Hoy se proponen a su inteligente consideración, improbable lector, un par de fotografías. En ambas se observa al abad Gregorio, de la abadía cisterciense de Stift Heiligenkreuz, en Wienerwald, Austria.Lo llamativo de ambas imágenes es que se cumple la norma eclesiástica, hoy prácticamente olvidada, que establece que el báculo de los abades mitrados debe vestir, para ser distinguido del episcopal, un velo pendiente del inicio del nudo.Desde la publicación de la obra La heráldica en la iglesia católica, sus orígenes, costumbres y leyes, la Iglesia cuenta, de facto, con un canon, con una ley compilada a cumplir en materia heráldica. Su autor, el patrono de los heraldistas, fue monseñor Bruno Bernard Heim, de santa memoria,del que en múltiples ocasiones se ha escrito en este tedioso blog, quien, si bien nunca fue prefecto de la oficina heráldica vaticana porque él mismo impidió que se recreara, alcanzó oficiosamente ese empleo merced al prestigio adquirido con los diseños de las armerías de los cuatro últimos papas que reinaron con anterioridad al actual.En esta magna obra, el arzobispo Heim recordó que la obligación de los abades de añadir a su báculo un velo procede del privilegio, que desde antiguo únicamente poseían los obispos y no los abades, de vestir guantes litúrgicos. En consecuencia, para evitar el contacto de los dedos con el báculo, los abades debían disponer un velo al inicio del nudo.Las imágenes expuestas demuestran que, efectivamente, el velo es el signo distintivo de un báculo abacial no solo desde un punto de vista heráldico.
sábado, 31 de julio de 2010
viernes, 30 de julio de 2010
GAZZETINO ARALDICO
Hoy se propone el nuevo número de la gaceta del Centro Studi Araldici.
El enlace es el que sigue: http://www.centrostudiaraldici.org/scarica-gazzettino.php?i=201001
jueves, 29 de julio de 2010
LOS TUDOR, DE TVE
Remite mensaje don Fernando Martínez Larrañaga, el redactor y excepcional diseñador heráldico del blog de referencia heraldistas para apoyar un reciente mensaje que se expuso, relativo a la serie los Tudor, que proyecta televisión española. Éstas son sus palabras:
Hola José Juan:
Te envío dos fotos donde se corrobora lo que dice J. Alberto Abarquero Zorrilla.
Los tabardos que aparecen recogen las armas: de los reyes católicos, de Castilla como reino y de Castilla y León.
Un abrazo.
Hola José Juan:
Te envío dos fotos donde se corrobora lo que dice J. Alberto Abarquero Zorrilla.
Los tabardos que aparecen recogen las armas: de los reyes católicos, de Castilla como reino y de Castilla y León.
Un abrazo.
Fernando Martínez Larrañaga
miércoles, 28 de julio de 2010
ROJO Y NARANJA
Envía unas líneas el III marqués de la Floresta al hilo del reciente éxito de nuestra selección de fútbol. Las que siguen son sus palabras.Queridos amigos:
No soy muy aficionado al fútbol, pero hay días y días, y el Campeonato del Mundo, coronado con el triunfo bien merecido de la Selección Española, ha valido la pena. Ciertamente la de los futbolistas es una lucha con épica y con virtudes caballerescas. Y cierto es también que en la defensa de sus colores se involucra una mayoría de los ciudadanos, que se sienten representados por esos deportistas, y que se identifican con su colores.
Y de colores quiero hablar hoy.
Desde la época de los Reyes Católicos, al filo del 1500, el "color nacional" de las tropas del Rey de España viene siendo precisamente el color rojo carmesí, tomado del Pendón Real de Castilla. Rojas fueron las escarapelas de los sombreros y gorros militares hasta 1868 -Cánovas del Castillo escribió bellas páginas sobre la escarapela roja-, y rojas fueron y son todavía las fajas de nuestros generales. Tras la revuelta de las Provincias norteñas de los Países Bajos contra su Rey y Señor el Rey Católico, en 1565, los rebeldes, encabezados por el Príncipe de Orange, adoptaron el color anaranjado para sus escarapelas e insignias militares, hasta el punto de que todavía hoy es el "color nacional" holandés, y se usa por doquier como emblema nacional, desde las fajas de sus jefes y oficiales militares, hasta las camisetas de su Selección Nacional de Fútbol.
No deja de ser curiosa esta repetición histórica: en los siglos XVI y XVII, los Tercios españoles de rojas insignias se enfrentaron en una larga y cruenta guerra contra los rebeldes de las Provincias Unidas, identificados con insignias anaranjadas. Y hoy, cuatrocientos años después, La Roja española se ha enfrentado victoriosamente a los holandeses de la Orange vestidos de anaranjado.
Notemos este caso como un gran ejemplo de la pervivencia en las sociedades de los emblemas y símbolos seculares.
Un saludo a todos del MARQUÉS DE LA FLORESTA
No soy muy aficionado al fútbol, pero hay días y días, y el Campeonato del Mundo, coronado con el triunfo bien merecido de la Selección Española, ha valido la pena. Ciertamente la de los futbolistas es una lucha con épica y con virtudes caballerescas. Y cierto es también que en la defensa de sus colores se involucra una mayoría de los ciudadanos, que se sienten representados por esos deportistas, y que se identifican con su colores.
Y de colores quiero hablar hoy.
Desde la época de los Reyes Católicos, al filo del 1500, el "color nacional" de las tropas del Rey de España viene siendo precisamente el color rojo carmesí, tomado del Pendón Real de Castilla. Rojas fueron las escarapelas de los sombreros y gorros militares hasta 1868 -Cánovas del Castillo escribió bellas páginas sobre la escarapela roja-, y rojas fueron y son todavía las fajas de nuestros generales. Tras la revuelta de las Provincias norteñas de los Países Bajos contra su Rey y Señor el Rey Católico, en 1565, los rebeldes, encabezados por el Príncipe de Orange, adoptaron el color anaranjado para sus escarapelas e insignias militares, hasta el punto de que todavía hoy es el "color nacional" holandés, y se usa por doquier como emblema nacional, desde las fajas de sus jefes y oficiales militares, hasta las camisetas de su Selección Nacional de Fútbol.
No deja de ser curiosa esta repetición histórica: en los siglos XVI y XVII, los Tercios españoles de rojas insignias se enfrentaron en una larga y cruenta guerra contra los rebeldes de las Provincias Unidas, identificados con insignias anaranjadas. Y hoy, cuatrocientos años después, La Roja española se ha enfrentado victoriosamente a los holandeses de la Orange vestidos de anaranjado.
Notemos este caso como un gran ejemplo de la pervivencia en las sociedades de los emblemas y símbolos seculares.
Un saludo a todos del MARQUÉS DE LA FLORESTA
martes, 27 de julio de 2010
EMBLEMAS DE AUTOMÓVILES
Es seguro que en más de una ocasión, improbable lector, se ha preguntado por el significado de los emblemas con que los fabricantes de automóviles adornan sus vehículos ¿tendrán un origen heráldico?Para solventar esta inquietud remite unas líneas el I barón de la bahía de Cartagena, del reino del Maestrazgo, proponiendo una dirección: http://severlasalreves-palindromos.blogspot.com/2009/03/historia-de-las-marcas-de-coches-1.html
lunes, 26 de julio de 2010
LO NUNCA VISTO, DE DON JOSÉ MARÍA DE MONTELLS
Se dio cumplida noticia hace unos días de un nuevo libro escrito por don José María de Montells y Galán con sugerente título: Lo nunca visto.
Con la debida autorización del autor, se expone a continuación para su recreo, improbable lector, un capítulo del mismo:
Con la debida autorización del autor, se expone a continuación para su recreo, improbable lector, un capítulo del mismo:
LA ORDEN DE LA MOSCA DE ORO
A medida que pasa el tiempo, me doy cuenta que llevo escribiendo toda la vida sobre dos o tres temas y que el resto, es dar vueltas a lo mismo. Tengo algunos favoritos. Un argumento al que siempre regreso es el del diablo. Me resulta curioso que siendo asunto que me interesa desde siempre, nunca haya soñado con el Malo. Uno es de soñar mucho, pero el Señor Príncipe de los Infiernos no existe en mis fantasías, a Dios gracias.
