Don David Fernández Infante, conocido genealogista, de quien se habló en este espacio virtual al exponer sus motivos de elección heráldica, ha tenido la deferencia de elaborar un nuevo diseño de mis propias armas.Diseño acabado, se llama su atención, improbable lector, en el trabajo del guantelete que, en lugar de reflejar un jaquelado superpuesto, ha sido coloreado siguiendo la propia estructura del objeto.
sábado, 24 de octubre de 2009
viernes, 23 de octubre de 2009
REAL HERMANDAD DE SAN FERNANDO
Propuesto por el comandante don Juan Rafael Aliga Montilla, I conde de Kozel´sk, del principado de Ucrania, cuyas armas son las que siguen, y por el general de división del cuerpo de ingenieros del ejército de tierra de España, don Feliciano Calvo González, que es el presidente regidor, he tenido el inmerecido privilegio de haber sido admitido en la orden de caballería de la Real Hermandad de caballeros de san Fernando, tras capítulo deliberatorio celebrado el día treinta de septiembre, en Madrid. La investidura se celebrará a finales de noviembre.Esta corporación se fundó por el coronel del cuerpo de ingenieros del ejército de tierra don Fernando Puell y Sancho en el año 1942. Los estatutos datan de ese mismo año 1942, durante el pontificado arzobispal madrileño de don Leopoldo Eijo y Garay, de santa memoria.En esta hermandad militan actualmente tan insignes cultivadores de nuestras ciencias heroicas como: Don Ernesto Fernández-Xesta y Vázquez; don Luis Valero de Bernabé y Martín de Eugenio, marqués de Casa Real; don Juan Van Halen y Acedo; e ilustres caballeros de notable dignidad como don Antonio María cardenal Rouco Varela o el almirante, anterior jefe del Cuarto Militar de la casa real, don Antonio González-Aller Suevos. Todos ellos insignes personas que otorgan prestigio a esta corporación.El objetivo de la real hermandad es el aumento de las devociones a María Santísima de la Almudena y a san Fernando, rey de Castilla y León. A tal fin, en 1951, se adquirió y entronizó una majestuosa estatua sedente del rey san Fernando en una capilla de la cripta de la catedral de la Almudena, propiedad de la hermandad de caballeros. Sirve esta capilla como marco para el desarrollo de las ceremonias de ingreso de nuevos caballeros.Con ocasión de cumplir la corporación los primeros cincuenta años de existencia, en 1992, la casa del rey don Juan Carlos autorizó el uso de la expresión real a añadir al nombre de esta hermandad de caballeros, tomándola bajo su protección.Las exigencias para el ingreso en esta insigne corporación son: La presentación del candidato a la junta de gobierno por, al menos, dos caballeros; entrega de certificación de bautismo; acreditar, a través de testimonios de otros caballeros y certificado religioso emitido por sacerdote católico, conducta vital acorde a las enseñanzas de la Iglesia; por último, se considera conveniente estar en posesión de título universitario, o equivalente, que asegure un digno sustento.
La insignia de la asociación es una cruz recrucetada que se define institucionalmente como una cruz de cruces. Cruz que sirve como motivo ornamental de la túnica que viste la estatua del rey san Fernando III que preside la capilla ceremonial de la hermandad.El manto capitular es blanco y sobre él se dispone el emblema de la hermandad de caballeros.
La insignia de la asociación es una cruz recrucetada que se define institucionalmente como una cruz de cruces. Cruz que sirve como motivo ornamental de la túnica que viste la estatua del rey san Fernando III que preside la capilla ceremonial de la hermandad.El manto capitular es blanco y sobre él se dispone el emblema de la hermandad de caballeros.
ARMERÍAS RECIBIDAS
Remite atento mensaje don Fernando Martínez y Larrañaga, Sánchez-Campins y Bilbao, distinguido diseñador heráldico, cuyas armas son las que siguen, que ya ha contribuido a su recreo, improbable lector, con un par de entradas, ésta y ésta otra, en las que se hicieron públicos excelentes ejemplos de escudos dibujados por él mismo.
