sábado, 25 de septiembre de 2010

SÁBADO: IMÁGENES

Hoy, que es sábado, solamente se propone una fotografía. Está tomada en la calle de san Justo, en el llamado Madrid de los Austrias, cerca del palacio real.
La imagen recoge el escudo que adorna lo más alto de la fachada de la que fuera iglesia de la nunciatura y hoy basílica pontificia de san Miguel.
Las armas representadas en piedra corresponden al que fuera, antes de abandonar sus cargos eclesiásticos para contraer matrimonio, el cardenal, infante de España, don Luis Antonio de Borbón y Farnesio, bajo cuyo gobierno episcopal, como arzobispo de Toledo, se construyó el magnífico templo.
No es gratuita la expresión anterior cargos eclesiásticos en vez de estado eclesiástico, toda vez que don Luis nunca fue ordenado, ni recibió siquiera las órdenes menores. Una curiosidad para los que habitamos la zona noroeste de Madrid: a la munificencia del infante don Luis se debe la construcción del palacio de Boadilla del Monte. Residencia que, actuando como mecenas, sirvió de acomodo a varios artistas de renombre, como el famoso compositor Boccherini o el inmortal Francisco de Goya.
A pesar del expreso deseo testamentario de don Luis de Borbón de ser enterrado en su palacio de Boadilla, sus restos reposan en el panteón de infantes del monasterio de El Escorial. En su tumba, sus armas se timbran con corona condal toda vez que sucedió a su hermano Felipe en el condado de Chichón, al abandonar éste España para reinar en el ducado soberano de Parma.
Tal como se intuye, más que se ve, en la fotografía que hoy se expone,
el cardenal infante, al igual que actual príncipe de Asturias, brisaba sus armas con lambel de tres pendientes.
Para concluir, reseñar que sirve de alguna forma este hecho para ahondar en el acierto del criterio seguido por don Faustino Menéndez-Pidal de Navascués al diseñar las armas de don Felipe, el actual príncipe de Asturias, brisándolas con lambel, en contra de una buena parte de la comunidad heráldica que consideraba este mueble heráldico propio de la dinastía de los Austrias, como herederos de los Borgoña, y no de los Borbón.

viernes, 24 de septiembre de 2010

COLABORACIÓN

LA CONDESA DE BARCELONA
IN MEMORIAM
Por
José Luis Sampedro Escolar

Hoy, 24 de septiembre, celebra la Iglesia Católica la festividad de Nuestra Señora de la Merced, onomástica de S.A.R. la Princesa Doña María de las Mercedes de Borbón y Orleáns, madre de Su Majestad el Rey Don Juan Carlos I. Este año, en el que se ha cumplido el décimo aniversario de su fallecimiento (falleció en Lanzarote el 2 de enero de 2000), Doña maría hubiera cumplido cien años de edad.

¿Cómo llega el nombre de Mercedes a hacerse presente entre las señoras de la Familia Real española?

A principios del siglo XIII, en 1218, San Pedro Nolasco, con ayuda de Jaime I de Aragón, fundó en Barcelona una orden, puesta bajo la protección de la Virgen de la Merced (o de las Mercedes), con el fin de redimir cautivos cristianos esclavizados por los musulmanes. Es sabido que la célebre imagen de esta advocación mariana, patrona de la diócesis de Barcelona, con sede en la catedral de la Ciudad Condal, se fecha en 1361, atribuyéndose su autoría a Pere Moragues. Pero, debido a la arraigada presencia de la Orden Mercedaria en la costa andaluza, también se le tiene gran devoción, documentada desde el siglo XVIII, en la localidad gaditana de la Real Isla de San Fernando, en Jerez de la Frontera (donde es patrona) y en la propia capital de la provincia, en la que ejerce el copatronazgo junto a los mártires Servando y Germán.
Retrato de la Reina Mercedes, con su firma autógrafa, en la prensa de la época.


Las armas de Doña Mercedes.

Esta devoción decimonónica andaluza es la que explica que cuando la Infanta Luisa Fernanda y su esposo, el Duque de Montpensier tuvieron, en 1860, su sexto vástago logrado, la madre, piadosa católica, escogiese el de Mercedes como nombre de esta su quinta hija, la que habría de ser efímera Reina por su matrimonio, en 1878, con su primo hermano, Don Alfonso XII. La Infanta nació en Madrid, pero su vinculación con Sevilla, Castilleja, Sanlúcar y otros muchos lugares andaluces es notoria.

