jueves, 8 de marzo de 2012

FUSOS: PROCACIDAD

Hasta hace treinta años no se podía votar. Ahora sí. La gran ventaja de la democracia es que si quienes fueron elegidos gobiernan mal podremos, cuatro años después, escoger nuevos gobernantes.

Pero hace treinta años no, no se podía votar. Durante ese oscuro periodo la televisión estaba mediatizada y las películas se escogían para adoctrinar al pueblo. Películas, todas en blanco y negro además, que se iniciaban con unos rombos, ¿fusos heráldicos?, que advertían de la existencia de escenas procaces o escabrosas.
Y como este blog, y los blogs hermanos, no son democráticos sino que se apunta en ellos lo que a su autor se le antoja, sin tener en cuenta las opiniones de los demás, tomaré el ejemplo de aquel periodo tenebroso y desde ahora, cuando los textos publicados sean procaces, del tipo “-tú dijiste que era una orden dinástica y no lo es”… “-sí, pero tú te colgaste un hábito que no te correspondía”… lo advertiré, intentando evitar el deterioro de su salud mental, improbable lector. Y qué mejor advertencia que unos fusos heráldicos. Como en los tiempos oscuros en que no se podía votar. Uno o dos en función de la gravedad de las acusaciones y demás despropósitos que se viertan. Fusos de oro que se cargarán con un tomate de gules, dado que esas entradas recuerdan vivamente a uno de esos programas del corazón, que anunciarán el abyecto contenido del texto que seguirá.
Advertido queda, improbable lector. Ante la presencia de uno, o incluso dos fusos de oro cargados con un tomate de gules, bajo su entera responsabilidad se acercará a la lectura del texto que siga y las consecuencias para su equilibrio mental quedarán vinculadas a su estricto deseo de exponerse a esa entrada.