Decía un autor, alabando a Rilke y recordando su estancia en Duino, que no existió tiempo comparable a aquel en que los amigos íntimos seguían tratándose de usted a lo largo de los años. Un tiempo, se refería a los años finales del diecinueve y primeros del veinte, en el que la humanidad vestía sombrero. Hombres y mujeres.
Ha sido aluvión el monto de mensajes que han atendido la cuestión planteada por don José Antonio Padilla Solano referida a escudos eclesiásticos. Hoy, que es sábado, únicamente añadiré, a modo de introducción a las brillantes aportaciones que publicaré mañana, un par de imágenes.
Demostrando la popular asimilación con el título de cardenal de la prenda de cabeza únicamente heráldica, dado que ya no está en uso,
la primera instantánea recoge un vehículo que ha sido adornado con un desmesurado capelo rojo, propio de los príncipes de la Iglesia.
la primera instantánea recoge un vehículo que ha sido adornado con un desmesurado capelo rojo, propio de los príncipes de la Iglesia.
La segunda fotografía, de igual forma, recoge un vehículo, esta vez mortuorio, que se timbra con una prenda de cabeza hoy ya ni tan siquiera heráldica: La tiara papal que el actual pontífice ha retirado de sus propias armas.