miércoles, 21 de septiembre de 2011

RESPUESTA DEL MAESTRO SAMPEDRO

RESPUESTA A LOS ATAQUES

Por don José Luis Sampedro Escolar
Numerario de la Real y Matritense Academia de Heráldica y Genealogía


Estimado amigo José Juan:

Felicito al vizconde de Ayala por tener amigos tan prestos a defenderlo en lo personal, máxime cuando no había ataque personal previo.

Dejaré al margen las gratuitas opiniones personales de J.M. Montells, que no interesan a los estudiosos de la heráldica y que sólo a J.M. Montells desacreditan, pasando a materias objeto de este blog. Decir que el Reino de España ha declarado que el marquesado de la Floresta lleva aparejada la Grandeza de España nos da idea de la calidad de los conocimientos de nobiliaria y derecho de J.M. Montells. No voy a entrar en discutir lo obvio: las sentencias y autos judiciales no “crean” mercedes y dignidades nobiliarias, se limitan, en su caso, a atribuir la titularidad de las existentes. Crearlas por esta vía no se adecúa al Derecho español tradicional, ni al vigente ni al que se hubiere de tener por extinguido.

Dice J.M. Montells, refiriéndose al reconocimiento de la Grandeza al marqués de la Floresta: “El expediente administrativo está a punto de concluirse con la entrega de la real carta por parte del Ministerio de Justicia”. En septiembre de 2011 emplazo J.M. Montells a que nos informe en cuanto se publique por el Ministerio competente esa “inminente” carta de sucesión de la Grandeza de España a favor del marqués de La Floresta. Mientras no se produzca tal acontecimiento, que podría glosar Leire Pajín, sería más prudente no usar el bonete de Grande.

Respecto al uso de la insignia de la orden de Carlos III, la elegante frase del poeta Montells “…es decir, que las cruces de las Órdenes las pone cada quisque como quiere, y todo lo demás son opiniones, algunas estimables, y las del señor Sampedro no…” tampoco merece más comentario que repetirla para acreditar a su autor como heraldista. Pero aprenda a leer J.M. Montells, pues no me he pronunciado acerca de ninguna concesión de la cruz de caballero de la Orden de Carlos III, ni tan siquiera de la de su defendido, es por tanto gratuita su frase: “aunque a él no le guste ni apruebe que haya merecido del Rey la preciada cruz de Carlos III”.

Con respecto a la cruz de la orden de Santiago no hace sino refrendar lo que yo digo, así que no he de pararme tampoco en ello. Se trata de una cruz portuguesa y no de la Orden española de Santiago.

Con amigos como J.M. Montells se llega más lejos que sin ellos. Dice el poeta, refiriéndose al marqués: “En los últimos años, las circunstancias familiares y laborales le han llevado a distanciarse de la Orden de San Juan y apenas usa ni luce la blanca cruz de ocho puntas. Pero el derecho a usarla y a lucirla desde luego que no le falta”. No había yo aludido para nada a la cruz de San Juan de Jerusalén que a veces aparece en armas del ahora vizconde de Ayala, dado que no se hacía presente en la entrada de este blog objeto de mis anteriores comentarios. Al respecto sólo puedo reproducir lo que dice la cancillería de la orden de Malta: ni el marqués de la Floresta, ni el vizconde de Ayala, ni Alfonso Ceballos-Escalera figuraba el viernes 16 de septiembre en el escalafón de la Asamblea Española de la Soberana Orden de Malta, pero, insisto, es asunto en el que yo no había dicho nada. Decir que no le falta el derecho a usar en sus armas esta cruz es afirmación de J.M. Montells que a él incumbe. Claro que Montells tiene afición desmedida a la cruz de San Juan e incluso la ha lucido hace tiempo públicamente.

Los méritos del vizconde de Ayala y la envidia que me susciten son, por supuesto, apreciaciones personales de J.M. Montells, no datos objetivos ni contrastables.

Pero estamos muy de acuerdo en sus últimas palabras: a cada uno lo suyo.Con los mejores deseos para el blog, esperando deje de ser escenario de miserias personalizadas y se ciña a cuestiones rigurosas de la heráldica.

José Luis Sampedro Escolar