Se ha hablado recientemente del debate que se ha suscitado en el foro de la página dedicada a la heráldica comercial denominada heraldaria, sobre los reyes de armas y los registros de armas.
En el ámbito de dicho debate se produjo una de las intervenciones más brillantes y que más nos ha servido para reflexionar sobre la actualidad de la heráldica. Discurso que hoy proponemos a su consideración, improbable lector. Se trata de las palabras de don Ignacio Koblischek que explican su idea de la evolución y vigencia de la heráldica. Palabras que se trascriben, extractadas, con el permiso expreso de su autor.
Dice el señor Koblischek en relación con la evolución de la ciencia heroica: En el siglo XII, origen de la heráldica, los escudos se crean espontáneamente, por imitación y por intuición. La heráldica no esta cerrada a ninguna clase social, es gratuita y goza de una enorme popularidad, expandiéndose rápidamente por toda Europa. Surgen continuamente nuevas formas, combinaciones, muebles. La imaginación predomina. La estética y la elegancia son sus guías.
Favorece enormemente, en su difusión y aceptación, la utilidad de este sistema emblemático, ya que es usado, sobre todo, en los sellos de validación, tiene un gran valor identificativo, representativo y ornamental y sobre todo, tiene la capacidad de aglutinar en uno sólo todos los sistemas emblemáticos anteriores.
Llegamos al siglo XIV, y las características que impulsaron al sistema desaparecen, es decir, la espontaneidad, gratuidad, accesibilidad, utilidad y ornamentación. Así los reyes de armas debido a la precariedad de su situación inventan las Certificaciones de Armas como medio de ganarse la vida, y lo peor aún se hace creer a la gente que el único medio de poder utilizar un escudo es por medio de este documento.
Con todo ello el sistema heráldico había muerto. Dejaba de tener espontaneidad, gratuidad, accesibilidad, utilidad y carácter ornamental. Ante toda esta situación la heráldica ha resistido como una caricatura de si misma, ridiculizada en definitiva.
En cuanto a la actualidad de la heráldica añade: Es a mediados del siglo XX cuando ha resurgido de nuevo esta ciencia: Con Cadenas, que propugnaba la capacidad heráldica individual, la heráldica abierta a todos; con Menéndez Pidal, que estudia el sistema heráldico como fenómeno humano; con Martín de Riquer, Floresta, Pardo de Guevara, Bugallal... que en definitiva han devuelto el esplendor a esta ciencia. Pero, desde mi punto de vista, faltaba un paso: Devolverla al conjunto de la sociedad, hacerla de nuevo accesible, espontánea, devolverla al ámbito privado.
Para ello ideamos RIAG, donde cualquier persona puede inscribir o registrar gratuitamente su escudo, como lo han hecho muchas personas. Escudos organizados y diseñados por ellos mismos. Donde pueden encontrar asesoramiento y, si lo desean, que organicemos, dibujemos y registremos su escudo ante notario. Pero para todo ello se necesita ofrecer información al público en general, desterrar mitos. Comenzamos hace apenas dos años y llevamos ya más de 300 registros, casi como la producción total del Cronista Rey de Armas Rújula y Vaca.
En relación a los reyes de armas añade: No tengo ningún interés en intentar ser Cronista o Rey de Armas, ya que pienso que no es posible que el sistema evolucione si está en manos de una o dos personas, disminuye la creatividad y la imaginación y se hace selectivo y caro.
Tampoco estoy a favor de que esta figura vuelva a ser reconocida por las razones que he explicado antes. No entiendo la obsesión de que el Rey tenga que figurar, autorizar y dar el visto bueno a unos emblemas que son de carácter privado, como dice el Consejo de Estado. Es como si tuviera que dar el visto bueno a mi firma o al logotipo de mi empresa.
Volver a la heráldica de reyes de armas, corporaciones nobiliarias y sólo para unos cuantos es condenarla a la desaparición.
Y concluye el señor Koblischek con estas ideas: En definitiva, las personas que registran sus escudos en RIAG son personas que quizá no hubieran solicitado nunca una Certificación de Armas. Pertenecen a todos lo ámbitos sociales, culturales y económicos. En definitiva, una heráldica espontánea, accesible, gratuita (cada cual puede registrar su escudo gratuitamente siempre que se envíe dibujado), con imaginación y diferente.
En cuanto a la utilidad actual de la heráldica, muchas personas me preguntan, para qué sirve un escudo realmente. La utilidad en la actualidad es la de proyección de la personalidad mediante una imagen que representa al titular en diferentes objetos personales. Por ejemplo la representación o identificación en membretes, sellos personales. Pero aunque no tenga gran utilidad, sí que tiene, y eso es lo atractivo del sistema, un enorme valor, tanto personal, como simbólico, familiar y ornamental, que es lo que, en definitiva, lo hace diferente a todo sistema emblemático y por lo que hasta la fecha no ha podido ser remplazado.
Desde que iniciamos el RIAG hemos visto como el interés por la heráldica crece día a día. Es comprobable por el número de visitas a la página y por los mensajes que recibimos a diario.
Pensamos que este es el camino y no otro. Llevamos poco tiempo, apenas dos años, muy poco para poder apreciar un cambio significativo, pero el esfuerzo va dando resultados. El cambio se ha dado, no en persistir en los Reyes de Armas o la autorización real, sino que se ha dado en apertura, información, posibilidades económicas, admisión de nuevas formas, figuras, piezas y demás.
Ignacio Koblischek.
En el ámbito de dicho debate se produjo una de las intervenciones más brillantes y que más nos ha servido para reflexionar sobre la actualidad de la heráldica. Discurso que hoy proponemos a su consideración, improbable lector. Se trata de las palabras de don Ignacio Koblischek que explican su idea de la evolución y vigencia de la heráldica. Palabras que se trascriben, extractadas, con el permiso expreso de su autor.
Dice el señor Koblischek en relación con la evolución de la ciencia heroica: En el siglo XII, origen de la heráldica, los escudos se crean espontáneamente, por imitación y por intuición. La heráldica no esta cerrada a ninguna clase social, es gratuita y goza de una enorme popularidad, expandiéndose rápidamente por toda Europa. Surgen continuamente nuevas formas, combinaciones, muebles. La imaginación predomina. La estética y la elegancia son sus guías.Favorece enormemente, en su difusión y aceptación, la utilidad de este sistema emblemático, ya que es usado, sobre todo, en los sellos de validación, tiene un gran valor identificativo, representativo y ornamental y sobre todo, tiene la capacidad de aglutinar en uno sólo todos los sistemas emblemáticos anteriores.
Llegamos al siglo XIV, y las características que impulsaron al sistema desaparecen, es decir, la espontaneidad, gratuidad, accesibilidad, utilidad y ornamentación. Así los reyes de armas debido a la precariedad de su situación inventan las Certificaciones de Armas como medio de ganarse la vida, y lo peor aún se hace creer a la gente que el único medio de poder utilizar un escudo es por medio de este documento.Con todo ello el sistema heráldico había muerto. Dejaba de tener espontaneidad, gratuidad, accesibilidad, utilidad y carácter ornamental. Ante toda esta situación la heráldica ha resistido como una caricatura de si misma, ridiculizada en definitiva.
En cuanto a la actualidad de la heráldica añade: Es a mediados del siglo XX cuando ha resurgido de nuevo esta ciencia: Con Cadenas, que propugnaba la capacidad heráldica individual, la heráldica abierta a todos; con Menéndez Pidal, que estudia el sistema heráldico como fenómeno humano; con Martín de Riquer, Floresta, Pardo de Guevara, Bugallal... que en definitiva han devuelto el esplendor a esta ciencia. Pero, desde mi punto de vista, faltaba un paso: Devolverla al conjunto de la sociedad, hacerla de nuevo accesible, espontánea, devolverla al ámbito privado.
Para ello ideamos RIAG, donde cualquier persona puede inscribir o registrar gratuitamente su escudo, como lo han hecho muchas personas. Escudos organizados y diseñados por ellos mismos. Donde pueden encontrar asesoramiento y, si lo desean, que organicemos, dibujemos y registremos su escudo ante notario. Pero para todo ello se necesita ofrecer información al público en general, desterrar mitos. Comenzamos hace apenas dos años y llevamos ya más de 300 registros, casi como la producción total del Cronista Rey de Armas Rújula y Vaca.
En relación a los reyes de armas añade: No tengo ningún interés en intentar ser Cronista o Rey de Armas, ya que pienso que no es posible que el sistema evolucione si está en manos de una o dos personas, disminuye la creatividad y la imaginación y se hace selectivo y caro.Tampoco estoy a favor de que esta figura vuelva a ser reconocida por las razones que he explicado antes. No entiendo la obsesión de que el Rey tenga que figurar, autorizar y dar el visto bueno a unos emblemas que son de carácter privado, como dice el Consejo de Estado. Es como si tuviera que dar el visto bueno a mi firma o al logotipo de mi empresa.
Volver a la heráldica de reyes de armas, corporaciones nobiliarias y sólo para unos cuantos es condenarla a la desaparición.
Y concluye el señor Koblischek con estas ideas: En definitiva, las personas que registran sus escudos en RIAG son personas que quizá no hubieran solicitado nunca una Certificación de Armas. Pertenecen a todos lo ámbitos sociales, culturales y económicos. En definitiva, una heráldica espontánea, accesible, gratuita (cada cual puede registrar su escudo gratuitamente siempre que se envíe dibujado), con imaginación y diferente.En cuanto a la utilidad actual de la heráldica, muchas personas me preguntan, para qué sirve un escudo realmente. La utilidad en la actualidad es la de proyección de la personalidad mediante una imagen que representa al titular en diferentes objetos personales. Por ejemplo la representación o identificación en membretes, sellos personales. Pero aunque no tenga gran utilidad, sí que tiene, y eso es lo atractivo del sistema, un enorme valor, tanto personal, como simbólico, familiar y ornamental, que es lo que, en definitiva, lo hace diferente a todo sistema emblemático y por lo que hasta la fecha no ha podido ser remplazado.
Desde que iniciamos el RIAG hemos visto como el interés por la heráldica crece día a día. Es comprobable por el número de visitas a la página y por los mensajes que recibimos a diario.
Pensamos que este es el camino y no otro. Llevamos poco tiempo, apenas dos años, muy poco para poder apreciar un cambio significativo, pero el esfuerzo va dando resultados. El cambio se ha dado, no en persistir en los Reyes de Armas o la autorización real, sino que se ha dado en apertura, información, posibilidades económicas, admisión de nuevas formas, figuras, piezas y demás.Ignacio Koblischek.
El curioso diseño, que parece inacabado, alude a dos motivos gráficos:
Por un lado se representa la corona de María Santísima, dado que la advocación de la Almudena, imagen coronada, es la patrona de Madrid.
Y por otro, la letra M alude a la inicial de la ciudad convocante y a la del propio nombre de María.
No se puede pasar por alto el recuerdo de quien inmortalizara la M como símbolo, desde entonces universal, de representación de María Santísima, el papa Juan Pablo II.
El propio arzobispo de Madrid, don Antonio María cardenal Rouco Varela, dispone, entado en punta, un cuartel de gules cargado con una M de plata, que son las armas de la diócesis de Madrid.
Desde este tedioso blog se desea felicitar a los realizadores de esa página que, con su buen criterio y rigor, mantienen una muy cuidada presentación y un mejor contenido. Como siempre se ha hecho desde este espacio virtual se le anima, improbable lector, a rendir visita a
Se trata de un partido en honor a sus dos familias de origen: Oro por la paterna y plata la materna. En el primer cuartel, el correspondiente a su herencia de varonía, sobre el campo de oro ha dispuesto una cruz flordelisada de gules. Cruz que alude a sus arraigados valores cristianos y que recuerda a la que aparece en las armas de la diócesis de Cádiz.
Armas en suma que, atendiendo a la capacidad heráldica individual, que desde su origen en el siglo XII caracterizó a las armerías de estos reinos que hoy son España, ponen de manifiesto la vigencia de esta ciencia.
En su mensaje expone las armas de dos nuevos sacerdotes castrenses. Estas que siguen son sus palabras.
Estimado Señor:
En primer lugar una fotografía de la entrada principal al histórico edificio, en el que se aprecia con claridad el estandarte del oficial de armas que esa semana cumple guardia en la institución.
No hay que olvidar que el otro colegio de armas que existe en aquellos reinos que se llaman Gran Bretaña, es el del reino de Escocia, denominado
Por último se detallan algunas de las cimeras que se conservan y exponen en la sala principal del colegio de armas. Se trata de las cimeras, tan importantes en la heráldica anglosajona, de diferentes caballeros de la orden de la Jarretera. Cimeras que adornan los sitiales que ocupan los miembros de la orden en los capítulos anuales, en la capilla de san Jaime del castillo de Windsor.
James, barón Callaghan Cardell.
recuerdan que se ejerce la soberanía heráldica en nombre del monarca inglés. 

Pero él adoptó unas similares, diferenciadas por la herradura que portaba en sus garras el león, dado que entendía que la herradura era propia de guerrero, no de eclesiástico.
Como ha podido observar, improbable lector, efectivamente incumplen la primerísima ley heráldica de los esmaltes: No disponer color sobre color, ni metal sobre metal.
Escribió dos libros más: Un armorial en el que recogió armas de eminentes personas con las que había tratado, cuya portada es la que sigue,
y por último un libro titulado Heráldica en la iglesia católica, sus orígenes, costumbres y leyes, verdadero manual para comprender el sistema heráldico católico. La imagen que sigue es la portada de una reedición.
Este último libro le enemistó heráldicamente, en su momento, con el recién elegido Papa Juan Pablo II. Esto es lo que ocurrió:
El arzobispo Heim era, en aquel 1978, nuncio en Gran Bretaña, en la imagen la nunciatura en Wimbledom, donde supo labrarse la amistad sincera de la reina madre, hay quien cuenta que a consecuencia de la pericia del eclesiástico en la elaboración de cocktails.
Efectivamente, el escudo contenía una letra M. Se trata de una forma muy evidente de representar a María Santísima. El escudo, de hecho, había sido en su momento un desafío a las autoridades comunistas de Polonia.
Pero en lo que no dio su brazo a torcer Juan Pablo II fue en cambiar la M por alguna otra figura. Monseñor Heim, relató posteriormente que le propuso estos otros muebles, inspirados en las letanías de María Santísima:
Entonces Roma, la curia Vaticana, intentó la vía opuesta: Se llamó al nuncio en Londres para proponerle que redactara una nota aclarando que en su libro, recién estrenado, se había cometido un error. Se trataba de que aclarara que efectivamente, incluir letras en los escudos de armas no era académico, pero que se reconocía una excepción con la letra M, por ser la inicial de la Madre de Jesús.
Y el Papa no perdonó esa desfachatez. Los obispos obedecen al Papa, no cuestionan sus decisiones. Además, monseñor Heim vería poco académico que se incluyera letra alguna en el campo del escudo, pero la realidad es que lo que le propusieron desde el Vaticano se acabó cumpliendo.
Monseñor Paul Stephen Loverde obispo de Arlington en Virginia, Estados Unidos.
Monseñor Joan-Enric Vives i Sicília, obispo de Seo de Urgell, copríncipe de Andorra, de donde proviene la corona de sus armas, como se explicó en otra entrada. 








