sábado, 17 de diciembre de 2011

ENTREVISTA AL MAESTRO


Hoy se propone la visita a la brevísima entrevista realizada al maestro don Faustino Menéndez-Pidal. Su frase, contundente, denota una excepcional claridad de ideas: La heráldica ha sido siempre maltratada.

El enlace:

Si España volviera a ser lo que siempre fue, si se recrearan los reyes de armas, sin duda don Faustino merecería, por derecho de conquista intelectual, ocupar el primer cargo.

viernes, 16 de diciembre de 2011

NUEVOS DISEÑOS

El siempre excepcional Heralder ha remitido al correo asociado a este tedioso blog tres imágenes de gran calidad. Imágenes que  recrean las armas del ficticio reino del Maestrazgo atendiendo a nuevos diseños. En dos de ellos además, se muestra en todo su esplendor la corona del quimérico territorio. Excelentes.


jueves, 15 de diciembre de 2011

COLLARES DE LAS ÓRDENES

Los caballeros de las diferentes órdenes visten tradicionalmente, al reunirse en capítulo, el hábito propio de su religión.
Hábito que se adorna con algún elemento para significar la categoría ocupada en la jerarquía de la corporación. Ese elemento puede venir definido por muy diferentes objetos: Una prenda de cabeza,

un bastón,
una cruz,

diferentes cordones,

o un collar.

Hoy me permitiré llamar su atención, improbable lector, robándole muy escaso tiempo, sobre el elemento que determina el máximo escalón jerárquico de algunas de las órdenes sobre las que el actual rey de España ejerce su soberanía.
Las corporaciones que hoy se proponen son las de Carlos III, san Hermenegildo y san Fernando.
Tradicionalmente, la monarquía española ha orlado su heráldica con el collar del Toisón, máximo exponente de la caballería no solo en estos reinos, sino en lo que en su día fue el Imperio sobre el que el sol nunca se ponía.
Pero, al igual que hiciera Felipe V al acudir desde Francia, las armerías reales pueden adornarse de varios collares. Máxime, si se trata de actos específicos de otras órdenes de caballería de las que nuestro monarca es soberano.
Y es que me remitía un mensaje don Carlos Salgado Álvarez, un heraldista poco conocido en el entorno de la comunidad pero verdadero sabio en estas lides, vizconde de Veros, en el reino del Maestrazgo, en el que me recordaba que nuestros reyes deberían quizá orlar sus estandartes, en los actos propios de las órdenes de caballería que se citaron más arriba, con los collares que denotaran su jerarquía soberana sobre las mismas.
A tal efecto, y ya para concluir, me señalaba don Carlos los diseños que el excepcional Heralder ha incluido en su página alojada en Wiki. Diseños que reflejan la heráldica real exhibiendo, no solo el collar del Toisón, sino orlada con el collar de la orden de Carlos III,
de san Hermenegildo
y de san Fernando.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

HOTEL

No hay excusa para que todo heraldista que se precie de tal acuda, al visitar la ciudad de Vigo, al hotel que don Bruno Marioni propone en el mensaje que sigue:
Estimado Don José Juan:

Vuelvo a ponerme en contacto con Ud. para mostrarle un hotel de Vigo llamado “Pazo los Escudos”. Este hotel, el único de la ciudad con cinco estrellas, posee una de las mayores colecciones de labras heráldicas de toda Galicia. La entrada es gratuita y se permite el paseo por los jardines para poder disfrutar de los blasones. Es de notar que cada una de las “almenas” del muro que separa la playa de los jardines es una labra.

Le recomiendo la visita tanto del hotel como de la ciudad y su comarca.

Un cordial saludo,

Bruno J. Marioni Otero

HOY, CONFERENCIA

LA SOCIEDAD HERALDICA ESPAÑOLA,


En colaboración con el

COLEGIO HERALDICO DE ESPAÑA Y DE LAS INDIAS,


tiene el honor de invitarle a la conferencia
que con el título

Los vascos, ¿son españoles? Una perspectiva histórica.


Pronunciará el

Ilmo. Señor Don Juan Sánchez-Jauregui Jiménez.

Dios mediante,


El próximo miércoles día 14 de diciembre de 2011.


En el Aula Marqués de Ciadoncha, a las 19,30 horas,
En la Calle Serrano, n° 114, escalera interior, 2° Derecha, Madrid.


Se ruega traje oscuro para los caballeros.
El Excmo. Sr. Dc. D. José María de Montells y Galán, presentará al conferenciante.

martes, 13 de diciembre de 2011

CINQUE PORTS

Se hablaba recientemente de un escudo imposible. Un partido que dimidia las armas de los reyes, y por extensión de los reinos, de Inglaterra y Francia. Naciones tradicionalmente enfrentadas. Fue en esta entrada:
Hoy se proponen otras armas que recuerdan a aquellas. Las de la confederación Cinque Ports. Igualmente un partido del rey de Inglaterra dimidiado con un campo de azur cargado de tres popas de navíos de oro, (puestos en faja y colocados en palo, Xavi).
La confederación de los Cinque Ports es una antiquísima entidad que sobrevive, Inglaterra es el único reino que ha sabido mantener sus tradiciones con decencia, desde nada menos que el siglo XIII.
Efectivamente, improbable lector, como ya habrá supuesto se trata de una confederación de cinco puertos cuyas armas, todas ellas variaciones respecto al original, se añaden tras su denominación:

Hastings,

New Romney, Hythe, (ambos son hoy una sola entidad territorial)

Dover

y Sandwich.
La confederación de estos puertos nació provista de un carácter militar, agrupando en un mando único la defensa de la costa inglesa frente a los enemigos continentales.
La sede capital se encontraba, y aún hoy se aloja, en el castillo de Dover, muy cerca de los blancos acantilados que dieran nombre a la pérfida Albión.
En la actualidad, como explicaba se trata del reino de las tradiciones, existe un señor de los Cinco Puertos, noble que recibe el sonoro sobrenombre de lord Warden. Desde 2004, el señorío es ocupado por el almirante lord Michael Boyce, creado previamente barón Boyce, noble vitalicio.
Uno de los lores de los Cinco Puertos quizá de más trascendencia histórica fue sir Winston Churchill, que ocupó el señorío de Warden entre los años 1941 y 1965.

Para concluir, significar que la evidente importancia de este título se pone de manifiesto considerando que la inmediatamente anterior titular del señorío de Warden fue la reina Isabel Bowes-Lyon, la reina madre.

lunes, 12 de diciembre de 2011

BRILLANTE COLABORACIÓN

ARQUEOLOGÍA HERÁLDICA

Por don José Antonio Vivar del Riego
Heraldista
Barón de Sórvigo, en el reino del Maestrazgo



Mi muy querido amigo:

La arqueología es una ciencia que no deja de sorprenderme. Hay profesionales que dedican media vida a excavar los sitios más prometedores y sólo encuentran algunas monedas perdidas por excursionistas despistados, como también hay excursionistas despistados que sin darse cuenta se sientan a comer el bocadillo de tortilla de patata encima de pedruscos que harían la felicidad de un congreso de arqueólogos. Paseas por un sitio donde hubo un antiguo alfar romano, y ves los trozos de terra sigillata asomando entre los terrones levantados por el arado, mientras que si visitas un páramo donde se hubiera celebrado alguna batalla medieval puedes encontrar una osamenta en correcto estado de revista con sólo asomarte bajo una piedra. Si te das un garbeo por el interior de la selva amazónica puedes encontrar restos de una civilización perdida, y tengo oído de un señor de Santander que se llamaba Marcelino, que fue a enseñarle una cueva a su hija y se encontró con unas pinturas de lo más rupestre.
Recientemente he leído en la prensa la noticia del hallazgo casual de un pedrusco heráldico bastante aparente, en un sitio que -en mi opinión- resulta cuando menos improbable. La historia es la siguiente: en el río Cega a su paso por la localidad segoviana de Cuellar, había un molino harinero abandonado hace ya varias décadas, cuando la mecanización de las tareas agrícolas relegó al olvido los viejos oficios artesanales. Aquel molino hacía las moliendas gracias a la fuerza del agua, dominada por una pequeña presa que remansaba el agua cauce arriba, construida de forma bastante rudimentaria en tiempos inmemoriales. La Confederación Hidrográfica del Duero, siempre presta a mejorar los ríos de su jurisdicción, decidió un día que el entorno del río Cega estaba hecho una cochambre, y allí se plantó con sus máquinas, sus operarios, y sus técnicos con casco amarillo y planos debajo del brazo. Acometido el derribo de la vieja presa del molino la sorpresa debió de ser mayúscula cuando entre las irregulares piedras que se llevaban en camiones, apareció un pedrusco rectangular de metro y medio de largo que, convenientemente desempolvado, resultó ser una labra heráldica bastante bien conservada, con su yelmo, lambrequines, cruz santiaguista y todo.
Avisada la Comisión de Patrimonio, ha acordado con el mejor criterio, considerar que la pieza es un BIC (no me refiero a un bolígrafo, me refiero a un Bien de Interés Cultural) y ordenar su traslado al Museo de Segovia, donde supongo le pasarán el aspirador, y la expondrán al público en una vitrina con una lamparita y un cartel, para general solaz y esparcimiento.

Dicen los expertos que este escudo presenta las armas del linaje de Daza, que son de plata, una cruz de gules hueca y floreteada, cantonada de cuatro calderas de sable; bordura de gules, cargada de diez aspas de plata. Incluso hay quien apunta a que pertenezca a algún personaje concreto, que pudiera ser Agustín Daza y Vázquez, capellán del rey Felipe IV, aunque me parece que no deja de ser una conclusión apresurada, por cuanto que nuestro pedrusco luce un yelmo y no el capelo con borlas que correspondería a un eclesiástico. De todos modos, supongo que no faltará quien estudie de qué casona pudo salir tal pieza, quién fue el titular de aquellas armas, y cómo demonios terminó siendo reutilizada para un uso tan singular. ¡Eso sí que es reciclar, y no echar el tetrabrik al contenedor amarillo!
En todo caso, permíteme que me congratule por este descubrimiento tan chocante. Esta piedra, como Moisés, ha sido salvada de las aguas, y va a pasar el resto de su existencia de la manera más digna, entre los fondos de un museo. Mejor destino que el de tantas labras heráldicas arrancadas traidoramente de las paredes para decorar casas de campo o dar una pátina de buen gusto a horteras restaurantes de diseño.

Recibe un muy cordial saludo:

El barón de Sórvigo

CONFERENCIA DE DON ERNESTO FERNÁNDEZ-XESTA



La Presidenta de la
Asociación de Diplomados en Genealogía, Heráldica y Nobiliaria
Dentro del curso 2011-2012 de la Escuela Marqués de Avilés

le invita a la conferencia que, bajo el título,

DIFERENTES ENIGMAS EN LA GENEALOGÍA DE LOS VIZCONDES DE GERONA-CABRERA.
NUEVAS HIPÓTESIS DE SOLUCIÓN

pronunciará el Ilmº.Sr.Dr.
D. Ernesto Fernández-Xesta y Vázquez,
Académico Secretario de la Real y Matritense de Heráldica y Genealogía.

Martes, 20 de diciembre de 2011, a las 19:00 horas
Centro Riojano, c/Serrano, 25. Madrid.

domingo, 11 de diciembre de 2011

APORTACIÓN

TERCER CRITERIO

Por el doctor don Florentino Antón Reglero
Capitán de la Marina Mercante Española
Máster Universitario en Derecho Nobiliario y Premial, Heráldica y Genealogía



Sobre el tercer criterio del diseño heráldico, o “Del cromatismo” (C3)”

Después del lago silencio que me impusieron el período estival y el resto de compromisos adquiridos casi sin darme cuenta, recurro de nuevo a la generosidad de D. José Juan Carrión Rangel para abordar en su singular Blog, si él con mejor juicio lo considera oportuno, el último de los tres criterios que rigen el diseño heráldico: el del cromatismo, visto como los anteriores desde el particular enfoque que nos proporciona la antropología sociocultural en su percepción de la Edad Media o, como algunos preferirán decir: desde la perspectiva de la Historia de las Mentalidades.

Manteniendo el mismo concepto de criterio, entendido, lo hemos dicho ya en ocasiones anteriores, como aquello que nos conduce a la verdad objetiva, y utilizando también la misma metodología, se trataría ahora de establecer la posible relación entre el Cromatismo (C3) como criterio y aquellos Fundamentos de la Estética Medieval (FEM3) que pueden serle concordantes, es decir, debemos establecer su relación de congruencia (C3 Ξ FEM3).

El cromatismo como criterio (C3) recoge el sentido de la primera ley del diseño heráldico con respecto al uso de los esmaltes, pero, en realidad, va más allá. No se trata sólo de utilizar de forma adecuada un número limitado que, por lo demás, mantiene ligeras variaciones de unos países a otros; aunque, eso sí, dentro de una fuerte coincidencia de su núcleo fundamental. El criterio se fundamenta en dos aspectos complementarios: la naturaleza de los colores (C3a), caracterizada por su simplicidad, lo que evita no sólo el uso arbitrario de los compuestos, si no también la utilización de matices dentro de un mismo color, y una reglada combinación cromática (C3b) que facilite la nitidez que producen los contrastes. Tenemos por tanto que [C3 = f (C3a, C3b)]. En consecuencia, es posible decir que el criterio del cromatismo es función de la naturaleza de los colores y de su combinación.

Desde el punto de vista de la estética medieval (FEM3) el color ha tenido siempre en la Edad Media una solución intelectual de carácter metafísico, algo que desarrolla con inteligente claridad Jéssica Jaques Pi en su trabajo sobre La estética del románico y del gótico (ed. A. Machado Libros S.A., 2003, pp. 33-37; 104-112), y su incorporación al concepto de belleza lo habíamos relacionado con el pensamiento de San Agustín cuando abordamos el segundo criterio; pero, como dice Umberto Eco en su Arte y Belleza en la Estética Medieval (ed. Lumen S. A.,1999, p. 59) «el gusto por el color y la luz es […] un dato de reacción espontánea, típicamente medieval, que sólo sucesivamente se articula como interés científico y se sistematiza en las especulaciones metafísicas (aunque desde el principio, la luz, en los textos de los místicos y de los neoplatónicos en general, aparece ya como una metáfora de las realidades espirituales)». El arte figurativo de la Edad Media, nos dice el mismo autor, «no conoce el colorismo de los siglos posteriores y juega sobre colores elementales, sobre zonas cromáticas definidas y hostiles al matiz, sobre la yuxtaposición de colores chillones que generan luz por el acuerdo del conjunto, en vez de dejarse determinar por una luz que lo envuelva en claroscuros o haga salpicar el color más allá de los límites de la figura» (FEM3).

La lectura de este análisis que Umberto Eco hace del uso del color en la Edad Media podría pasar por una copia del sentido más genuino del “Criterio del cromatismo” que apenas hemos esbozado y, como se intuye que ocurría también en relación con la búsqueda de la nitidez en el diseño heráldico, primero fue el uso espontáneo de unos determinados colores y su yuxtaposición, y después la costumbre generalizada de hacerlo así. Todo para responder a un sentimiento interior que se universaliza, y se acepta como norma no escrita por los artistas de ese tiempo. Podríamos decir, por tanto, que primero fue el uso espontáneo de los colores en el arte medieval, y después su justificación: más mística y simbólica que especulativa, más teológica que filosófica, incluso en el marco intelectual de la Escolástica.

Posiblemente sea este el caso en que con mayor claridad se percibe la relación entre la costumbre en el manejo de los colores de las obras nacidas durante los siglos de la plenitud medieval, y la ley heráldica que regula su uso cuando hablamos del Arte del Blasón; por lo que, abstracción hecha ahora de los planteamientos metafísicos que lo justifican, podemos decir que sí existe un nivel de congruencia específico entre el tercer criterio heráldico y los fundamentos de la estética medieval relativos al uso del color, es decir, que (C3 Ξ FEM3).

Finalizamos aquí con este tercer análisis, simplificado como en los casos anteriores, considerando que efectivamente el diseño heráldico no es una mera y aislada casualidad, sino un producto de su tiempo. Y que, como dice Ananda K. Coomaraswamy, en su Teoría Medieval de la Belleza (ed. Lumen, S. A. 2001, p. 40), «Para juzgar obras del arte románico y comunicarlas, el crítico o profesor de este campo debe convertirse en un hombre del románico, y para ello se necesita más que sensibilidad para las obras románicas o conocimientos sobre ellas», en realidad debe ‘comprenderlas’, porque ello implica identificarse incluso anímicamente con toda su dimensión antropológica.

Si trasladamos este pensamiento hacia la heráldica, algo posible por lo que hemos venido diciendo, los diseñadores heráldicos que hoy tienden a desarrollar sus obras imitando trazos medievales están en su derecho de hacerlo, y sin duda suelen ser de gran belleza sus trabajos, pero desde el punto de vista socio-cultural, este tipo de obras, sin duda válidas en todos sus extremos, no son más que una imitación moderna de lo que genuinamente es medieval, al igual que el Renacimiento lo fue de la Antigüedad Clásica. En definitiva, cada obra es hija de su tiempo. Es su espíritu lo que la hace perpetuarse por encima de las épocas y de los estilos. Es por eso por lo que la heráldica ha llegado hasta nosotros. Pero esta, sin duda, es otra cuestión.

CONFERENCIA

LA SOCIEDAD HERALDICA ESPAÑOLA,


En colaboración con el

COLEGIO HERALDICO DE ESPAÑA Y DE LAS INDIAS,


tiene el honor de invitarle a la conferencia
que con el título

Los vascos, ¿son españoles? Una perspectiva histórica.


Pronunciará el

Ilmo. Señor Don Juan Sánchez-Jauregui Jiménez.

Dios mediante,


El próximo miércoles día 14 de diciembre de 2011.


En el Aula Marqués de Ciadoncha, a las 19,30 horas,
En la Calle Serrano, n° 114, escalera interior, 2° Derecha, Madrid.


Se ruega traje oscuro para los caballeros.
El Excmo. Sr. Dc. D. José María de Montells y Galán, presentará al conferenciante.