martes, 2 de octubre de 2007

EVOLUCION ARMERA

El sacerdote católico de la diócesis de Metuchen, Nueva Jersey, en los Estados Unidos, padre don Guy Selvester, de origen irlandés e italiano, ha creado para sí mismo estas armas:
Sobrias, elegantes y... sobre todo, fruto de una evolución armera. Este sacerdote, partió de un escudo no muy acertado, desde luego, que reflejaba sus aficiones... en fin... un escudo del todo infantil.
La explicación de la existencia del pino central proviene de que Selvester, su apellido, significa del bosque. La cruz de San Francisco, porque estudiaba en la Universidad de esa orden, las máscaras por su afición a la comedia y la cruz de Canterbury, porque sí. Porque quería una cruz y puso esa.
Después evolucionó a este otro escudo:

Puso las máscaras en banda, y luego, cambió la cruz de San Francisco, por la de los benedictinos. El escudo resultaba igual de infantil que el primero. La siguiente evolución fue esta:

Empezaba a parecerse a un verdadero escudo. Abandonó el jefe abarrotado y sobrepuso al pino una faja con bezantes cargados. Los tréboles son, evidentemente, por su ascendencia irlandesa, como habrá adivinado, improbable lector. Entonces, cuando diseñó este escudo, abandonó su vida secular, para incorporarse a un monasterio benedictino americano.

Y en la siguiente evolución sí es donde se produjo un verdadero cambio. Él mismo, el padre Guy Selvester, relata que debió este cambio de armas al doctor en filosofía, creo que europeo del este, exiliado en norteamérica debido a alguna guerra, doctor Geza Grosschmid. Este doctor sí era un buen heraldista, como es evidente. Sus nuevas armas fueron:Ahora ya sí resultan unas armas elegantes ¿no lo cree, improbable lector?. Las cruces están ahí por la orden benedictina y el gules porque el doctor Geza Grosschmid le sugirió al sacerdote, que todo escudo debía contener al menos una figura en gules. ¡Que acierto!. Y de nuevo surgió otra evolución. Esta vez vino motivada por el abandono de la orden benedictina por parte de don Guy Selvester, para trasladarse a finalizar sus estudios eclesiásticos a un seminario diocesano. En consecuencia, cambió las dos cruces benedictinas por dos cruces flordelisadas. Aquellas que yuxtaponen la imagen de Jesús, la cruz, con la de María, su santísima Madre. El resultado fue similar al anterior:

Por último, hizo un nuevo cambio. Quiso mantener la figura del pino que le había acompañado en todo su devenir heráldico. Pero también se dio cuenta de que una sola figura, un solo elemento, hacía más hermoso un escudo; se decidió por un bosque verde en jefe; unido a un cielo de oro en el resto del escudo, junto con una sola cruz flordelisada de gules. Y el resultado fue el que ha visto, lector, al inicio de estas líneas:

Toda esta evolución puede seguirla, mejor redactada, aunque en lengua inglesa, en la siguiente dirección:

http://americanheraldry.org/forums/showthread.php?t=3336


Unas armas acertadas, elegantes, sobrias, dignas... pero estoy tentado, conociendo el significado de los colores, de proponer a sacerdote del que venimos hablando una variación, casi inapreciable, pero que le dotaría de mayor significación. Se trata de que el cielo quede arriba, donde debe estar, y el bosque quede abajo, donde es lógico que aparezca. Y la cruz en el cielo, recordando aquella aparición que tuvo Constantino de la cruz. Aquella de In hoc signo vinces, con este signo vencerás.

Esta es la proposición que un día remitiré al padre Guy Selvester:Igualmente sobria, con el mismo significado, pero en su correcta posición.