Hoy se proponen de nuevo a su consideración dos armerías recibidas de don Fernando.
La primera de ellas muestra las armas que trajo el almirante don Juan de Borbón, padre de nuestro rey don Juan Carlos. Armas que recogen con brillantez el conjunto de cuarteles que, fruto de la larga y gloriosa historia de nuestra nación, hacen de las armerías grandes del rey de España, un recorrido heráldico por una gran parte de Europa y Asia.
Se desea llamar su atención, improbable lector, sobre esta última expresión, recordando que el cuartel que recoge las armas del rey de Jerusalén, mantiene viva la vigencia de éste título con el que se honra nuestra monarquía. Título cuyo derecho genealógico se expuso brillantemente en esta página de la real de heráldica.El segundo escudo, ejecutado igualmente con brillantez, recoge las armas asociadas al titular del marquesado de Urquijo, de quien el autor es familia directa. Armas timbradas con un elegante yelmo coronado.
Hoy se proponen de nuevo a su consideración dos armerías recibidas de don Fernando.
La primera de ellas muestra las armas que trajo el almirante don Juan de Borbón, padre de nuestro rey don Juan Carlos. Armas que recogen con brillantez el conjunto de cuarteles que, fruto de la larga y gloriosa historia de nuestra nación, hacen de las armerías grandes del rey de España, un recorrido heráldico por una gran parte de Europa y Asia.
Se desea llamar su atención, improbable lector, sobre esta última expresión, recordando que el cuartel que recoge las armas del rey de Jerusalén, mantiene viva la vigencia de éste título con el que se honra nuestra monarquía. Título cuyo derecho genealógico se expuso brillantemente en esta página de la real de heráldica.El segundo escudo, ejecutado igualmente con brillantez, recoge las armas asociadas al titular del marquesado de Urquijo, de quien el autor es familia directa. Armas timbradas con un elegante yelmo coronado.
jueves, 22 de octubre de 2009
HERÁLDICA POSITIVA
Durante muchos años, sobre todo en el apogeo de la utilización del sistema emblemático circunscrito a la boca de un escudo, el estudio de la ciencia heráldica se centró en el análisis y en la propia confección de armoriales que agrupaban, por razón de entorno geográfico, por común pertenencia a determinada institución o por agrupación en torno a un evento concreto, los escudos utilizados en regiones particulares de la cristiandad.Esa costumbre, la compilación en armoriales, tan profusa y estética a lo largo de los siglos, bien fueran figurativos, bien carentes de la representación gráfica del escudo, se ha mantenido hasta la actualidad siendo legión los extensos, y en muchos casos excelentes, trabajos contemporáneos de insignes heraldistas. Baste recordar la prolija obra de los hermanos García-Carraffa, o cualesquiera otros armoriales que aún hoy se redactan.Caminando parejos con los armoriales, los tratados de heráldica en buena medida se han limitado a la descripción de los esmaltes, las particiones, las piezas y los principales muebles que se representan sobre las superficies del escudo y a la enseñanza del lenguaje propio de esta ciencia, prolijo y extraño, pero preciso y concreto. Separándose de los anteriores, los trabajos más eruditos, en otras épocas y en la actualidad, se han centrado en la datación de representaciones heráldicas existentes en monumentos, en la catalogación de conjuntos de armerías regionales y en la atribución a personajes históricos concretos de escudos centenarios.Pero el sistema emblemático basado en la heráldica es algo más que todo eso. Va más allá de la representación de series de escudos, va más allá de la descripción de su lenguaje propio, va más allá de la investigación para la identificación, a través de sus armas, de un personaje histórico.Hoy se desea llamar su atención, improbable lector, sobre un hecho cierto que es el que verdaderamente define la esencia de la heráldica como sistema de identificación personal, familiar o institucional: Los escudos nacieron, y aun hoy se siguen diseñando, con el ánimo de transmitir un significado concreto. Concreto para los autores de los diseños que a lo largo de la historia de la heráldica decidieron, y aun hoy optan, por disponer esmaltes, particiones y figuras de una forma determinada intentando significar un escalón social privilegiado, un parentesco con algún jerarca, una actitud moral de carácter vital, o un simple gusto estético.Quizá para los más insignes maestros de heráldica este aspecto, los motivos de elección de unas armerías concretas, resulte frívolo, poco consistente científicamente hablando, en tanto que consideran nuestra ciencia auxiliar de la historia.La posibilidad de considerar la heráldica como ciencia positiva, con entidad en sí misma, investigando científicamente qué idea se pretendía expresar a través de este ingenioso sistema de combinación de esmaltes, particiones y figuras resulte superfluo, etéreo, fútil. Pero quizás olvidan la voluntad cierta de los que optaron por unas armerías despreciando otras. Olvidan que el verdadero deseo de quien se decidió por un determinado diseño fue que sus armas fueran transmisoras de una idea.Así, en nuestra ciencia ha de tener cabida el estudio de los motivos de elección de las armerías. Motivos que se materializaron en unas figuras con las que el creador del diseño heráldico optó por transmitir un mensaje. Mensaje, concluyendo, que es la esencia de la heráldica.
