Hay elementos que definen gráficamente una idea con claridad meridiana. La paloma define al Espíritu, la estrella o la flor de lis a María, la cruz a Jesús y el cinturón que aparece en los diseños de armas de fray Rafael Nieto, que ayer mismo se proponían, la pertenencia a la orden de los agustinos.
Se copian literalmente los datos que el propio autor aporta en relación con esta figura que se repite lógicamente en sus diseños:
“Todos los escudos que le envío tienen elementos de la heráldica propia de la Orden de Agustinos Recoletos. El corazón en llamas atravesado por una flecha y el libro son distintivos de todos los agustinos. La correa o cinto, que en la Orden de Agustinos es de una pieza, se diferencia en nuestra Orden porque además de un cinto, lleva colgando otra pieza de cuero. La correa o cinto hace referencia a una tradición: Cuenta una leyenda que Santa Mónica acompañó a su hijo san Agustín al puerto con intención de embarcar con él a Italia desde África.
San Agustín, por entonces profesor de retórica, vivía con una amante y, lógicamente, no le hacía mucha gracia llevarse a su madre, que además estaba empeñada en que se hiciese cristiano. San Agustín para deshacerse de su madre le invitó a esperar en una iglesia que había en el puerto, pero prometió avisarla para que pudiera embarcar sin problemas con él. Cuando Mónica quiso darse cuenta su hijo se había marchado sin avisarla dejándola abandonada. Mónica regresó llorosa a la Iglesia y allí se le apareció la Virgen bajo la advocación de la Consolación y le dió como prenda la correa que Ella llevaba”.
Tal es la justificación del cíngulo, la correa, el cinturón que aparece con insistencia en los diseños de fray Rafael Nieto: El cinturón que santa Mónica ganó de María Santísima para su hijo Agustín.
San Agustín, por entonces profesor de retórica, vivía con una amante y, lógicamente, no le hacía mucha gracia llevarse a su madre, que además estaba empeñada en que se hiciese cristiano. San Agustín para deshacerse de su madre le invitó a esperar en una iglesia que había en el puerto, pero prometió avisarla para que pudiera embarcar sin problemas con él. Cuando Mónica quiso darse cuenta su hijo se había marchado sin avisarla dejándola abandonada. Mónica regresó llorosa a la Iglesia y allí se le apareció la Virgen bajo la advocación de la Consolación y le dió como prenda la correa que Ella llevaba”.Tal es la justificación del cíngulo, la correa, el cinturón que aparece con insistencia en los diseños de fray Rafael Nieto: El cinturón que santa Mónica ganó de María Santísima para su hijo Agustín.
