sábado, 20 de febrero de 2010

FIN

Esta entrada hace la novecientas treinta y tantas de las que han ido apareciendo a lo largo de la efímera vida de este blog de heráldica. Y con esta entrada el blog concluye.

Termino con una nota de humor significándole, improbable lector, que los corregentes del Maestrazgo soberano se han ofrecido amablemente a otorgarme el título de mester de heraldía y, naturalmente, he aceptado. Me he apresurado a añadir a mis armas, la corona que denotará mi empleo heráldico.Así que marcho al exilio a disfrutar de mi nuevo oficio. Esperando no haberle resultado excesivamente tedioso, improbable lector, cordialmente se despide hasta otra ocasión:

José Juan Carrión Rangel

viernes, 19 de febrero de 2010

PROVISIÓN DE REYES DE ARMAS

La heráldica se mantiene viva. Permanece viva en tanto que se siguen, no solo exhibiendo antiguas armerías, sino adoptando armas nuevas.Como recordará, improbable lector, el escudo, en estos reinos que son España, es propiedad de quienquiera que desee hacerse diseñar armas nuevas. No es necesario ser noble, no se requiere condición alguna. Únicamente hay que elegir unas armas. Nada más.En otros reinos de nuestro entorno geográfico europeo no ocurre así, siendo necesario poseer o acceder a la condición de noble. Aquí no. En los reinos que hoy son España y en todos aquellos virreinatos que algún día pertenecieron a la corona, ostenta armas quienquiera que desee poseer un escudo.Pero también es cierto que resulta del todo conveniente y muy acorde a las más antiguas tradiciones españolas, que así lo exigían, registrarlo ante la autoridad de un rey de armas.El último individuo que ostentó este cargo de rey de armas, acreditado ante el ministerio de Justicia, falleció en 2005. Falleció quien, en nombre del rey y con el visto bueno de las autoridades del ministerio de justicia, podía registrar armas nuevas. Y ante la reciente cuestión planteada por don Ignacio Koblischek, la administración pública española ha definido que no existe rey de armas alguno que esté legalmente acreditado.Frente a este estado de cosas cabe plantearse la siguiente reflexión: Naciones tan adelantadas socialmente como Inglaterra, Holanda, Canadá o Suecia, mantienen la figura de los reyes de armas. Figura que aquí, como ha quedado expuesto, permanece vacante desde 2005.Sin embargo no existe inconveniente en aceptar que en España existen actualmente cronistas de armas, heráldicamente muy capacitados, que se encargan de ordenar adecuadamente los escudos de los municipios de las diferentes regiones. Cronistas que han sido nombrados por las diferentes comunidades autónomas y cuyas funciones y pareceres han sido publicados en los diferentes boletines oficiales regionales, perdón autonómicos.Si el puesto entonces de rey de armas permanece vacante, existiendo sin embargo quien, por su capacidad, pueda ocuparlo ¿no debería sopesarse la posibilidad de recrear la figura, de dar vida de nuevo al cargo?

jueves, 18 de febrero de 2010

ENLACES HERÁLDICOS

Algunas de las páginas sobre heráldica que todo heraldista virtual debería visitar periódicamente:

El blog del padre Selvester: www.shoutsinthepiazza.blogspot.com/

El sitio web del heraldista don Ignacio Koblischek: www.riag.es/

La página del heraldista norteamericano, con ascendientes greco-españoles, don Kimon Andreou Vergara: www.idtg.org/

El blog de la página de Blasones Hispanos: http://blog-blasones-hispanos.blogspot.com/

El foro de armas episcopales: www.cattoliciromani.com/forum/showthread.php/stemmi_dei_vescovi_delle_diocesi-2860p194.html

El blog de don Fredrik Brodin, oficial del Ejército del Aire de Suecia: www.armorialblog.wordpress.com/

La página de los excepcionales diseños de fray Rafael Nieto: www.rafaelnieto.com/0524869b7c1261a05/index.php

El blog de don Fernando Martínez y Larrañaga, soberbio dibujante heráldico: http://www.heraldistas.blogspot.com/

La página de la Real Academia Matritense de Heráldica: http://www.ramhg.es/

El blog de don Juan Fernández-Molina y Ruiz de Aranda: http://arteheraldico.blogspot.com/

El sitio virtual del heredero del saber artístico de monseñor Heim, don Marco Foppoli
: http://www.marcofoppoli.com/

La página de la Asociación de Diplomados en genealogía y heráldica: http://www.adghn.org/

El siempre ameno blog reales sitios, de nuestro amigo don Javier Terán Conde: http://www.realessitios.blogspot.com/

La página sobre heráldica de don Giuseppe Quattrociocchi: http://www.gqaraldica.it/

El blog de Heráldica de Chile: http://heraldicadechile.blogspot.com/

Numen, la revista digital de nuestras ciencias: http://numendigital.com/

El blog de don David Appleton: http://blog.appletonstudios.com/

El blog que muestra los excepcionales diseños de armas de don Carlos Navarro Gazapo: http://heraldicahispanica.blogspot.com/

El proyecto heráldico de wikipedia, de donde se ha extraído una buena parte de las armas expuestas en este blog: http://es.wikipedia.org/w/index.php?redirect=no&title=PR:THV

El foro de heráldica hispana
: http://heraldicahispana.com/npds/viewforum.php?forum=7

Y el foro de heraldaria: http://www.heraldaria.com/phorum5/list.php?3

EL DESENLACE DE LA SAGA DE LOS TRES MUEBLES DE SABLE: UN ERROR

Remite unas líneas el barón de Sórvigo, cuyas armas encabezan esta entrada, proponiendo una docta y original resolución del asunto de los tres muebles de sable. Sus palabras siguen a estas líneas:

Mi muy estimado amigo:

He seguido con harto interés la pesquisa sobre los tres misteriosos muebles de sable, propuesta en su blog por un heraldista de Valencia. Muy interesantes todas las aportaciones, unas más verosímiles que otras, pero creo que se olvida una posibilidad que quiero traerle a colación.Sin duda es una posibilidad que todos y cada uno de sus corresponsales han valorado, pero me apuesto el bigote a que ninguno se ha atrevido a exponerla. Me refiero a algo tan sencillo como: ¿y si se trata de un error?

Permítame que me explique: la cuestión de los errores y de su trascendencia en esta ciencia es un tema poco estudiado, pero no me negará que la heráldica está sujeta a fallos de muy diversos tipos: artistas sin conocimientos sobre el tema, heraldistas que inventan lo que no conocen, errores de interpretación al trabajar sobre blasonamientos escritos, etc… ¡qué le voy yo a contar! El problema es que tales errores pueden convertirse en verdaderos quebraderos de cabeza si nos empeñamos en darles una explicación razonada: muchas veces es más fructífero pensar dónde puede estar el error que tratar de buscar alambicados razonamientos.Como buen lector de novelas de detectives voy a tratar de seguir un camino lógico para encontrar el error. Como Sherlock Holmes o Hércules Poirot.Lo primero es analizar el lugar de los hechos. En este caso nos encontramos que el escudo en cuestión se encuentra en un manuscrito de la Biblioteca Estatal Bávara, luego tiene todas las papeletas para que se trate de un libro alemán, dato que no me desmiente el aspecto del propio blasón que aporta el heraldista iniciador del asunto. Este escenario se completa con otros dos secundarios, que aporta el artículo de D. Juan J. Sánchez Badiola que le envío su lector Felipe Sánchez: me refiero a un grabado inglés del s. XVI depositado en el National Maritime Museum británico, y el de la Hispaniae Nova Describtio, de 1606, de Honius y Kaerius. En los tres casos aparecen escudos similares, con una configuración parecida, y con el cuartel con los tres extraños muebles de sable. ¿Qué tienen en común estos tres escenarios del delito? El extranjero. Ninguno de ellos es español, todos están escritos y/o editados en otros países, y por autores de otras latitudes.Ubicado el escenario del crimen, hay que analizarlo para encontrar pistas. ¿Qué pistas buscamos? Hay que ver qué cosas se encuentran en el escenario y no deberían estar ahí, y también qué cosas deberían estar y no aparecen. El obvio que las armas de Castilla, León, Aragón, Sicilia, Granada, y los territorios germanos de la Corona se encuentran bien ubicados y no presentan lugar a dudas. Tampoco pongo en cuestión los escudos de Toledo, Galicia y Portugal, aunque su presencia resulte más chocante. No debería estar (o al menos no conocemos la razón) el escudo intruso con los tres extraños muebles de sable. ¿Y qué podría haber en semejante composición y no está? Se me ocurren varias posibilidades, pero me voy a decantar por una de ellas: las armas de Navarra. Si bien su presencia es ocasional en el escudo español desde época de los Reyes Católicos, no es descartable que pudiera ubicarse en tal posición ni resultaría contradictorio con el resto de las armas de ese cuartel.Ya tenemos el escenario del crimen y las pistas. Ahora toca encontrar un sospechoso. Alguien que tenga la ocasión y los motivos para cometer el crimen. Después de repasar el archivo, creo que he encontrado al sospechoso idóneo: el Libro de Armería del Reino de Navarra, del que ya han hablado en su blog los Sres. Corbera, Vivar y Urrestarazu. En la lámina inicial de ese manuscrito se representa el escudo de Navarra orlado por las armas de los doce ricoshomes del Reino, y entre ellos las del linaje de Let, de oro tres potes de sable bien ordenados. O sea, que el Libro de Armería tiene en la misma página las armas que nos faltan y las que nos sobran: la pista que debería estar en el escenario del crimen y no está, y la que no debería aparecer, pero está allí.

