martes, 1 de febrero de 2011

TERRITORIO COMPARTIDO

Me asegura el marqués de Empinar del Codo, que es amigo a pesar de ser asiduo lector de este tedioso blog, y cuyas distinguidas y elocuentes armas de pretensión son las que siguen,
que no debo enfangarme con sesudas reflexiones, que lo mío es más la anécdota y el chascarrillo fácil, que le resultan sin duda mucho más amenos, tanto para él como para el resto de escasos lectores.

Así que le hago caso, que es más antiguo que yo y en esto de la antigüedad en la mili somos muy estrictos, y hoy propongo a su innata sagacidad, improbable lector, una anécdota:

A partir de hoy, uno de febrero, España es más extensa. Poco más. Y tan solo durante los próximos seis meses.
 El siete de noviembre del año 1659, su majestad católica don Felipe IV de España, el rey planeta, firmaba con su sobrino, el monarca cristianísimo de Francia Luis XIV, el rey sol, el Tratado de los Pirineos en la isla de los Faisanes.
Este acto ponía fin a un conflicto entre ambos reinos que se mantenía desde la conclusión, en 1648, de la guerra de los Treinta años. Convenio que quedó inmortalizado en un excelente óleo del pintor galo Laumosnier:
La paz de los Pirineos fue estipulada por los ministros don Luis de Haro, por parte de España y el Cardenal Mazarino, por parte de Francia. Ambos aparecen representados en el cuadro de Laumosnier tras cada monarca.
Don Luis de Haro y Sotomayor, cuyas armas siguen,
fue VI marqués del Carpio y V conde-III duque de Olivares. Hijo de don Diego de Haro, V marqués del Carpio, y de doña Francisca de Guzmán, hermana del III conde-I duque de Olivares, sucedió a su tío en el empleo de valido y en la merced nobiliaria de conde-duque. Recibió además el título de I duque de Montoro como recompensa a los esfuerzos que concluyeron en la firma del tratado.
El cardenal Mazarino, que gastó estas armas,
fue igualmente sucesor de otro famoso valido, el cardenal Richelieu.

El largo proceso que culminó en el pacto de los Pirineos, arrancó con una tregua entre ambos reinos iniciada en 1657. En agosto de 1659 comenzaron las rondas de negociaciones, que tuvieron lugar en la isla de los Faisanes, toda vez que se trataba de un terreno neutral situado en la desembocadura del Bidasoa. Río, entonces como hoy, que sirve de frontera entre España y Francia.
Fue necesario edificar en la isla sendos pabellones de madera para la firma del tratado. El aposentador mayor de palacio, un ya anciano Diego de Silva Velázquez, el pintor de cámara, se encargó de la decoración de la parte española.
Del mismo modo se construyeron dos puentes que unieron el enclave fluvial con Francia y España.
El acto protocolario de encuentro entre los dos monarcas, con más solemnidad que en la actualidad, requirió de ambos que, de rodillas ante un crucifijo, juraran la paz y el compromiso de respetar las cláusulas del Tratado.
Tratado que incluyó desfavorables condiciones territoriales para España que cedió el Rosellón, región hoy llamada Cataluña norte, y la alta Cerdaña, estableciéndose la frontera francoespañola a través de la línea de los Pirineos.

A pesar de que el joven monarca galo juró el mantenimiento de los usos tradicionales de la población catalana de los territorios del Rosellón y la Cerdaña, a los pocos meses prohibió la utilización de la lengua vernácula, más allá del ámbito familiar, a sus nuevos súbditos. Veto lingüístico que perdura en la actualidad en aquellas regiones.
Una de las cláusulas iniciales del tratado requería el matrimonio entre el rey Luis XIV y la hija mayor del monarca español. El acuerdo no se alcanzó años antes, a pesar de la voluntad pacificadora de ambos validos, como consecuencia de ese particular punto. La infanta María Teresa era entonces princesa de Asturias.
El nacimiento del primero de sus hermanos en 1657, Felipe Próspero, permitió concluir el acuerdo, añadiéndose la necesaria renuncia de la infanta a sus derechos al trono de España. Renuncia que fue obviada con el advenimiento al trono de Madrid de su nieto, el rey don Felipe V de Borbón.
Se solicitó dispensa papal para poder acordar el enlace matrimonial dado que los cónyuges eran primos hermanos, tanto por parte de padre, como de madre.
Habiendo sido avezado estudiante en la prestigiosa Universidad de Alcalá, durante el propio acto de convenio entre ambos reyes se recurrió al cardenal Mazarino como intérprete.
Un año después, en otro acuerdo consecuencia del expuesto, España cedió a Francia treinta y tres pueblos, quedando excluido Llívia por ser una villa. Villa que aún hoy es enclave español dentro del territorio francés.
Para concluir, reseñar que en la actualidad la isla de los Faisanes es un islote fluvial del río Bidasoa cuya soberanía es compartida entre España y Francia.
El dominio efectivo es ejercido alternadamente durante seis meses. Así, desde hoy, uno de febrero, y hasta el treinta y uno de julio, queda bajo jurisdicción española y desde el uno de agosto y hasta el treinta y uno de enero del siguiente año, el dominio corresponde a la administración francesa.