En España ha sido tradicional, durante siglos, decorar las paredes de las estancias más nobles de la casa con escudos de madera, en los que se reprentaban las armas del esposo o de la esposa o de ambos.
Es ya dificil ver alguna casa en la que se mantenga esta costumbre. Hoy se considera ostentoso. Como si el adoptar unas armas tuviera algo que ver con la nobleza cuando, como ya se expuso en otras entradas anteriores de este blog, no tiene absolutamente nada que ver. En España, la legislación heráldica admite que cualquier individuo tiene derecho a usar un escudo con sus armas, siempre que no coincidan con las de otro linaje que ya las ostente. Consecuentemente en nada, en nada, se demuestra nobleza o falta de ella, por usar un escudo.