UN BLASÓN EXTRAÑO
Por don Pablo Pereira
Heraldista
Estimado don José Juan:
Lo cierto es que lamento decir que he estado más tiempo del que me gustaría desentendido de su blog y de la heráldica en general. Es una lástima, pero gracias a eso, cuando volví a abrir mis imágenes, blogs y libros, sentí unas ganas de armas renovadas. Y, por supuesto, una gran curiosidad, que no deja de ser el motor de quienes tenemos por afición o profesión cualquier ciencia histórica. Es esta curiosidad la que me motiva a escribirle, dado que tengo bastante poco "fondo de armario" en lo que a conocimientos heráldicos se refiere, y hay situaciones que escapan a mis posibilidades.
Desde Septiembre, me encuentro residiendo en la ciudad de Vigo, de vuelta al Reino de Galicia del que proviene mi familia. Esto no implicaría mucho, dado que no proliferan los blasones, precisamente (Vigo fue siempre ciudad más burguesa, focalizándose la nobleza en Pontevedra), de no haber visitado hace no mucho el céntrico Centro Cultural Caixanova, ubicado en el Teatro García Barbón, heredero del incendiado Rosalía de Castro. Es un teatro bonito, muy propio de principios del siglo pasado. Sin embargo, no es eso lo que me dejó sorprendido, sino ver un enorme y ricamente creado blasón de España.
Este blasón no era, para nada, el habitual. Lo más evidente era la disposición, con un blasón de Galicia en posición preferencial, blasón curioso por ser más parecido al blasón que cayó en desuso en torno al s. XVI que al actual: de Azur al cáliz de Oro. Ni la hostia ni las cruces acompañaban al cáliz en este blasón, que jamás había visto (el cáliz del blasón mencionado no es tal, sino un copón cerrado). Y no sólo eso, también aparece con una bordura dorada cargada de siete lises (de lo mismo, que en esta época ya se sabe que las reglas heráldicas importaban menos que poner todo el oro posible). El resto del blasón podría ser más lógico, con una bordura componada con las armas de León, Castilla, Navarra, Granada, Tirol y Toscana-Médici. Como curiosidad, en esta bordura, es la presencia de las armas de Castilla por partida doble, mientras que el resto de armas mencionadas aparecen una única vez. Este blasón, en sí, podría haber sido un simple gesto para ganarse a los propios gallegos que, recordemos, fueron históricamente ninguneados como Reino (aún en los tiempos del gran Conde de Lemos, Galicia era representada por Zamora en Cortes, situación que el citado noble luchó por cambiar). No habría tenido nada de particular que el gesto hubiese ido en esa linea. Sin embargo, lo más curioso, dentro del propio blasón, es la inexistencia de las armas de Borbón, el archiconocido escusón con las lises y la bordura de gules.
Esto nos lleva al siguiente punto, la corona. A primera vista, no llama la atención, un ojo que pase rápido verá una corona real típica. Sin embargo, una vez que te fijas, descubres un detalle asombroso: se trata de una corona mural.
En primer lugar, la ausencia de las armas de Borbón y esta corona me hicieron dudar si sería un blasón del período no monarquico. Descarté pronto esa idea, no obstante, pues el blasón posee los collares de las Órdenes de Carlos III y el Toisón de Oro, abolidas ambas para la legalidad española en aquellos años. Además, la corona mural posee un bonete y está realzada con diademas de perlas, como cualquier corona real que podamos observar en este país (hasta el día de hoy, no ví otra corona mural con bonete y diademas, siempre las vi abiertas). Recordé entonces una entrada de su blog en la que hablaba de una corona de Castilla, con forma mural, que fue sustituida con el tiempo y no se empleó en heráldica.
¿Qué explicación puede tener esto?¿Puede ser una referencia a la corona mural castellana? He llegado a plantearme que sea un símbolo retorcidamente antinacionalista, que represente que Galicia es principal en Galicia, pero siempre sujeta a Castilla. En realidad, no tengo la menor idea. Confío en que usted tenga más fortuna que yo en lo que a este asunto se refiere, y consiga arrojar un poco de luz sobre él. Seguiré buscando, no obstante, esperando que me sonría la suerte.
Un saludo,
Pablo Pereira.
PD: Le adjunto una fotografía del blasón del que he hablado, que encontré buscando en internet.