Otro tema que visito con frecuencia es el de las órdenes de caballería, al que le he dedicado algunos libros y sensatos artículos. Ahora leo un admirable tratado titulado De Satán, de Giacomo Rendini, fino escritor de acertada y leve pluma e italiano de nación y pienso que son pocos los autores que mencionan aunque sea de pasada, a la gran caballería de las sombras. Quizá el que más conozca yo, sea al simbolista belga Georges Rodembach, el autor de Brugges la Morte, que escribió una pequeña pieza sobre Belcebú, no recuerdo el título, que cito de memoria. Hay en la moderna literatura belga, tanto flamenca como valona, una fascinación por los abismos que está por estudiar.
Consecuencia de todo ello es que llevo algún tiempo sin escribir sobre demontres y la lectura del libro de Rendini y el súbito recuerdo de Rodembach, me impelen una vez más a volver sobre satanes varios, demonios mayores y menores, íncubos y súcubos, ángeles condenados por su soberbia y otros rebeldes que han ido ingresando en la orden infernal de la Mosca de Oro.
La verdad sea dicha, es que no veo al Señor de los Abismos sobre caballo blanco alanceando al moro. Así que convendremos en que lo de la Mosca Dorada es una contra-caballería perversa, otro invento del mal. Tengo escrito que cada verano de la boca del demonio, salen las 666 moscas que poblarán el mundo las tardes del estío. Las moscas, está claro, proceden del fuego eterno, quizá de alguna nefanda coyunda que nos está vedado imaginar. Es el insecto del Maligno por excelencia, pese a que entre eruditos, corre la especie de que el escudo de Belcebú se pinta de oro, tres sapos de sinople.
Está escrito en Rodembach y en esto le siguen muchos autores, que Belcebú es el señor príncipe de los satanes y Gran Maestre de la Orden de la Mosca Dorada. Una caballería que se otorga pocas veces y por méritos muy contrastados. No prodiga Belcebú su concesión, así como así. Hay que demostrar, con juicio contradictorio, la clase de mal que se ha perpetrado y si su resultado ha sido la condenación eterna del humano que fuere tentado. En esto, el demonio es implacable y no admite recomendaciones. Collin de Plancy se ha referido a la Orden como una organización del mal creada para favorecer las acciones del señor diablo don Belcebú.
La dicha orden es muy antigua, ya que fue creada por Lucifer en el mismo momento de la rebelión de los ángeles, cuando la gran batalla. El diablo Belcebú fue nombrado caballero de ella y al poco, Lucifer delegó en él, su Gran Magisterio. Es propiedad de su condición que su insignia cambie según sea vista por alma cándida o pecadora, así que no puedo describirla cabalmente que no soy decididamente ni una cosa ni otra. Me consta que no se conoce fábrica alguna donde se manufacture, ni siquiera en Cejalvo.
Pese a que hay quien niegue su existencia, autores hay, de gran prestigio y autoridad, que señalan que Belcebú tiene buena planta y su apariencia toma a veces colosales proporciones; de rostro abultado, coronado con una cinta de fuego, provisto de cuernos como el macho cabrío, hirsuto, oscuro y amenazante, siempre se manifiesta a los humanos, con enormes alas de murciélago. En nuestra época, muy poca gente reconoce a la bestia. No tiene referencias. Viene pintado en algunos códices medievales, pero en los tiempos que corren, se ha renunciado a su representación.
Son cosas de la Edad Moderna, que se retira del saber antiguo y nos empobrece más y más, sustituyendo la ciencia aquella por la evidencia estulta. Para el común, lo que no puede demostrarse, no existe. Craso error de las luces de la razón. Hoy se sabe que la demonología está en franca decadencia. No digamos la zoología que se contiene en los bestiarios. Del hipotrino, por ejemplo, salvo algún erudito, ignorancia absoluta. En la heráldica inglesa, todavía se dice del monstruo que tiene cuerpo de camello, cabeza de jabalí y patas, pezuñas y cerdas de buey. Lo sorprendente es que canta como el ruiseñor. Es decir: trina. De ahí el nombre. En los caminos, se ve rara vez. Un ypotrill de las mismas señas está en una iglesia de Armagh, la sede primada de Irlanda, bajo la sandalia de San Patricio vencedor. Pero allí dicen que es un demonio. Y le llaman Belial, el que en humana forma, gusta del baile.
Este Belial, de las legiones del Infierno, es el satán más adicto al jolgorio y a las diversiones. Tiene la Placa de la orden de la Mosca, de cuando logró que Otelo matase a Desdémona, por celos infundados. No canta, carece de buena voz para caruso. Según doctos y sabios autores, este diablo es de naturaleza giroscópica. O sea, que gira sobre sí mismo como Fred Astaire o Gene Kelly. En esto están de acuerdo todos los que han tratado el tema.
Las demás características del Maligno son contradictorias: Mandeville en su Libro de las Maravillas del Mundo, tiene escrito que Belial es alto y bien parecido, de mediana edad y muy pocas palabras. Sir Henry Fletcher, por el contrario, asegura que luego de embutirse en un terno gris de raya diplomático, padece incontinencia verbal. Para don Álvaro Cunqueiro, sin embargo, es de la raza de los silenciosos.
Cunqueiro se topó con el Malo, por las calendas de San Tirso, en Mondoñedo, su tierra natal y a lo primero, no le reconoció, pese a tenerle muy estudiado. El Belial que digo, era un mozo con boina, los ojos colorados y los pies grandes. Un tipo corriente. El escritor supo que era Belial por la señal de sus manos. Son palma por ambos lados: verso y reverso. Por lo demás, ese día se comportó muy correctamente. No suele hacerlo.
Su moderna especialidad es el estruendo de las guitarras eléctricas y sus derivados. El satán se las ingenia para que la gente pierda la cabeza y el alma, a un mismo tiempo. No anda descaminado el Papa de Roma cuando dice que el rock es diabólico. El baile todo es cosa del demonio, cosa del hipotrino.
No así la danza ni la música, que son propias del Paraíso. Llega un alma a la presencia misericordiosa del Señor y suenan las trompetas de los arcángeles que proclaman el Juicio Final. Según mis noticias, ha pasado recientemente con el Negus y eso que el Rey de Reyes era cismático copto. Siempre que suena una música de clarines en el Cielo es un alma que está a punto de salvarse.
En época tan poco propicia como la nuestra, pocos saben que son muchos los rostros del Malo. El mismo Lucifer, el dador de luz, es asimilado a Satanás. En el Cristianismo, Lucifer y Satanás, son la misma entidad, debido a la identificación hecha por algunos de los padres de la Iglesia, como San Jerónimo. Pero existen ciertas leyendas, que explican que Lucifer, fue el primero de los ángeles caídos, no Satán, y que él, es quien gobierna los abismos del Averno, ese jardín de la noche tenebrosa.
De manera que ya supondrá el lector que la dicha Orden se otorga rara vez. Si el favorecido con la Placa de la Mosca es un humano, es costumbre que el diablo le juegue una mala pasada. No le quepa duda al lector que para que el hombre sea acreedor de esta infernal caballería han sido muchos y extraordinarios sus merecimientos. Que yo sepa, esa alma descarriada es recibida en la asamblea de los caballeros grandes placas que le acogen con grandes muestras de satisfacción. El propio Belcebú le saluda y después de abrazarle, le impone la insignia que se sujeta al frac del neófito por medio de una aguja. Al momento esa aguja cobra vida y se transforma en un aguijón o estilete que se clava en la carne del desgraciado por los siglos de los siglos. Bromas crueles del Señor de los Infiernos. El hombre amado por los demontres sufrirá toda una eternidad, salvo que la misericordia infinita de Dios, a la postre, le salve. Quizá en el Final de los Tiempos.
