Al hilo de la reciente entrada relativa al cumpleaños del príncipe de Asturias y a cuáles son sus armas, se desea anotar un apunte breve.
Se trata de la reflexión relativa a qué ocurriría si el título de príncipe de Asturias se rigiera en materia heráldica por un criterio similar al del resto de títulos de nobleza de estos reinos.Como evidentemente sabe, improbable lector, quien es agraciado por méritos contraídos y por la voluntad del monarca, con un título nobiliario de nueva creación, al escoger armas nuevas o engrandecer las que viene ostentando, establece las armas asociadas a perpetuidad al título. Es decir, las armas que ostente el primer poseedor es costumbre que se asocien, durante la vida del título, a la merced nobiliaria.Así, si el título del heredero de la corona de Castilla mantuviera este principio, el actual titular, el XXXV príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, compartiría sus armas con las de la región más extensa del país: La comunidad autónoma de Castilla y León.En 1388, al crearse la dignidad de príncipe de Asturias, a imitación del título inglés de príncipe de Gales, para celebrar le matrimonio del hijo y heredero de Juan I de Castilla, las armas que ostentaba el príncipe, el futuro Enrique III, eran idénticas a las de su padre el rey, el conocido cuartelado de Castilla y León sin aditamentos de ninguna índole.En conclusión, de regirse el título del heredero por las normas comunes sobre materia heráldico nobiliaria sería, paradójicamente, la región de Castilla y León, no el principado de Asturias, quien compartiera sus armas con el actual heredero del reino.Para conocer más sobre la numeración de los príncipes de Asturias se recomienda la lectura del artículo del maestro don José Luis Sampedro Escolar, enmarcado en la página de la real academia de heráldica.
Se trata de la reflexión relativa a qué ocurriría si el título de príncipe de Asturias se rigiera en materia heráldica por un criterio similar al del resto de títulos de nobleza de estos reinos.Como evidentemente sabe, improbable lector, quien es agraciado por méritos contraídos y por la voluntad del monarca, con un título nobiliario de nueva creación, al escoger armas nuevas o engrandecer las que viene ostentando, establece las armas asociadas a perpetuidad al título. Es decir, las armas que ostente el primer poseedor es costumbre que se asocien, durante la vida del título, a la merced nobiliaria.Así, si el título del heredero de la corona de Castilla mantuviera este principio, el actual titular, el XXXV príncipe de Asturias, don Felipe de Borbón, compartiría sus armas con las de la región más extensa del país: La comunidad autónoma de Castilla y León.En 1388, al crearse la dignidad de príncipe de Asturias, a imitación del título inglés de príncipe de Gales, para celebrar le matrimonio del hijo y heredero de Juan I de Castilla, las armas que ostentaba el príncipe, el futuro Enrique III, eran idénticas a las de su padre el rey, el conocido cuartelado de Castilla y León sin aditamentos de ninguna índole.En conclusión, de regirse el título del heredero por las normas comunes sobre materia heráldico nobiliaria sería, paradójicamente, la región de Castilla y León, no el principado de Asturias, quien compartiera sus armas con el actual heredero del reino.Para conocer más sobre la numeración de los príncipes de Asturias se recomienda la lectura del artículo del maestro don José Luis Sampedro Escolar, enmarcado en la página de la real academia de heráldica.