De la página de Marco Foppoli, el genial heraldista y excepcional dibujante italiano, especializado en heráldica eclesiástica, se han tomado las siguientes armas:Se trata de un escudo timbrado con capelo. Pero capelo que no presenta las características borlas cayendo a sus lados.La explicación a este timbre hay que buscarla en el nuevo concepto del orden sagrado relativo al diaconado.
Existen desde hace algunos años, especialmente desde la celebración del concilio Vaticano II, nuevos conceptos relativos a este orden sagrado. La idea del diaconado como paso previo, y generalmente breve, al sacerdocio hoy se ve superada por la existencia de diáconos permanentes.
Estos diáconos, son parte del entramado ordenado de la Iglesia. Pero no son sacerdotes. Vienen tradicionalmente careciendo de timbre propio para representar sus armas dentro del marco heráldico característico de la Iglesia. Así, sin que la propia Iglesia haya definido algo al respecto, el maestro Foppoli ha recogido un sentir común entre los heraldistas que consideran necesario incluir a los diáconos entre los poseedores de armas estrictamente eclesiales, es decir, timbradas con capelo.Y para alcanzar este objetivo de representación es obligado prescindir de las borlas toda vez que, desde las quince borlas por lado de los cardenales, pasando por las diez de los arzobispos, seis borlas por lado de los obispos, tres de los prelados domésticos, dos de los canónigosy hasta la única borla por lado de los sacerdotes, no existe otra opción, acorde al sistema de representación de categoría establecido para la heráldica de la Iglesia, que representar el timbre propio de los diáconos a través de un capelo de sable sin borlas.Sea bienvenido este nuevo concepto heráldico adaptado por el maestro Foppoli: El timbre de los diáconos.
Existen desde hace algunos años, especialmente desde la celebración del concilio Vaticano II, nuevos conceptos relativos a este orden sagrado. La idea del diaconado como paso previo, y generalmente breve, al sacerdocio hoy se ve superada por la existencia de diáconos permanentes.
Estos diáconos, son parte del entramado ordenado de la Iglesia. Pero no son sacerdotes. Vienen tradicionalmente careciendo de timbre propio para representar sus armas dentro del marco heráldico característico de la Iglesia. Así, sin que la propia Iglesia haya definido algo al respecto, el maestro Foppoli ha recogido un sentir común entre los heraldistas que consideran necesario incluir a los diáconos entre los poseedores de armas estrictamente eclesiales, es decir, timbradas con capelo.Y para alcanzar este objetivo de representación es obligado prescindir de las borlas toda vez que, desde las quince borlas por lado de los cardenales, pasando por las diez de los arzobispos, seis borlas por lado de los obispos, tres de los prelados domésticos, dos de los canónigosy hasta la única borla por lado de los sacerdotes, no existe otra opción, acorde al sistema de representación de categoría establecido para la heráldica de la Iglesia, que representar el timbre propio de los diáconos a través de un capelo de sable sin borlas.Sea bienvenido este nuevo concepto heráldico adaptado por el maestro Foppoli: El timbre de los diáconos.