Hay listas de sus miembros que estremecen: Si Lucifer es su Cabeza Soberana y Belcebú, su Gran Maestre, el demonio Belial figura en el escalafón como Placa, mientras que Belfegor, el Baron Samedi y Leviatán son Grandes Placas, por sus maldades, sin duda.
Refiriéndose a Belial, la bruja Marie Sains, que se había entregado al demonio, dijo reconocer en él al rey de los infiernos, creado después de Lucifer y uno de los satanes mas poderosos, ya que fue uno de los primeros en rebelarse. Antes de su pecado perteneció a la Regla de las Virtudes y de los Arcángeles, pero ahora es el más vicioso de los demonios. Es seductor, atractivo e indolente. Tiene el poder de provocar el amor malsano, el arrebato de las pasiones incontenibles y la perdición de las almas en la lujuria. Incendió el débil corazón de Eloísa y condenó el alma de Abelardo.
Yo tengo sabido muchas cosas del Diablo y de su Orden de la Mosca. Pero no me atrevo a desvelarlo todo. Es tema que he investigado y me preocupa particularmente. También su imagen. Su manifestación física, que nosotros interpretamos como humana, lejos de la consabida del macho cabrío, del dragón o el hipotrino.
El que mejor lo ha retratado modernamente es Mel Gibson en esa película admirable que es La Pasión. Satán es la presencia oscura, un ser andrógino, enigmático, que pasa ante la cámara, en los momentos en los que Cristo sufre. Cae Nuestro Señor por el peso de la Cruz, camino del Gólgota y el Diablo se alegra. Se le ve en su negra mirada. No sabe que su sufrimiento, redime al hombre. No percibe que la muerte de Nuestro Señor, le envía para siempre a su reino de sombras.
Conviene recordar que Belial o Lucifer es también la bestia. Un dragón bajo los pies de San Jorge vencedor. Ese tosco diablo sobre el que triunfa el Arcángel San Miguel, del que soy tan devoto. Un hipotrino, una perversa alimaña. Lo que acontece es que ya no se presenta como tal. Ha variado su disfraz. Hoy se exterioriza como un hombre moderno. Le va mejor así. Aunque por veces le delate su mucha arrogancia.
Otro tema que visito con frecuencia es el de las órdenes de caballería, al que le he dedicado algunos libros y sensatos artículos. Ahora leo un admirable tratado titulado De Satán, de Giacomo Rendini, fino escritor de acertada y leve pluma e italiano de nación y pienso que son pocos los autores que mencionan aunque sea de pasada, a la gran caballería de las sombras. Quizá el que más conozca yo, sea al simbolista belga Georges Rodembach, el autor de Brugges la Morte, que escribió una pequeña pieza sobre Belcebú, no recuerdo el título, que cito de memoria. Hay en la moderna literatura belga, tanto flamenca como valona, una fascinación por los abismos que está por estudiar.
Consecuencia de todo ello es que llevo algún tiempo sin escribir sobre demontres y la lectura del libro de Rendini y el súbito recuerdo de Rodembach, me impelen una vez más a volver sobre satanes varios, demonios mayores y menores, íncubos y súcubos, ángeles condenados por su soberbia y otros rebeldes que han ido ingresando en la orden infernal de la Mosca de Oro.
La verdad sea dicha, es que no veo al Señor de los Abismos sobre caballo blanco alanceando al moro. Así que convendremos en que lo de la Mosca Dorada es una contra-caballería perversa, otro invento del mal. Tengo escrito que cada verano de la boca del demonio, salen las 666 moscas que poblarán el mundo las tardes del estío. Las moscas, está claro, proceden del fuego eterno, quizá de alguna nefanda coyunda que nos está vedado imaginar. Es el insecto del Maligno por excelencia, pese a que entre eruditos, corre la especie de que el escudo de Belcebú se pinta de oro, tres sapos de sinople.
