Desde hace algo más de un año tengo el honor de tener por confesor al sacerdote don Alfonso Riobó, hombre de esclarecida inteligencia y más que probada comprensión, de la prelatura del Opus Dei. Casualmente es hijo, desgraciadamente ya huérfano, del general Riobó, que fue General de Brigada Médico, Director del Hospital Militar “Gómez-Ulla”, unidad en la que estoy destinado.
En agradecimiento a su dedicación y buen hacer, publico aquí sus armas: