lunes, 30 de agosto de 2010

MACEROS, I

Ya se expuso que, a pesar de ser el monarca el fons honorum legítimo de las materias premial y heráldica, estas áreas han sido tradicionalmente cedidas a expertos en esos asuntos. Expertos que, al recibir el encargo regio de entender jurídicamente sobre estas lídes, han gozado de verdadera soberanía en su parcela asignada. Soberanía que, no obstante, se ejercitaba en nombre del rey.
Consecuentemente, ha sido costumbre común de los soberanos de nuestro entorno geográfico imponer a sus reyes de armas un tabardo. Tabardo de obligado uso para ejercitar sus funciones cedidas, en el que se representaban las propias armas del soberano, verdadera, en última instancia, fuente de honores y aquel en cuyo nombre se ejercía la soberanía.
Al igual que los reyes de armas, determinados funcionarios de diferentes administraciones, estatales, regionales o municipales, han ostentado las armas, bien del rey,
bien de la región,
bien del ayuntamiento,
para manifestar que el cargo que ejercen se realiza en nombre de la superior autoridad para quien trabajan.
Para terminar esta brevísima entrada, señalar que estos funcionarios han recibido diferentes denominaciones siendo la más habitual, en estos reinos que hoy son España, la de maceros.