jueves, 28 de octubre de 2010

RÉPLICA

UN LIBRO NEGATIVO DE LUIS PINILLOS LAFUENTE: VALDEOSERA, EL SOLAR DE LAS TRECE DIVISAS

Por
José Luis Sampedro Escolar

Luis Pinillos Lafuente ha publicado un trabajo en el que, so pretexto de estudiar el Solar camerano de Valdeosera, acusa al Solar de Tejada de usurpar su carácter de señorío y hurtar documentos que serían, según él, exclusivos de Valdeosera.

El autor reconoce su falta de preparación histórica para acometer un estudio como el que pretende, y la demuestra. Parece creer sin fisuras lo que dicen leyendas y cronicones que sólo interpretados a la luz de la historiografía moderna y del racional estudio de las mentalidades pueden ofrecer datos reseñables. Pero esto debe de ser excesivo para quien acepta que las armas de los solares las confiriese Ramiro I en el siglo IX y para quien, con apariencia de ecuanimidad, recomienda la lectura del libro de Cantera y Orive sobre la batalla de Clavijo, despreciando (o, quizás, desconociendo) otros autores mucho más acreditados.

Pinillos se pierde en consideraciones absurdas sobre las diferentes versiones que dan los autores acerca de las legendarias figuras de Sancho de Tejada, sus hijos y sus compañeros de armas y, ya en la página 1, declara que omite voluntariamente ciertos documentos por no considerarlos objetivos, entre los cuales debe de estar el documento que en 1460 firmó Enrique IV de Castilla, capital para el estudio de los solares que en él se mencionan y reconocen, el de los Montes Cardines, luego llamado de Tejada, y el de Valdeosera. ¿Por qué omite Pinillos este documento? Quizás porque menciona expresamente al señorío de Tejada ya en el siglo XV. Por el contrario, da credibilidad a otra versión que, sin ninguna base, altera lo dicho en 1460, la que en 1636 expide Jerónimo de Mata, a petición del Solar de Valdeosera. Mata, Rey de Armas de Felipe IV, se convierte así en una fuente más segura (para Pinillos) que Fray Atanasio Lobera (1595) que, según Pinillos (pág.19) sin explicar por qué, cambió los 13 hijos de Sancho en compañeros. Pero el que cambió sin explicar por qué la primitiva leyenda fue Jerónimo de Mata (a quien pagó su trabajo el Solar de Valdeosera).

Más grave es que en las págs. 29 y 134 menciona Pinillos como personaje ilustre del Solar de Valdeosera a Juan Heredia Tejada, divisero de Valdeosera, Alcalde Mayor de Jubera, Notario del Secreto de la Inquisición de Logroño en 1697, que fue padre de Juan Manuel de Heredia y Carasa, divisero de Valdeosera, como su padre, en 1689. Un investigador que desde hace años estudia los solares, Romualdo Sainz de Matienzo, nos informa de que este Heredia fue condenado a cuatro años de cárcel y otros cuatro de banimiento (expulsión) a 20 leguas de Logroño por falsificar pruebas de ingreso en Valdeosera. Resulta paradójico que Pinillos acuse a los diviseros de Tejada de usurpaciones, hurtos y falsificaciones sin pruebas cuando él loa a un falsificador condenado por delincuente a principios del siglo XVIII.

Son evidentes los contactos de este Heredia con otro divisero de Valdeosera, el canónigo de Calahorra Joseph González de Tejada, quien no necesita presentación para quienes han leído su obra con espíritu crítico (del que parece carecer Pinillos, que engorda su publicación copiando gran número de páginas del canónigo). El repetido Pinillos califica de contundentes los argumentos que le resultan simpáticos del tal González de Tejada. Él sabrá por qué se merecen ese calificativo de contundentes.

Llenaríamos un volumen con otros comentarios, pero basta lo dicho para desacreditar la obra comentada como un libelo, es decir, escrito en el que se denigra o infama a personas, los diviseros de Tejada, a los que imputa acciones denigrantes.

No es bueno dar publicidad a publicaciones tan desafortunadas, pero cuando se han publicado ya varias reseñas favorables sobre tal libelo (algunas, extrañamente, en medios vinculados al injustamente atacado Solar de Tejada) y se mantiene a la venta pública anunciándose en catálogos de amplia difusión en la Rioja y el resto de España se hace necesaria una toma de postura clara al respecto.