, quedando desde entonces sus armas:
Pues bien, este arzobispo, y contra todo pronostico, no ha sido nombrado cardenal por el Papa Benedicto XVI, que Dios guarde, a pesar de que, tradicionalmente, la diócesis de la que es ordinario ha sido agraciada con el cardenalato.
Sí ha sido, en cambio, y contra todo pronostico, elevado a la púrpura de los príncipes el arzobispo de Galveston-Houston, monseñor di Nardo, cuyas armas, parlantes y de diseño lógico, fueron creadas en su día por una monja norteamericana. Estas armas, están partidas a las de la diócesis del nuevo cardenal. La monja es autora de otros escudos que demuestran, en cambio, su ausencia de rigor heráldico.
He aquí las armas de Monseñor di Nardo: