miércoles, 9 de abril de 2008

ARMAS DEL REINO DE DIOS

Improbable lector, es muy posible que siga usted alguna religión. Lo más seguro es que crea. Es bueno creer. Efectivamente es muy probable que tras la muerte no exista nada. Que solo seamos una combinación de, sobre todo carbono y agua, aleatoria y muy desarrollada a lo largo de una evolución de millones de años, y que tras perder la vida volvamos a ser polvo.

Pero también es posible que exista algo. Que lo que nos contaron sea cierto y que tras morir pasemos a un estado más perfecto.
Lo más probable es que seamos agnósticos inconsecuentes. Que tengamos muchas dudas sobre la existencia de un ser superior, pero que nos aferremos a alguna fe en algo posterior. Eso es bueno. Y es que la insoportable levedad del ser, como tituló Kundera, debe ser aliviada creyendo en que existe vida después de la muerte. Sobre todo si, además, es cierto.

Si lee estas líneas, improbable lector, habla castellano y en consecuencia es casi seguro que fue educado y quizá aún practique la religión, el rito o como prefiera llamarlo, denominado católico. Esta religión dice seguir las enseñanzas recogidas, sobre todo, en una serie de libros: Los evangelios, que relatan la vida de Jesús de Nazaret y una serie de cartas de los primeros seguidores del mismo.

En esos libros, Jesús nunca se predicó a sí mismo. Predicó un Reino. Continuamente hizo referencia a un Reino. Un Reino que llamó Reino de Dios. En algunas partes del libro se llamó Reino de los Cielos por el miedo a nombrar a Dios de las primeras comunidades judeo-cristianas.

Pero este es un blog de heráldica, no religioso: A Jesús, en heráldica, se le representa a través de la cruz, su instrumento, terrible, de martirio.

No creo que a Él le hiciera mucha gracia verse representado por el instrumento que usaron para matarle; supongo que hubiera preferido, de acuerdo con lo esencial de su testimonio, de su doctrina, un sembrado de corazones de gules, o un solo gran corazón de gules.


¿Y el Reino del que tanto habló Jesús? Él nunca dio una definición de ese Reino. Nunca lo determinó con exactitud. Solo usó metáforas para hablar sobre él. Las parábolas más sugerentes que utilizó compararon el Reino con: Una semilla, un tesoro, una perla y una red.

¿Cómo representar pues heráldicamente, el Reino que predicó Jesús?.
Hay quien ha recurrido a las armas del Reino Latino de Jerusalén:

Otras formas de representar el reino se perfilan usando las figuras de sus metáforas:
La perla. El reino se puede representar heráldicamente a través de un bezante. De plata, evidentemente.
El tesoro: Mediante un sembrado de bezantes de oro.
La red: Mediante un fretado, pieza elegante pero que prácticamente no es conocida en la heráldica española.


Y para terminar esta entrada, la semilla: Se podría representar el Reino que predicó Jesús a través de la analogía con una semilla, para ello se podría recurrir a: Algo tan español como la bellota, o tan de Tierra Santa como la oliva.