La Infanta Doña Mercedes, Princesa de Asturias, antepone la incicial “C” de su marido (Carlos) a su nombre de pila, que recibió en recuerdo de su madrastra prematuramente fallecida.


Las armas de la Infanta Doña Mercedes, Princesa de Asturias.

La segunda esposa de este monarca, Doña María Cristina, quiso que se impusiese en el bautismo el nombre de la fallecida Mercedes a su hija primogénita, nacida en 1880, María de las Mercedes, Isabel, Teresa, Cristina, Alfonsa, Jacinta, Ana, Josefa, Francisca, Carolina, Fernanda, Filomena, María, de Todos los Santos, homenaje que el viudo agradeció vivamente. Esta Infanta, proclamada Princesa de Asturias, casó en 1901 con un lejano primo, Don Carlos de Borbón Dos Sicilias, y falleció en 1904.

S.A.R. la Condesa de Barcelona. Boceto de Benedito propiedad del autor.


Las armas de la Condesa de Barcelona.

La segunda esposa de Don Carlos, Doña Luisa de Orleáns, repitió el bonito gesto de la Reina Cristina y puso el nombre de Mercedes (María de las Mercedes Cristina Isabel Luisa Carolina Victoria) a su segunda hija, nacida en Madrid el 23 de diciembre de 1910, en el histórico palacio del marqués de Villamejor que, pasados los años sería presidencia del Gobierno, en el número 3 del paseo de la Castellana. Alfonso XIII la tituló Princesa de Borbón con tratamiento de Alteza Real, aunque es común el error de considerarla Infanta (como eran sus medio hermanos, nacidos del primer matrimonio de su padre). Al casar en 1935 con su lejano primo el Infante Don Juan sí adquirió la condición de Infanta, pero quedaba relegada porque ya en esas fechas su marido usaba la dignidad de Príncipe de Asturias, que ella compartía lógicamente, hasta 1941, cuando se convirtió en Condesa de Barcelona al asumir su marido este título de Soberanía como Jefe de la Casa Real de España, a imitación de su primo, el Conde de París, pretendiente de la Corona francesa.

Excepcional ejemplo de firma de la Condesa de Barcelona en el que usa su nombre de Mercedes por dedicar este retrato a una tocaya suya. Como se puede ver, la rúbrica queda corta, pues estaba acostumbrada a firmar sólo “María”.

Sabido es que en 1969 Don Juan recibió la visita del marqués de Mondéjar que venía a informarle, horas antes de que se produjese el acontecimiento, de que el Príncipe Don Juan Carlos iba a aceptar la designación de futuro monarca por Franco en virtud de la Ley de Sucesión de 1947. El Conde de Barcelona, airado, dejó que fuese Doña María quien despidiese al enviado de su hijo, al que ella dijo: no te preocupes que yo me encargo de que aquí no se hagan tonterías., pero, pese a sus buenos oficios, la Condesa de Barcelona no pudo evitar, pese a sus esfuerzos, que se hiciesen algunas insensateces en los años siguientes, en los que personajes de diferente laya (desde Santiago Carrillo a García Trevijano) se acercaron a Don Juan con estrambóticos planes que pusieron en peligro la culminación del proceso restaurador, sobre todo una vez asesinado el Almirante Carrero Blanco.

Sirvan estas escasa líneas de recuerdo y homenaje a una egregia dama de la Dinastía española que hizo mucho bien a la causa de la restauración monárquica y a quien la Historia debe aún el trabajo de una biografía seria y rigurosa que desvele el papel mediador que jugó entre su hijo Don Juan Carlos I y su esposo, el Conde de Barcelona, pues siendo muy interesante el libro de Javier González de Vega titulado Yo, María de Borbón, se limita a recoger los recuerdos de esta egregia dama de la realeza, pero no se estudian otras fuentes que darían mucha luz para conocer la reciente crónica política de nuestra patria.

jueves, 23 de septiembre de 2010

CURIOSIDAD HERÁLDICA EN CÓRDOBA

Don Álvaro Zapata, cuyas armas son las que siguen,
remite desde Córdoba interesante mensaje, cuyo texto íntegro se propone hoy como entrada. Éstas son sus palabras:

Estimado Señor Carrión,

Me pongo de nuevo en contacto con usted para, en primer lugar, saludarle cordialmente y renovarle mi felicitación por tan ameno blog. Y en segundo lugar para hacerle partícipe de una, no sé si el término es adecuado, curiosidad heráldica que observo casi diariamente en mi ciudad de residencia, Córdoba.

En la Avenida de Medina Azahara se encuentra situado el edificio del Rectorado de la Universidad de nuestra ciudad, en la que cursaré en breve el segundo año de los estudios de Derecho, y en la fachada de éste edificio, puede observarse bajo el reloj del centro medio escudo de España.
Efectivamente y cómo puede usted ver en la primera foto que le adjunto sólo están pintados los dos cuarteles inferiores correspondientes a los cuatro palos de Aragón y a las cadenas de Navarra, y el entado en punta con la granada, orlado, éste medio escudo, de palmas.

Sin embargo, éste escudo es de manufactura bastante reciente ya que hasta bien entrado el nuevo milenio bajo el reloj no había absolutamente nada, como bien puede usted observar en la segunda foto que le adjunto, que data de finales del pasado siglo cuando éste edificio aún albergaba la Facultad de Veterinaria, orgullo de nuestra Universidad.

Investigando éste hecho, descubrí que dicho escudo existió desde los inicios del edificio construido ex profeso para albergar la, entonces, Escuela de Veterinaria, a finales de los años veinte del pasado siglo. Estas obras fueron visitadas por el entonces jefe del Gobierno y primer marqués de Estella, general Don Miguel Primo de Rivera.

En la fachada de dicho edificio campeaba el escudo del monarca felizmente reinante S.M. Don Alfonso XIII. Posteriormente la corona real de dicho escudo y los dos primeros cuarteles fueron tapados por el reloj que actualmente vemos y el resto del escudo borrado en el afán del nuevo gobierno de borrar los símbolos propios del anterior. Como bien parafraseaba al Eclesiastés, en clase, mi profesor de Oratoria, no hay nada nuevo bajo el sol...

Tras la restauración del edificio a comienzos de ésta década que ya expira, se descubrió bajo la pintura verde los restos del escudo. Y se decidió recomponer lo que quedó tras la colocación del reloj quedando la fachada tal y cómo puede usted observarla en la primera foto que le adjunto.

Consideración que, por cierto, no tuvo ese mismo Consistorio con el escudo que campeaba en el edificio central de Correos, sito en la calle Cruz Conde. En la tercera foto puede usted ver el antes y el después.

Espero que le haya resultado interesante, cordiales saludos.


Álvaro Zapata.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

CONMEMORACIÓN

Su apellido de nacimiento fue Miller, pero pasó a la historia con el de su primer marido, el coronel de la RAF Archibald Christie. No obstante, en los últimos años de su vida su nombre fue lady Wallace, el apellido de su segundo esposo.
Efectivamente improbable lector, me estoy refiriendo a la dama de la orden del Imperio británico lady Agatha Christie, famosa escritora de novelas de misterio invariablemente ambientadas, de ahí su éxito, en el entorno de la alta sociedad británica.
La página más visitada en la red del ancho mundo es Google. Su éxito, es juicio particular, radica en la facilidad de acceso a través de todos los idiomas conocidos en esta babelia que llamamos Tierra. No en vano, hasta latín, idioma únicamente institucional en el Estado de la ciudad del Vaticano, admite Google: http://www.google.com/webhp?hl=la
El quince de septiembre, recordando el centésimo aniversario del nacimiento de la escritora, con una sana idea que va adquiriendo la condición de costumbre, el buscador mostraba, en el lugar que ocupa la carátula habitual, un dibujo.
Se trataba de una representación gráfica en la que unos personajes esbozaban las letras del título de la página, con el aspecto de los protagonistas de las novelas de lady Agatha.
Este aniversario me ha hecho recordar la relación de amistad de lady Agatha Christie con monseñor Bruno Bernard Heim, durante la estancia de este último en Londres, en calidad de embajador del obispo de Roma ante la corte de san Jaime.
Como ya sabrá, sagaz e improbable lector, (lo de improbable es por lector, no por sagaz), el arzobispo Heim dibujó para Agatha Christie una empresa, una divisa, como la granada del rey Enrique IV de Castilla: una pluma y un hacha, puestas en sotuer.
La empresa fue recogida en una lámina, junto a otras, pertenecientes a egregios personajes de la mejor sociedad británica, como la esposa de uno de los más brillantes autores del XX, Louis de Wohl.
Y es que monseñor Heim, amén de ameno y culto conversador, adquirió en Londres justa fama de maestro en la elaboración de cocktails: la nunciatura, que todos somos humanos, nunca conoció afluencia similar. La propia reina madre se convirtió en regular visitante.
En la fotografía que sigue se observan, entre otros, al arzobispo Heim y a lady Agatha Christie ya anciana.
Esas reuniones sirvieron al arzobispo Heim de excusa perfecta para desarrollar su faceta de heraldista. Con anterioridad a la recepción de los invitados dibujaba en una lámina, de su propia mano, las armas o empresas de aquellos, solicitando durante la sobremesa su aquiescencia, a través de la firma en el papel.


El resultado de todas esas recepciones se publicó en forma de libro: El imprescindible Liber amicorvm, hoy de difícil adquisición que, para concluir, recomiendo vivamente a toda la comunidad heráldica.

martes, 21 de septiembre de 2010

SERIEDAD CON HUMOR

Hoy el redactor, me divierte llamarme a mí mismo el redactor, se permite abandonar el tono serio que pretende dar a este tedioso blog, para exponer lo que sigue:

Me envía un enlace el barón de Sórvigo. Enlace en el que un individuo portugués, que firma como si de un rey de armas se tratara, Granada, a todas luces muy serio, acusa al blog de heráldica de falta de seriedad, menos mal que no a mí mismo porque sería una seria verdad.

Y efectivamente, improbable lector, este tedioso blog no es serio. Y no es serio porque voy exponiendo aquello que llama mi atención sin un orden riguroso; no es serio porque adolece de falta de continuidad, evidente en el caso de series de entradas con tema común, que comienzo y no concluyen; no es serio porque adolece habitualmente de falta de sentido del humor, que es una de las facetas más serias del ser humano; y no es serio porque su propio redactor no lo es, de hecho es bastante frívolo, intelectualmente me refiero, improbable lector, no sea mal pensado.

Pero que acusen a esta aburrida sucesión de entradas de falta de seriedad porque se nombra a quienes envían recado electrónico por el nombre con el que tienen la deferencia de firmar es, además de una evidente ausencia de sentido del humor, una falta contra el sentido común.

Y es que se hizo pública una nota relativa al triste deceso del duque soberano de Parma en el exilio, don Carlos Hugo, firmada por el duque de Candía tal como se recibió en el correo electrónico. Y la gravísima acusación de falta de seriedad contra este tedioso blog proviene de una, efectivamente, grave razón: el título de duque de Candía no se recoge en la aburrida relación de la guía de títulos y grandezas del reino que edita, cada mucho tiempo, el ministerio de justicia, que Dios guarde.

Me permito añadir una nota desfavorable sobre la guía de títulos: también adolece de una falta de sentido del humor notable; casi comparable a la de las reales ordenanzas, excepción hecha en este último texto, naturalmente, del artículo que establece que la justicia imperará en los ejércitos de forma tal que nada se esperará del favor ni se temerá de la arbitrariedad, que como chanza, resulta bastante ingeniosa (es broma).

Volviendo al asunto en cuestión, los títulos que no aparecen en la guía del ministerio no deben ser ostentados en España. Es verdad. La legislación así lo establece. Lamentablemente, no he podido comprarme la guía porque la reciente reducción de un sueldo, ya previamente exiguo, me impide adquirir cosas superfluas, o mejor prescindibles refiriendome a un texto editado por un ministerio. No se trata de una crítica hacia el quehacer político, que ni puedo ni debo comentar, siquiera los aciertos, de quienes nos gobiernan, se trata tan solo de constatar una realidad. Cabe aquí añadir que, a fin de cuentas, tampoco es que nadie me haya engañado: meses antes de ingresar en la academia militar me comentó un compañero de estudios, hijo de coronel, que la milicia me aseguraría los garbanzos diarios pero que, lamentablemente, solo los garbanzos, no tendría saldo en la cuenta para añadirles chorizo. (La inclusión en el mismo párrafo de las palabras chorizopolítico es fruto de la coincidencia, que luego todo se malinterpreta).

En consecuencia, al no poder comprobar la titulación nobiliaria con la que cada cual me remite sus mensajes con el rigor, y sobre todo seriedad, que se exige al redactor de este blog se exponen tal cual se reciben. Para eso existen doctos miembros de la comunidad heráldica que se encargan de corregir los supuestos excesos nobiliaristas.

El propio incitador de esta entrada, el barón de Sórvigo, gasta un título que no se recoge en la última edición de la guía de ministerio de justicia. Se trata de un nombre de ficción, de un alias, de un apodo, de un pseudónimo, de un nombre de guerra que utiliza un muy conocido miembro de la comunidad heráldica, de profusa inteligencia, para salvaguardar su anonimato. El título es apócope de Soria, su lugar natal, y Vigo, la ciudad de nacimiento de su encantadora esposa, a la que tuvimos el honor de conocer un día que vinieron a tomar café a casa. Además, su fonía resuena de forma similar a la del lugar de celebración del Paso Honroso, Órbigo, que es localidad de gran afecto para todo heraldista que se precie de tal.

De la misma forma, es ficticio el título del marqués de Utrera, quien en tantas ocasiones ha intervenido en este blog. Parapetado tras esa denominación nobiliaria oculta su identidad un también muy conocido y sagaz hidalgo, de los de lanza en astillero y adarga antigua, muy antigua. Y no soy quien para revelar su verdadero nombre, ni corregir el uso de un título de ficción, al contrario, deberían los reponsables del ministerio de justicia conceder a tan insigne genealogista esa merced nobiliaria.

Ciertamente, para no incumplir la ley, me vería obligado a actuar de otra forma si tuviera conocimiento de que uno de esos títulos es legalmente utilizado en España por otra persona. Es decir, si una mujer me remitiera un mensaje firmando como la duquesa de Alba de Tormes y no fuera doña Cayetana, no me atrevería a comenzar una entrada del blog con las consabidas palabras: Me envía recado electrónico doña Cayetana, duquesa de Alba, para exponer…

Concluyo en fin, dando la razón al hidalgo portugués que rechaza este espacio virtual por falta de seriedad: efectivamente este blog adolece de falta, no solo de seriedad, sino de rigor documental, de sentido del humor, de continuidad y de muchas otras cosas más graves... y más serias.

lunes, 20 de septiembre de 2010

III TOMO DE LA GUÍA DE TEJADA

Remite don José María San Martín Pérez una grata noticia para los hidalgos condueños del solar de Tejada y para todos los genealogistas, a quienes necesariamente interesa el asunto. Éstas son sus palabras:

Estimados Sres.:

Ediciones San Martín se complace en informarles que ya está disponible el Tomo III de la "Historia genealógica de los Caballeros Hijosdalgo, Señores de la Antigua, Noble e Ilustre Villa y Casa Solar Infanzona de TEJADA".
http://libros.webuda.com/

Atentamente:
José Mª San Martín Pérez
Ediciones San Martín
sanmartin@tejada.info
http://www.sanmartinjj.com/
Logroño (LA RIOJA)

domingo, 19 de septiembre de 2010

RITO CRISTIANO ORIENTAL

Hoy se propone un texto recibido desde el monasterio de Montserrat., de la mano de uno de sus monjes.

