miércoles, 21 de octubre de 2009

TÍTULO DE PRETENSIÓN Y TÍTULO DE ESPERA

Me corregía recientemente el marqués de Utrera, probablemente quien más sabe de estos temas en la actualidad, la expresión que se viene usando en el blog relativa a los títulos de pretensión.

Y es que a menudo se han calificado determinados títulos nobiliarios, sobre todo de los jefes de las casas reales extintas, con esa expresión títulos de pretensión, no siendo correcta. Así, se ha explicado que el heredero de la rama de los Orleáns de Francia utiliza el título de pretensión de conde de París; al igual que tras la renuncia a sus derechos a la sucesión, el infante don Alfonso de Borbón, en la fotografía que sigue uniformado de alferez,hijo primogénito de Alfonso XIII, utilizó el título de pretensión de conde de Covadonga; del mismo modo que se ha expresado que el hermano del anterior, el infante don Jaime, usó tras su renuncia a sus derechos dinásticos a la corona de España el título de pretensión de duque de Segovia; y recientemente, al hablar sobre el conde de Saint Germain, heredero del principado de Transilvania, se afirmó que utilizó el título de pretensión de conde de Montecristo.Aún es mas grave el asunto toda vez que, erróneamente, se lanzaron en esa última entrada relativa al conde de Saint Germain, estas afirmaciones:

Como seguramente conocerá, improbable lector, los títulos de pretensión son aquellos que utilizan los miembros de las familias soberanas al perder sus tronos. De reciente memoria son los títulos de conde Barcelona, que usó el rey de España en el exilio, el almirante don Juan de Borbón; conde de Covadonga, que utilizó el príncipe en el exilio don Alfonso, hijo del rey Alfonso XIII o el título de duque de Cádiz que fue utilizado por el padre del actual rey de Francia en el exilio.La expresión usada no es correcta para definir la prolija relación que se ha expuesto. Son títulos de pretensión aquellos que utilizan los soberanos, relativos a territorios que ya no se encuentran dentro del territorio en el que ejercen su propia soberanía al haber sido desposeída la dinastía del ejercicio del poder en aquella zona.

Se propone el ejemplo de nuestro propio monarca, don Juan Carlos, el rey de España,que mantiene el título de pretensión de duque de Borgoña toda vez que es sucesor de los derechos de los que fueran duques soberanos de aquella nación independiente. O el título de pretensión de duque de Milán que también ostenta nuestro soberano como heredero de los derechos a aquel lugar. O el título de pretensión de rey de Jerusalén que también posee nuestro rey.Es decir, el título de pretensión es el ostenta un soberano en demanda de sus derechos perdidos a la soberanía de un territorio.

Por el contrario, las expresiones título de espera o título de memoria, hacen referencia al que utiliza un soberano o un príncipe heredero mientras no ostenta el ejercicio del poder, bien por haber mudado la forma institucional del estado, bien por haber visto ocupado el trono por otra rama dinástica.Este título de espera se mantendrá hasta la rehabilitación de la forma monárquica en la nación o hasta la expulsión de la rama dinástica usurpante.Así, el título de espera del almirante don Juan de Borbón fue el de conde de Barcelona; el título de espera del jefe de la rama de Orleáns es el de conde de París; el título de espera del dinasta don Carlos, séptimo de la numeración carlista, fue el de duque de Madrid; y el título de los reyes de Dos Sicilias en el exilio es el de duque de Calabria.Por último, se significa que el título de incógnito es el que utilizan los monarcas efectivamente reinantes para pasar inadvertidos, para mantener el anonimato, por cualquier circunstancia que así lo aconseje. Es el caso del título de incógnito de duque de Toledo que usó el rey Alfonso XIII como propietario de una yeguada de competición.