miércoles, 21 de octubre de 2009
PRESENTACIÓN DE LIBRO
Se ha recibido nota en el correo de este blog relativa a la presentación de un libro que, aunque no aborda estrictamente materia heráldica, recoge la historia de una finca que, hasta 1931, fuera de uso exclusivo del rey y de la familia real.
Se expone la nota tal como se ha recibido:
Se expone la nota tal como se ha recibido:
PRESENTACIÓN DE LIBRO
Ana Luengo Añón,
Doctora Arquitecta Paisajista,
presentará
LA CASA DE CAMPO.
DE BOSQUE REAL A PARQUE MADRILEÑO,
del que es autor
Luis Miguel Aparisi Laporta
Ediciones Amberley
el próximo lunes día 26 de octubre, a las 19 horas,
en el Centro Cultural Moncloa
(Pza. de la Moncloa, s/n, semiesquina a la c/ de Isaac Peral)
Ana Luengo Añón,
Doctora Arquitecta Paisajista,
presentará
LA CASA DE CAMPO.
DE BOSQUE REAL A PARQUE MADRILEÑO,
del que es autor
Luis Miguel Aparisi Laporta
Ediciones Amberley
el próximo lunes día 26 de octubre, a las 19 horas,
en el Centro Cultural Moncloa
(Pza. de la Moncloa, s/n, semiesquina a la c/ de Isaac Peral)
TÍTULO DE PRETENSIÓN Y TÍTULO DE ESPERA
Me corregía recientemente el marqués de Utrera, probablemente quien más sabe de estos temas en la actualidad, la expresión que se viene usando en el blog relativa a los títulos de pretensión.
Y es que a menudo se han calificado determinados títulos nobiliarios, sobre todo de los jefes de las casas reales extintas, con esa expresión títulos de pretensión, no siendo correcta. Así, se ha explicado que el heredero de la rama de los Orleáns de Francia utiliza el título de pretensión de conde de París; al igual que tras la renuncia a sus derechos a la sucesión, el infante don Alfonso de Borbón, en la fotografía que sigue uniformado de alferez,hijo primogénito de Alfonso XIII, utilizó el título de pretensión de conde de Covadonga; del mismo modo que se ha expresado que el hermano del anterior, el infante don Jaime, usó tras su renuncia a sus derechos dinásticos a la corona de España el título de pretensión de duque de Segovia; y recientemente, al hablar sobre el conde de Saint Germain, heredero del principado de Transilvania, se afirmó que utilizó el título de pretensión de conde de Montecristo.Aún es mas grave el asunto toda vez que, erróneamente, se lanzaron en esa última entrada relativa al conde de Saint Germain, estas afirmaciones:
Como seguramente conocerá, improbable lector, los títulos de pretensión son aquellos que utilizan los miembros de las familias soberanas al perder sus tronos. De reciente memoria son los títulos de conde Barcelona, que usó el rey de España en el exilio, el almirante don Juan de Borbón; conde de Covadonga, que utilizó el príncipe en el exilio don Alfonso, hijo del rey Alfonso XIII o el título de duque de Cádiz que fue utilizado por el padre del actual rey de Francia en el exilio.La expresión usada no es correcta para definir la prolija relación que se ha expuesto. Son títulos de pretensión aquellos que utilizan los soberanos, relativos a territorios que ya no se encuentran dentro del territorio en el que ejercen su propia soberanía al haber sido desposeída la dinastía del ejercicio del poder en aquella zona.
Se propone el ejemplo de nuestro propio monarca, don Juan Carlos, el rey de España,que mantiene el título de pretensión de duque de Borgoña toda vez que es sucesor de los derechos de los que fueran duques soberanos de aquella nación independiente. O el título de pretensión de duque de Milán que también ostenta nuestro soberano como heredero de los derechos a aquel lugar. O el título de pretensión de rey de Jerusalén que también posee nuestro rey.Es decir, el título de pretensión es el ostenta un soberano en demanda de sus derechos perdidos a la soberanía de un territorio.
Por el contrario, las expresiones título de espera o título de memoria, hacen referencia al que utiliza un soberano o un príncipe heredero mientras no ostenta el ejercicio del poder, bien por haber mudado la forma institucional del estado, bien por haber visto ocupado el trono por otra rama dinástica.Este título de espera se mantendrá hasta la rehabilitación de la forma monárquica en la nación o hasta la expulsión de la rama dinástica usurpante.Así, el título de espera del almirante don Juan de Borbón fue el de conde de Barcelona; el título de espera del jefe de la rama de Orleáns es el de conde de París; el título de espera del dinasta don Carlos, séptimo de la numeración carlista, fue el de duque de Madrid; y el título de los reyes de Dos Sicilias en el exilio es el de duque de Calabria.Por último, se significa que el título de incógnito es el que utilizan los monarcas efectivamente reinantes para pasar inadvertidos, para mantener el anonimato, por cualquier circunstancia que así lo aconseje. Es el caso del título de incógnito de duque de Toledo que usó el rey Alfonso XIII como propietario de una yeguada de competición.
Y es que a menudo se han calificado determinados títulos nobiliarios, sobre todo de los jefes de las casas reales extintas, con esa expresión títulos de pretensión, no siendo correcta. Así, se ha explicado que el heredero de la rama de los Orleáns de Francia utiliza el título de pretensión de conde de París; al igual que tras la renuncia a sus derechos a la sucesión, el infante don Alfonso de Borbón, en la fotografía que sigue uniformado de alferez,hijo primogénito de Alfonso XIII, utilizó el título de pretensión de conde de Covadonga; del mismo modo que se ha expresado que el hermano del anterior, el infante don Jaime, usó tras su renuncia a sus derechos dinásticos a la corona de España el título de pretensión de duque de Segovia; y recientemente, al hablar sobre el conde de Saint Germain, heredero del principado de Transilvania, se afirmó que utilizó el título de pretensión de conde de Montecristo.Aún es mas grave el asunto toda vez que, erróneamente, se lanzaron en esa última entrada relativa al conde de Saint Germain, estas afirmaciones:
Como seguramente conocerá, improbable lector, los títulos de pretensión son aquellos que utilizan los miembros de las familias soberanas al perder sus tronos. De reciente memoria son los títulos de conde Barcelona, que usó el rey de España en el exilio, el almirante don Juan de Borbón; conde de Covadonga, que utilizó el príncipe en el exilio don Alfonso, hijo del rey Alfonso XIII o el título de duque de Cádiz que fue utilizado por el padre del actual rey de Francia en el exilio.La expresión usada no es correcta para definir la prolija relación que se ha expuesto. Son títulos de pretensión aquellos que utilizan los soberanos, relativos a territorios que ya no se encuentran dentro del territorio en el que ejercen su propia soberanía al haber sido desposeída la dinastía del ejercicio del poder en aquella zona.
