RESPUESTA DEL DOCTOR DE MONTELLS
Por el doctor don José María de Montells y Galán
I vizconde de Portadei, en el reino de Georgia
Juez de armas de la Orden de san Lázaro
Qdo. José Juan:
Con todo afecto y cercanía discrepo del discrepante. Y no porque tus opiniones me parezcan inadecuadas o insensatas. Por el contrario, son en todo conforme al buen uso y costumbres heráldicas. Pero no se trata de eso. En la denuncia de armas irregulares que tuviste a bien publicar, subyacía la acusación de que Floresta se ponía estos ornamentos con intención de engañar y en este caso y, en mi opinión, no hay tal.
Mis argumentos, tan válidos al menos como los tuyos, ya son conocidos:
Con todo afecto y cercanía discrepo del discrepante. Y no porque tus opiniones me parezcan inadecuadas o insensatas. Por el contrario, son en todo conforme al buen uso y costumbres heráldicas. Pero no se trata de eso. En la denuncia de armas irregulares que tuviste a bien publicar, subyacía la acusación de que Floresta se ponía estos ornamentos con intención de engañar y en este caso y, en mi opinión, no hay tal.
Mis argumentos, tan válidos al menos como los tuyos, ya son conocidos:
A Floresta, en sentencia de 1989 (dictada en nombre del Rey), que es firme y definitiva, se le declaró la Grandeza de España como aneja del Marquesado de la Floresta; a fines de 2009 se ordenó al Ministerio de Justicia la expedición de la real carta de sucesión, por lo que falta un mero trámite administrativo. Todo esto es público. No veo engaño ni intención de ello.
De la manera de disponer la cruz de Carlos III, baste decir que es un uso heráldico-social y no una ley “votada en Cortes” como parece sugerir el denunciante, y que en modelos de la “época dorada” de la Orden, digamos entre 1771 y 1840, constan numerosos ejemplos de disponerla como lo hace Floresta por parte de gentes bien importantes entonces; máxime poniéndola con cinta estrecha que muestra bien a las claras que no se trata de una gran cruz (además, con solo mirar la insignia pendiente se ve que no se trata de una gran cruz). De ahí mi aseveración de que cada quisque (palabra dignísima de acrisolado origen latino) lo dispone como quiere, porque intervienen los gustos del titular y las exigencias de la estética. No hay que olvidar que la Heráldica también es arte.
Y en cuanto a que no es miembro de la Orden de Santiago, lo es desde diciembre de 2010, como comendador de la Orden Militar de Santiago de la Espada que es una orden estatal de un país hermano y vecino y tiene perfecto derecho a lucirla. No vale aquí el argumento de que la cruz espada coincide con la cruz de la asociación española del mismo nombre. Sería tanto como invalidar los escudos que portan el collar del Toisón austríaco, porque su insignia coincide con la del Vellocino español.
Mi querido amigo, aquí no hay maestrías que valgan. Hay opiniones más o menos fundadas. En lo tocante a los ornamentos exteriores, siempre que no haya uso fraudulento de insignias, cada cual es libre de disponer como quiera las preseas a las que tiene derecho.
Lo otro es sacralizar la Heráldica hasta extremos realmente ridículos. La Heráldica es un lenguaje gráfico. Nada más y nada menos.
Te agradecería mucho que publicases estas líneas. Con un fuerte abrazo quedo, como siempre, a tu disposición.
José María de Montells y Galán