Está escrito en Rodembach y en esto le siguen muchos autores, que Belcebú es el señor príncipe de los satanes y Gran Maestre de la Orden de la Mosca Dorada. Una caballería que se otorga pocas veces y por méritos muy contrastados. No prodiga Belcebú su concesión, así como así. Hay que demostrar, con juicio contradictorio, la clase de mal que se ha perpetrado y si su resultado ha sido la condenación eterna del humano que fuere tentado. En esto, el demonio es implacable y no admite recomendaciones. Collin de Plancy se ha referido a la Orden como una organización del mal creada para favorecer las acciones del señor diablo don Belcebú.
La dicha orden es muy antigua, ya que fue creada por Lucifer en el mismo momento de la rebelión de los ángeles, cuando la gran batalla. El diablo Belcebú fue nombrado caballero de ella y al poco, Lucifer delegó en él, su Gran Magisterio. Es propiedad de su condición que su insignia cambie según sea vista por alma cándida o pecadora, así que no puedo describirla cabalmente que no soy decididamente ni una cosa ni otra. Me consta que no se conoce fábrica alguna donde se manufacture, ni siquiera en Cejalvo.
Pese a que hay quien niegue su existencia, autores hay, de gran prestigio y autoridad, que señalan que Belcebú tiene buena planta y su apariencia toma a veces colosales proporciones; de rostro abultado, coronado con una cinta de fuego, provisto de cuernos como el macho cabrío, hirsuto, oscuro y amenazante, siempre se manifiesta a los humanos, con enormes alas de murciélago. En nuestra época, muy poca gente reconoce a la bestia. No tiene referencias. Viene pintado en algunos códices medievales, pero en los tiempos que corren, se ha renunciado a su representación.
Son cosas de la Edad Moderna, que se retira del saber antiguo y nos empobrece más y más, sustituyendo la ciencia aquella por la evidencia estulta. Para el común, lo que no puede demostrarse, no existe. Craso error de las luces de la razón. Hoy se sabe que la demonología está en franca decadencia. No digamos la zoología que se contiene en los bestiarios. Del hipotrino, por ejemplo, salvo algún erudito, ignorancia absoluta. En la heráldica inglesa, todavía se dice del monstruo que tiene cuerpo de camello, cabeza de jabalí y patas, pezuñas y cerdas de buey. Lo sorprendente es que canta como el ruiseñor. Es decir: trina. De ahí el nombre. En los caminos, se ve rara vez. Un ypotrill de las mismas señas está en una iglesia de Armagh, la sede primada de Irlanda, bajo la sandalia de San Patricio vencedor. Pero allí dicen que es un demonio. Y le llaman Belial, el que en humana forma, gusta del baile.
Este Belial, de las legiones del Infierno, es el satán más adicto al jolgorio y a las diversiones. Tiene la Placa de la orden de la Mosca, de cuando logró que Otelo matase a Desdémona, por celos infundados. No canta, carece de buena voz para caruso. Según doctos y sabios autores, este diablo es de naturaleza giroscópica. O sea, que gira sobre sí mismo como Fred Astaire o Gene Kelly. En esto están de acuerdo todos los que han tratado el tema.
Las demás características del Maligno son contradictorias: Mandeville en su Libro de las Maravillas del Mundo, tiene escrito que Belial es alto y bien parecido, de mediana edad y muy pocas palabras. Sir Henry Fletcher, por el contrario, asegura que luego de embutirse en un terno gris de raya diplomático, padece incontinencia verbal. Para don Álvaro Cunqueiro, sin embargo, es de la raza de los silenciosos.
Cunqueiro se topó con el Malo, por las calendas de San Tirso, en Mondoñedo, su tierra natal y a lo primero, no le reconoció, pese a tenerle muy estudiado. El Belial que digo, era un mozo con boina, los ojos colorados y los pies grandes. Un tipo corriente. El escritor supo que era Belial por la señal de sus manos. Son palma por ambos lados: verso y reverso. Por lo demás, ese día se comportó muy correctamente. No suele hacerlo.
Su moderna especialidad es el estruendo de las guitarras eléctricas y sus derivados. El satán se las ingenia para que la gente pierda la cabeza y el alma, a un mismo tiempo. No anda descaminado el Papa de Roma cuando dice que el rock es diabólico. El baile todo es cosa del demonio, cosa del hipotrino.
