martes, 23 de junio de 2009

GUERRA CIVIL CASTELLANO-ARAGONESA

Hubo en estos reinos que hoy llamamos España un conflicto armado hace trescientos años. Ese conflicto hoy se conoce como la guerra de sucesión.Como sabe, improbable lector, esta lucha se originó tras la muerte sin sucesión del rey don Carlos II, el hechizado, último representante en estos reinos de la casa de Habsburgo.Esta guerra, poco estudiada, comenzó en 1701 y no finalizó realmente hasta que en 1744 se rindieron las últimas guarniciones en la isla de Mallorca, aunque se conoce oficialmente al tratado de Utrech de 1713 como la conclusión del conflicto.Los protagonistas del enfrentamiento fueron los reyes: Don Felipe V de Borbón, nieto del rey Luis XIV del reino de Francia; y el aquí conocido como el archiduque Carlos, rey don Carlos III de Habsburgo para sus partidarios, que fue el séptimo hijo, segundo varón, del emperador Leopoldo I de una nación, denominada entonces, como Sacro Imperio Romano Germánico.El rey Felipe V se sentó en el trono de Madrid en 1701, al comienzo de la guerra, si bien en 1706, consecuencia de las operaciones militares de su adversario huyó de la corte, ocupando el archiduque Carlos la ciudad de Madrid y siendo proclamado rey con el nombre de Carlos III.Este conflicto, de grandísima repercusión internacional, hasta el punto de ser considerado una guerra europea, se materializó en España en una guerra civil que enfrentó al reino de Castilla contra los antiguos reinos de la corona de Aragón.Y es que bajo la apariencia de una guerra dinástica se escondía realmente un conflicto que dirimía una concepción política de los reinos de España perfectamente dispar:El rey Felipe V proponía una administración de la política regional de los reinos de España basada en un centralismo arrasador de las culturas y diferencias periféricas. Centralismo que se materializó posteriormente en los decretos de nueva planta, que arrollaron las ancestrales cortes de cada uno de los cuatro reinos de la corona de Aragón: El propio Aragón, el principado de Cataluña, el reino de Valencia y el reino de las islas Baleares.Por su parte, el archiduque Carlos entendía la administración política española como un mantenimiento, sin cambios, de las tradicionales cortes, privilegios y fueros de cada uno de los reinos que formaban la corona española.Como sabe, improbable lector, ganada la guerra de sucesión, la guerra civil castellano-aragonesa, por Felipe V, que fue el rey propuesto por la corona de Castilla, el sistema centralista se mantuvo hasta la constitución de 1978 que, con la creación del estado de las autonomías, quiso aliviar en parte la presión centrífuga de las regiones periféricas.