Hoy es viernes, improbable lector, lo sé. Y trece, que para los ingleses es un signo de mal augurio. Pero hoy prefiero añadir a la cadencia de entradas que conforman este tedioso blog algunas imágenes porque mañana sábado no lo haré, recordaré en cambio, y daré un repaso, a esos ingleses que consideran el viernes como un mal día. ¡El viernes!, ¡que para los que somos pobres y debemos trabajar duramente para poder comer todos los días es el anuncio del fin de semana!
Hoy, efectivamente, expondré algunas instantáneas que he tomado de la red sin permiso, relativas a la heráldica expuesta en el panteón de infantes del monasterio de El Escorial.
Se trata de una heráldica decimonónica. Hoy extraña en parte. Manifiestamente incumplidora de la ley de la plenitud y muy centrada en las brisuras, que en cualquier caso en la descendencia de la real familia manifiestan bastante sentido.
Colección heráldica que, lanzo el guante a quienesquiera que deseen recogerlo, debería estar catalogada, inventariada, listada en alguna obra editada por el propio patrimonio nacional.
No hay más que contar. Imágenes de las salas en las que desde hace unos meses no está permitido tomar fotografías salvo que se cuente con un permiso expreso.