viernes, 19 de octubre de 2007

TEMPLE

Me ha pedido un amigo y compañero de armas, don Alberto Sánchez Adán , que relate algo sobre el Temple en este blog. Mi idea sobre el Temple no creo que sea la que espera leer mi amigo.

Aquí, en este blog, escribo de heráldica. Espero que el tema le parezca interesante. Esta es mi opinión heráldica sobre esa orden desaparecida y hoy, aparentemente, rehabilitada.

La heráldica del temple se plantea de diferentes formas:

Para el común de los individuos, al recrear mentalmente un templario, el escudo, la simbología que imaginan suele ser esta: En plata cruz llana de gules. La cruz muchas veces recortada o potenzada, o como quiera que sea. Pero siempre de gules. Algo como esto:

Sin embargo, para los que se han interesado mínimamente por la ciencia heráldica, se reconoce en las armas descritas una excesiva asimilación con las que adoptaba el común de los cruzados.

Así, para los aficionados a esta ciencia, las armas de esta orden, las que parece que realmente embrazaron los caballeros, fueron: Escudo de sable cortado de plata, cargado con cruz llana de gules brochante. Algo parecido a esto:

Un par de páginas, de las muchas que existen en la red, que contienen la heráldica de los grandes maestres del temple pueden ser:
http://es.wikipedia.org/wiki/Grandes_Maestres_del_Temple
http://membres.lycos.fr/insolite/templiers/maitres.htm

Aparte de la heráldica de la orden, que realmente no da para más, se puede recrear, imaginar, pensar en voz alta sobre lo que hoy sería la orden si no la hubiera codiciado el rey francés Felipe, hasta el extremo de solicitar, y lograr, su abolición por el Papa. Hacer, lo que se denomina un futurible, un qué hubiera ocurrido si...

Otras órdenes se encontraban en aquel momento, en el siglo XIV, en parecida situación: Fuera del reino de Jerusalén, o de los principados y condados latinos de Tierra Santa. ¿Y qué son hoy? Ésas órdenes siguen existiendo. Por ejemplo, la orden de Malta se llamaba entonces orden del Hospital. Hoy solo sirve como ilustre colegio de nobles de la cristiandad. Es decir, como una asociación que acoge a los nobles de occidente y les dota de un fin altruista.

Igualmente las órdenes militares españolas que sirven solo para asociar a los nobles más nobles y más linajudos de todos los nobles españoles.

A donde se quiere ir a parar es a ayudar, brevemente, a desdecir a los creadores de mitos sin sentido, que quieren ver prodigios donde no los hay. La orden del temple, francesa hasta la médula, no tenía secreto esotérico que ocultar. Eso no son más que patrañas impropias de personas cultivadas. Es verdad que tampoco sería propio decir que su abolición fue justa. Evidentemente, fue un atropello feroz, pero de ahí a elevar a la categoría de dioses que tenían secretos que harían a la humanidad mejor, o que poseían piedras filosofales, es infantil.

En España, y concretamente en Castilla, los templarios, extranjeros franceses todos, dejaron una imagen de cobardes irresoluble. Antes de iniciarse la batalla de Alarcos, en 1195, abandonaron la fortaleza de Calatrava. Esta muestra de cobardía, providencialmente, serviría para que el abad del monasterio de Fitero, Raimundo, se decidiera a defender la plaza y se creara la primera de las órdenes militares españolas, que tantas glorias dieran a nuestros reinos. Los franceses huyeron. No parece que eso sea lo propio de personas que poseen secretos que alterarían el curso de la historia de la humanidad. Parece mas propio de, insisto, cobardes.

Por último añadir que el papa que disolvió la orden, decretó excomunión para cualquier católico que añadiese el adjetivo templario a sí mismo o una asociación cualquiera. Creo que esa excomunión se ha levantado por el papa Juan Pablo II. No veo la necesidad. Cualquier asociación , hoy, que se titula templaria, no es mas que un grupo de personas, normalmente insatisfechas socialmente, y que buscan un algo mejor, que desde luego no encontrarán en una asociación a todas luces infantil.