Al hilo de la anterior entrada relativa a las armas del rey, se desea llamar su atención, improbable lector, sobre el acierto heráldico siguiente:
Quienquiera que se encargue de la decoración del exterior de la madrileña catedral de María Santísima de la Almudena, ha dispuesto sobre su fachada norte, aquella que mira hacia la gran plaza que une la catedral con el palacio real, un escudo labrado en piedra del actual monarca, simetrico a otro del papa que vino de Roma a consagrar el edificio.Ejecutado con absoluto rigor y buena factura, añade una novedad heráldica: Dispone como tenantes dos soldados ataviados con lórigas.
Quienquiera que se encargue de la decoración del exterior de la madrileña catedral de María Santísima de la Almudena, ha dispuesto sobre su fachada norte, aquella que mira hacia la gran plaza que une la catedral con el palacio real, un escudo labrado en piedra del actual monarca, simetrico a otro del papa que vino de Roma a consagrar el edificio.Ejecutado con absoluto rigor y buena factura, añade una novedad heráldica: Dispone como tenantes dos soldados ataviados con lórigas.