Se propone el ejemplo de nuestro propio monarca, don Juan Carlos, el rey de España,que mantiene el título de pretensión de duque de Borgoña toda vez que es sucesor de los derechos de los que fueran duques soberanos de aquella nación independiente. O el título de pretensión de duque de Milán que también ostenta nuestro soberano como heredero de los derechos a aquel lugar. O el título de pretensión de rey de Jerusalén que también posee nuestro rey.Es decir, el título de pretensión es el ostenta un soberano en demanda de sus derechos perdidos a la soberanía de un territorio.
Por el contrario, las expresiones título de espera o título de memoria, hacen referencia al que utiliza un soberano o un príncipe heredero mientras no ostenta el ejercicio del poder, bien por haber mudado la forma institucional del estado, bien por haber visto ocupado el trono por otra rama dinástica.Este título de espera se mantendrá hasta la rehabilitación de la forma monárquica en la nación o hasta la expulsión de la rama dinástica usurpante.Así, el título de espera del almirante don Juan de Borbón fue el de conde de Barcelona; el título de espera del jefe de la rama de Orleáns es el de conde de París; el título de espera del dinasta don Carlos, séptimo de la numeración carlista, fue el de duque de Madrid; y el título de los reyes de Dos Sicilias en el exilio es el de duque de Calabria.Por último, se significa que el título de incógnito es el que utilizan los monarcas efectivamente reinantes para pasar inadvertidos, para mantener el anonimato, por cualquier circunstancia que así lo aconseje. Es el caso del título de incógnito de duque de Toledo que usó el rey Alfonso XIII como propietario de una yeguada de competición.
martes, 20 de octubre de 2009
TRANSMISIÓN DE LA NOBLEZA UTRIUSQUE SEXUS
Hasta la confusión de estados de 1836, en estos reinos que hoy son España existían dos clases de nobleza reconocida por la administración del Estado. Por un lado la nobleza titulada, que aún hoy sigue siendo tutelada por los poderes públicos, y la nobleza baja o nobleza no titulada, los conocidos como hidalgos, y siguiendo la moda impuesta por el presidente de la comunidad autónoma vascongada, y las conocidas como hidalgas.No es gratuita la alusión a la expresión hidalga. Hoy se propone a su consideración, improbable lector, el caso de la transmisión de la nobleza por vía femenina.Vaya por delante que la nobiliaria me resulta terra incognita, pero he podido asistir recientemente a una extraordinaria conferencia, como no podía ser de otra forma, de don José Luis Sampedro Escolar, en la que se trató del asunto y algo pude aprender. El título que rezaba la convocatoria, que por despiste no se reprodujo en este blog para animarle a acudir, improbable lector, fue el siguiente: La familia de Juana de Arco. Un caso de transmisión de la nobleza por línea femenina en 1430.Comenzó la conferencia con el relato de la concesión, por parte del rey de Francia Carlos VII, en 1430, aún en vida de Juana de Arco, de un privilegio de nobleza expedido a favor de la familia de ésta. Privilegio de nobleza que contenía una particularidad absolutamente novedosa: La posibilidad de transmitir la propia condición de noble a través, no solo de los varones como era el caso habitual, sino a través de las mujeres que fueran descendientes de los tres hermanos de la doncella de Orleáns.Entrando ya en el asunto de la conferencia explicó don José Luis que tan solo treinta años después, la alteza del rey Enrique IV de Castilla, que entonces la majestad era únicamente propia del emperador, no otorgó sino que reconoció el privilegio de los solares de Tejada y Valdeosera de transmitir igualmente la nobleza hidalga por medio de las mujeres.Ese reconocimiento es más que probable que encubriera un verdadero otorgamiento, escondido voluntariamente para no ofender a otros antiguos cuerpos nobiliarios que abogaban por la no concesión de nueva nobleza.En consecuencia, la excepcionalidad de la transmisión de la hidalguía por medio de las mujeres en los solares de Tejada y Valdeosera, sería una manifestación más del influjo cultural que el camino de Santiago supuso en estos reinos peninsulares.Las concomitancias entre el reconocimiento de nobleza a los tres hermanos varones de santa Juana de Arco y el reconocimiento de hidalguía a los descendientes de los solares de Tejada y Valdeosera son amplias. Explicaba don José Luis que incluso la propia redacción de los textos de ambos documentos, de los que solamente existen copias, reflejan un parecido excepcional que permite inferir la influencia de uno sobre otro.Por otro lado, el aporte cultural que suponía el camino de Santiago ¿no condujo a una manifestación similar de privilegios de nobleza transmisibles por las mujeres en los otros reinos peninsulares que atravesaba la ruta hacia la tumba del apóstol? La respuesta es afirmativa. Existen datos fehacientes de otras conductas similares por parte de los soberanos del principado de Cataluña y del reino de Navarra. Lamentablemente, esos documentos hoy se dan por desaparecidos, al igual que el propio privilegio origen de la conferencia que se expone.En 1598 un decreto del rey Enrique IV de Francia abolía la posibilidad de la transmisión de la nobleza utriusque sexus reconociendo, no obstante, la validez de la condición de nobles que mantenían por aquel entonces los descendientes de los hermanos de santa Juana de Arco, admitiendo solamente, a partir de esa fecha, la transmisión por línea de varón, idéntica al del resto de la nobleza francesa.Mejor suerte concedió la historia al privilegio de los solares de Tejada y Valdeosera, que vieron confirmado el documento de Enrique IV de Castilla por parte de los reyes católicos, Carlos I, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV, Fernando VII, Isabel II, el gobierno provisional de 1869, Alfonso XII, Alfonso XIII, el general Francisco Franco como jefe del Estado y por el rey actual, don Juan Carlos.Abordando un aspecto más iconográfico del asunto explicó don José Luis los parecidos, más que evidentes, entre las representaciones pictóricas de la santa, que aunque pasó a la historia como la doncella de Orleans era natural del pueblecito francés con nombre musical Domremy, y el apóstol Santiago en su aparición durante la batalla de Clavijo, origen en última instancia de los solares españoles con privilegio excepcional de transmisión de la hidalguía.
Para concluir se abordó el asunto de las armas de la santa francesa. Armas que recibió de manos de su querido rey Carlos VII de Francia en un documento fechado el día dos de junio de 1429. Se trata de un campo de azur con una espada de plata guarnecida de oro, puesta en palo, que atraviesa el interior del aro de una corona antigua de oro, colocada en jefe, acompañadas de dos flores de lis de oro colocadas en los flancos. Armas que fueron concedidas como estrictamente personales, toda vez que la propia santa y sus familiares se armaban previamente de un parlante campo de azur con un arco de oro puesto en faja, acompañado de una flecha puesta en palo, también de oro, apuntando hacia el jefe, acompañados de dos flechas de oro puestas en aspa apuntadas hacia los cantones diestro y siniestro del jefe.Armas éstas últimas que los descendientes de los hermanos de Juana de Arco cuartelaron con las de la santa que había sido origen de su nobleza.Concluida la conferencia se accedió a un salón en el que, como es tradicional, el numeroso público asistente pudo degustar caldos de Rioja acompañados de algunos quesos de la región.
Para concluir se abordó el asunto de las armas de la santa francesa. Armas que recibió de manos de su querido rey Carlos VII de Francia en un documento fechado el día dos de junio de 1429. Se trata de un campo de azur con una espada de plata guarnecida de oro, puesta en palo, que atraviesa el interior del aro de una corona antigua de oro, colocada en jefe, acompañadas de dos flores de lis de oro colocadas en los flancos. Armas que fueron concedidas como estrictamente personales, toda vez que la propia santa y sus familiares se armaban previamente de un parlante campo de azur con un arco de oro puesto en faja, acompañado de una flecha puesta en palo, también de oro, apuntando hacia el jefe, acompañados de dos flechas de oro puestas en aspa apuntadas hacia los cantones diestro y siniestro del jefe.Armas éstas últimas que los descendientes de los hermanos de Juana de Arco cuartelaron con las de la santa que había sido origen de su nobleza.Concluida la conferencia se accedió a un salón en el que, como es tradicional, el numeroso público asistente pudo degustar caldos de Rioja acompañados de algunos quesos de la región.
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