Como tiene muy presente, improbable lector, se han creado recientemente cuatro nuevos títulos nobiliarios que han recaído en ejemplares conciudadanos que se han hecho merecedores de tan alta distinción.
En sucesivos días se expondrá, a modo de pueril juego, un ejercicio de soberbia: aquel me convierte en rey de armas ficticio, para intentar dilucidar cuáles serían las armas que podrían adoptar cada uno de los noveles nobles.
El I marqués de Ibias
Es sabido que el primer poseedor de una merced nobiliaria puede elegir la denominación con la que quedará perpetuada su memoria a través de sus sucesores. Así, la casa del rey acostumbra a ponerse en contacto con la persona que va a recibir un título de nueva creación para, por un lado dar anuncio a la concesión y, por otro, solicitar información sobre el nombre que acompañará, en el caso que hoy nos ocupa, el nuevo marquesado.
El que fuera ministro de educación y magistrado del Tribunal constitucional, don Aurelio Menéndez Menéndez, ha tomado por apellido de su marquesado el de su pueblo natal, cuyas armas siguen, honrando la memoria de sus ancestros.
Pudiendo intuir el especial apego hacia su propia tierra, como todas las gentes del norte, propongo incluir en sus nuevas armas los elementos que siguen:
La cruz de la victoria, que se considera universalmente el símbolo más genuino del principado de Asturias, sobre campo de gules, evitando la coincidencia con las armas institucionales que disponen el mueble sobre azur.
Las lises de la dinastía reinante, habida cuenta su vinculación con la real casa, toda vez que don Aurelio fue el encargado de diseñar el plan de estudios universitarios para el actual príncipe de Asturias.
y ondas de plata y azur, tomadas igualmente de su municipio natal.
Hay que tomar en consideración que las armas del recientemente fallecido I conde de Latores, el teniente general don Sabino Fernández Campo, recogían igualmente la cruz de la victoria y las lises borbónicas.
No obstante, se exponen varios diseños, a partir de la disposición de las lises, que reflejan diferencia suficiente para evitar la confusión.
Quizá el más estético sea el primero, con cuatro lises. Cualquiera de ellos podría ser válido. Para concluir, reseñar que sería necesario añadir a las nuevas armas la banda de la gran cruz de Carlos III que el nuevo marqués ostenta, acolada desde el jefe.