Me preguntaba una prima hermana, Maite Carrión, si el escudo de nuestro apellido era ese azul que le acababa de enseñar o el otro que había visto mil veces con las ruedas de carro y los… ¿eran carrizos, no? En los reinos que hoy forman España, y en aquellos otros territorios que un día fueron parte del imperio, el escudo no es otra cosa que la extensión gráfica del apellido. Pero del apellido familiar, es decir, significa la adscripción a un entorno familiar determinado. Representa la pertenencia a un grupo al que le une un ascendiente común que en un momento determinado decidió adoptar unas armas. Considerar que el escudo que se ha consultado en una página de Internet, que asegura que las armas que usa una familia de Ciudad Real, que nada tiene que ver con la propia familia, es el nuestro, es absurdo y contrario a los usos heráldicos. Los apellidos no tienen escudo. Lo poseen las familias que, es verdad, se reconocen por poseer el mismo apellido. Pero en cualquier caso, han de pertenecer a la misma familia más o menos cercana. Sabido el hecho de no existir escudo del apellido, desde este blog se anima a adoptar nuevas armas a todo improbable lector que no lo haya hecho ya.