martes, 6 de marzo de 2012

ORDEN DEL TOISÓN I: LA FECHA DE ORIGEN

Hoy, y algunos días más si tiene la deferencia de continuar esta tediosa lectura, me permitiré compartir con usted, improbable lector, algunos apuntes que recibí el pasado martes, instantes antes de acceder a la exposición que sobre el Toisón se ha celebrado en Madrid y que aún permanecerá accesible al público hasta el día once marzo.
Los extremos que siguen son tomados de las palabras de don José Luis Sampedro Escolar, académico de Heráldica. Evidentemente, los errores son únicamente atribuibles al redactor de estas líneas, que nunca se ha distinguido por una especial erudición. Ni aún recibiendo una clase magistral sobre el Toisón.

PUNTO PRIMERO: EL MOMENTO DEL ORIGEN

El nacimiento de la orden del Toisón no es incierto. Al contrario, su alumbramiento está perfectamente datado. ¿Cómo entonces unos textos aluden al año 1429 y otros al año 1430?
Hoy consideramos la cronología una ciencia exacta, porque efectivamente lo es, que mide con rigor y asigna una cadena numérica de segundos, minutos, horas, días, meses y años a cada instante del devenir temporal. Pero como habrá adivinado intuitivamente, sagaz lector, esta circunstancia es reciente. Así, algo tan aceptado como establecer el inicio del año el día primero del mes de enero, no ha sido una constante universal.
Ni en 1429, ni en 1430 se había superado aún la Edad Media. Y de hecho restaban decenios para alcanzar el fin de esta etapa de la humanidad. Si una característica puede definir ese largo periodo del devenir humano, una sola, sería sin duda la fe. Reflexione un instante, paciente lector, encontrar en una Edad Media de mil largos años una categoría, una única categoría que pueda servir para definir todo el periodo... sí, sin duda es la fe. La fe cristiana efectivamente, claro.
Esa fe. Esa fe que servía de motor vital a la entera sociedad medieval es la que determina la falta de exactitud en la datación del año de institución de la orden del Toisón.
La cristiandad entera, el mundo civilizado de entonces, con la Iglesia a la cabeza, entendía el inicio del año coincidente con la pascua de resurrección. Efectivamente es una festividad móvil, concuerda exactamente con la primera luna llena posterior al equinoccio de marzo. Pero si se detiene considerar el hecho, improbable lector, advertirá cierta lógica intuitiva en el planteamiento medieval. La pascua de resurrección se corresponde con el inicio de la primavera y el resurgir de la vida animal y vegetal. Se ajusta al nuevo inicio del ciclo vital natural.
Concluyo. Sin duda, hábil lector, ya habrá deducido cuál es entonces el problema en la datación exacta de la institución de la orden del Toisón. Efectivamente. La orden se creó el diez de enero de lo que hoy consideramos 1430. Cuatro días después de la epifanía de 1429 según la datación cristiana medieval.