Apreciado don José Juan,

me llamo Gabriel Soler. Soy monje benedictino en la Abadía de Montserrat. Los últimos dos años he estado siguiendo semanalmente su blog de heráldica con gran interés. Le escribo para animarle a continuar con el trabajo que realiza desde esa plataforma para dar a conocer la ciencia heráldica en nuestro país, donde tan maltratada se encuentra.
Precisamente hace unos días comentaba con el P. Abad, sobre su escudo de armas, diseñado por don Armand de Fluvià, que debería estar registrado, pero que no estaba muy claro ante quien se tenía que registrar.
El cuidado de la heráldica representa, en países avanzados, un lazo con la historia, un signo de cultura y un acto de lealtad a la tradición. Según yo lo veo, España sufre un profundo síndrome de auto-odio que revierte en un olvido por parte del mismo estado de la historia y de la tradición. Realidad que se manifiesta en el olvido a que se ve reducida la heráldica, sobre todo en comparación con países como el Reino Unido.
Repasando por encima las entradas de los últimos tiempos, he observado que en una reciente se refiere usted, aunque lateralmente, a la heráldica eclesiástica oriental.
Me gustaría manifestarle un par de apuntes al respecto.
Por un lado, una reseña sobre la "corona" que usted apuntaba que visten los obispos orientales. Esa corona, de hecho, es una mitra que en aquella tradición toma esta forma, tal y como en la tradición visigótica tomaba otra, y distinta también de la mitra galicana, que es la que ha acabado imponiéndose en todo el rito latino, en una u otra hechura.
En el caso de los genéricamente llamados "orientales" el uso de la mitra es diferente a nuestro rito latino. En la tradición bizantina griega (y los melquitas se encuentran en ella) la utilizan solo los obispos, arzobispos (metropolitas) y patriarcas. En el caso de la tradición bizantina rusa, la usan también los archimandritas.
En el caso de la Iglesia Armenia, lo mismo la unida a Roma que la no unida, incluso los párrocos usan mitra en forma oriental, mientras que los obispos usan una mitra semejante a la latina. En el caso de la Iglesia Maronita, los obispos acostumbran a usan una mitra también de tipo latino, aunque los ornamentos sea de tipo sirio.
La fotografía que ha dispuesto usted en la entrada del Concilio Vaticano II muestra a dos obispos de la Iglesia Greco católica Ucraniana, distinguibles por el tipo de maforion que visten, con grandes cruces rojas sobre fondo blanco, distinto al que llevan los melquitas.
Por otro lado, dispone en la entrada una fotografía del escudo del Patriarca Gregorio III Lakham, que es Patriarca de Antioquia, Alejandría, Jerusalén y todo el Oriente.
El título completo del Patriarca Gregorios Laham es el siguiente: Patriarca de las ciudades de Antioquía, Alejandría y Jerusalén, de Cilícia, de Iberia, de Arabia Mesopotamia, de Pentápolis, de Etiopía, de todo Egipto y de todo el Oriente, Padre de Padres, pastor de Pastores, Obispo de Obispos y Decimotercero de entre los Santos Apóstoles.Por títulos no quedan...
Finalmente, la Iglesia Melquita celebra según el rito bizantino, pero habitualmente usa el árabe como lengua de culto, en lugar del griego. Los melquitas son, por decirlo de forma muy genérica, los árabes que, después del Concilio de Calcedonia, siguieron fieles a la doctrina del Concilio y se mantuvieron unidos a la Gran Iglesia, a la iglesia imperial ( de ahí melquita, de melki... rey). Mas tarde, en el s.XVII, debido a problemas étnicos entre griegos y árabes, esta iglesia se escindió en dos patriarcados griegos de Antioquia, uno griego étnicamente griego, y uno griego de expresión árabe, que se unió a Roma y que es aquel que llamamos habitualmente melquita.
Hoy en día existen, al menos, cinco patriarcados de Antioquia, ninguno de los cuales tiene la sede en esa ciudad: el Sirio, el Siro-católico, el Griego, el Melquita (griego-católico) y el Maronita (de liturgia y tradición básicamente siria, pero muy contaminado por latinismos y establecido solamente en el Líbano y la diáspora libanesa).
En fin, solo quería contribuir de alguna forma a este trabajo suyo, del cual tantos nos beneficiamos. Espero seguir leyendo sus entradas y quedo a su disposición para todo aquello en que pueda serle de ayuda.

Termino estas líneas manifestándole de nuevo mi simpatía y poniéndome a su disposición para todo aquello en que pueda serle de ayuda. Rezo por usted y su familia.

Cordialmente,

Dom Gabriel Soler, OSB.