Aquí tenemos al sospechoso que tiene la pista en el bolsillo, que cuenta con la ocasión y los motivos para cometer el crimen.¿Podemos reconstruir el crimen ahora que tenemos escenario, pistas y sospechoso? Las novelas de detectives suelen terminar con un relato de los hechos de una lógica más que aplastante. Yo no llegaré a tanto. A mi modo de ver el artista que dibujara el primero de los tres escudos descritos (o el antepasado común de los tres), documentó su trabajo con bastante pobreza, cosa explicable si se encontraba en otro país, lejos de las fuentes. Para él, un escudo español era algo bastante extraño, y para colmo no hay que olvidar que las armas grandes de la Corona tardaron mucho en incorporar el escudo de Navarra, que se utilizaba más bien para “consumo interno”. Así pues, creo razonable pensar que el artista extranjero no tendría ninguna familiaridad con las armas navarras.¿Cómo pudo conocer, pues, este escudo? Pensemos que en aquella época no había Internet, ni fotografía. Tal trabajo de documentación sólo pudo realizarse observando blasones anteriores (armoriales, banderas, …), o mediante apuntes que se trajeran desde España. Me inclino a pensar que en este caso ocurrió lo segundo. Alguien tuvo acceso al Libro de Armería del Reino de Navarra, o a cualquier otro texto que presentara una lámina similar, y tomó apuntes de los trece escudos. Apuntes que imagino de trazos sencillos, sin conservar la artística disposición de la lámina original ni la relación de tamaños entre los blasones. Lo cual da pie a pensar en que quien utilizara tales apuntes se equivocara, tomando las armas de Let por las de Navarra, que –repito- le resultaban desconocidas.A partir de ahí es fácil reconstruir la cadena: un segundo artista tomó por bueno el error del primero y lo reflejó en su obra; y luego vino un tercero, y así hasta… ¿cuántos escudos misteriosos podríamos llegar a encontrar? Sábelo Dios.

Y hasta aquí mi aportación a la pesquisa. Espero que, si no he conseguido aclarar el misterio, al menos le haya hecho pasar un buen rato.

Un cordial saludo:

El Barón de Sórvigo

MEMINI

Memoria histórica.

Sin entrar en temas políticos, tan ajenos a la profesión militar, se propone un enlace: http://www.persecucionreligiosa.es/toledo/t_martires.html

miércoles, 17 de febrero de 2010

CETROS

Es atávico a nuestra especie el uso de instrumentos. Desde que los primeros homínidos se empezaron a extender por la superficie emergida del planeta se valieron de primigenios instrumentos para ayudarse: palos y piedras. Tan impreso está en nuestra herencia genética el portar palos que aún hoy, denota poder.No se sorprenda, improbable lector, la vigencia de lo que acabo de exponer le resultará evidente a través de algunos ejemplos.En las ceremonias castrenses de toda índole se reconoce rápidamente la persona está al mando de la formación observando quién porta el bastón de mando; un palo a fin de cuentas, adornado, pero un palo.Es costumbre, por ejemplo, que en las ceremonias, tanto civiles como militares, al recibir a algún miembro de la real familia, se ceda el bastón de mando al insigne invitado manifestando con ese gesto el reconocimiento de su autoridad.Todavía hoy, creo que es uso universal, las divisas de los empleos de general se reconocen porque un bastón se apoya sobre un sable. Su significado es parlante: Indica el mando, representado por el bastón, sobre las armas, expresadas a través del sable.Incluso la divisa del empleo de capitán general, que en España ostenta únicamente el rey, exhibe un bastón sobre otro bastón, lo que viene reflejar de modo parlante la autoridad, el mando, sobre los que mandan.Tradicionalmente nuestros reyes se han hecho retratar portando un palo llamado bengala, que significaba el mando efectivo sobre su reino. En el transcurso de una ceremonia a la que tuvimos el honor de asistir, con ocasión de la celebración de sus primeros veinticinco años de reinado, nuestro actual monarca, don Juan Carlos, recibió de manos del jefe del estado mayor de la defensa, máximo mando efectivo, una bengala que se adornaba con la divisa de su empleo y con los muebles de los reinos que conforman España. Bengala que nuestro rey utiliza en los actos castrenses a los que acude y con la que, incluso, ha posado para los retratos institucionales. Y no solo los monarcas, tradicionalmente los generales portaban en el campo de batalla sus bengalas para ser reconocidos sin dificultad.
En el ámbito eclesial es igualmente el que porta el báculo quien ostenta la máxima dignidad. Así, en las ceremonias de entronización de los nuevos obispos, la toma del báculo es el acto a través del cual se hace entrega de la autoridad sobre el rebaño de fieles.Igualmente, otras monarquías de los reinos de nuestro entorno significan su autoridad por medio de cetros.En la ceremonia de entronización ante las cortes de nuestro monarca, en 1975, los símbolos de su reinado se fijaron con la corona, un crucifijo y el cetro real.Para concluir se exponen otros bastones, que igualmente significan autoridad, más relacionados con nuestras ciencias. Me refiero a los bastones que portan, en el ejercicio de sus funciones, los reyes de armas, heraldos y persevantes.Como se ha explicado ya en varias ocasiones, los reyes de armas son los funcionarios públicos en los que recae la cesión de autoridad de los monarcas soberanos para atender los asuntos relacionados con las materias heráldica, genealógica y nobiliaria. En consecuencia, al poseer la cesión de autoridad emanada del mismo soberano, los reyes de armas portan con absoluta propiedad el símbolo de su poder, el símbolo de su autoridad: Un bastón, un cetro.Concluye esta entrada con una larga serie de fotografías en las que se exponen los diferentes bastones que los reyes de armas y demás autoridades heráldicas portan en el ejercicio de sus funciones.

El colegio de armas del reino de Inglaterra posee dos cetros diferentes que distinguen a los persevantes y heraldos, de los reyes de armas. El bastón de autoridad de los primeros se adorna, en su extremo, del mueble representado en las armas del propio colegio de armas, una paloma de azur, paloma que quiere representar el primitivo oficio de los heraldos como mensajeros.
Los reyes de armas de aquella institución portan un cetro que se adorna con las señales de su heraldía.El rey de armas de Escocia porta igualmente un bastón adornado con la señal de aquel reino: el cardo escocés.Sus heraldos y persevantes portan un simple cetro de sable que se adorna en sus extremos con tapas doradas.Los cuatro oficiales de armas particulares de aquel reino portan igualmente bastón de sable con tapas de oro a excepción del oficial de armas del conde de Crawford, que porta un cetro adornado con el jaquelado y el león de las armas de aquel noble.También el representante de la autoridad heráldica de Eslovaquia utiliza un cetro ornamentado con la cruz de doble traviesa que simboliza a aquel país.Del mismo modo, las autoridades de Frisia, de las que se habló recientemente, usan en el ejercicio de su función un báculo de oficio, un bastón.Estos cetros o bastones de oficio heráldico es costumbre que se representen, acolados, a las armas de su poseedor. Así, don José María de Montells, como heraldo maestro de armas de la casa real de Georgia, acola a sus propias armas, en el caso que se expone soberbiamente dibujadas por el maestro Foppoli, los bastones de heraldo.Bastones adornados con el emblema de la orden de la túnica inconsútil de nuestro Señor, propia de aquella dinastía.Confirmando lo expuesto hasta aquí, incluso en las naciones de fantasía, siempre tan cuidadosas con los asuntos simbólicos, los monarcas de ficción y sus heraldos se hacen retratar portando un cetro de oficio.Concluye esta entrada, a modo de nota de humor, con la imagen del cetro de Ottokar, que se convierte en el sustento fundamental de la trama del comic de homónimo título.