No así la danza ni la música, que son propias del Paraíso. Llega un alma a la presencia misericordiosa del Señor y suenan las trompetas de los arcángeles que proclaman el Juicio Final. Según mis noticias, ha pasado recientemente con el Negus y eso que el Rey de Reyes era cismático copto. Siempre que suena una música de clarines en el Cielo es un alma que está a punto de salvarse.
En época tan poco propicia como la nuestra, pocos saben que son muchos los rostros del Malo. El mismo Lucifer, el dador de luz, es asimilado a Satanás. En el Cristianismo, Lucifer y Satanás, son la misma entidad, debido a la identificación hecha por algunos de los padres de la Iglesia, como San Jerónimo. Pero existen ciertas leyendas, que explican que Lucifer, fue el primero de los ángeles caídos, no Satán, y que él, es quien gobierna los abismos del Averno, ese jardín de la noche tenebrosa.
De manera que ya supondrá el lector que la dicha Orden se otorga rara vez. Si el favorecido con la Placa de la Mosca es un humano, es costumbre que el diablo le juegue una mala pasada. No le quepa duda al lector que para que el hombre sea acreedor de esta infernal caballería han sido muchos y extraordinarios sus merecimientos. Que yo sepa, esa alma descarriada es recibida en la asamblea de los caballeros grandes placas que le acogen con grandes muestras de satisfacción. El propio Belcebú le saluda y después de abrazarle, le impone la insignia que se sujeta al frac del neófito por medio de una aguja. Al momento esa aguja cobra vida y se transforma en un aguijón o estilete que se clava en la carne del desgraciado por los siglos de los siglos. Bromas crueles del Señor de los Infiernos. El hombre amado por los demontres sufrirá toda una eternidad, salvo que la misericordia infinita de Dios, a la postre, le salve. Quizá en el Final de los Tiempos.
Hay listas de sus miembros que estremecen: Si Lucifer es su Cabeza Soberana y Belcebú, su Gran Maestre, el demonio Belial figura en el escalafón como Placa, mientras que Belfegor, el Baron Samedi y Leviatán son Grandes Placas, por sus maldades, sin duda.
Refiriéndose a Belial, la bruja Marie Sains, que se había entregado al demonio, dijo reconocer en él al rey de los infiernos, creado después de Lucifer y uno de los satanes mas poderosos, ya que fue uno de los primeros en rebelarse. Antes de su pecado perteneció a la Regla de las Virtudes y de los Arcángeles, pero ahora es el más vicioso de los demonios. Es seductor, atractivo e indolente. Tiene el poder de provocar el amor malsano, el arrebato de las pasiones incontenibles y la perdición de las almas en la lujuria. Incendió el débil corazón de Eloísa y condenó el alma de Abelardo.
Yo tengo sabido muchas cosas del Diablo y de su Orden de la Mosca. Pero no me atrevo a desvelarlo todo. Es tema que he investigado y me preocupa particularmente. También su imagen. Su manifestación física, que nosotros interpretamos como humana, lejos de la consabida del macho cabrío, del dragón o el hipotrino.
El que mejor lo ha retratado modernamente es Mel Gibson en esa película admirable que es La Pasión. Satán es la presencia oscura, un ser andrógino, enigmático, que pasa ante la cámara, en los momentos en los que Cristo sufre. Cae Nuestro Señor por el peso de la Cruz, camino del Gólgota y el Diablo se alegra. Se le ve en su negra mirada. No sabe que su sufrimiento, redime al hombre. No percibe que la muerte de Nuestro Señor, le envía para siempre a su reino de sombras.
Conviene recordar que Belial o Lucifer es también la bestia. Un dragón bajo los pies de San Jorge vencedor. Ese tosco diablo sobre el que triunfa el Arcángel San Miguel, del que soy tan devoto. Un hipotrino, una perversa alimaña. Lo que acontece es que ya no se presenta como tal. Ha variado su disfraz. Hoy se exterioriza como un hombre moderno. Le va mejor así. Aunque por veces le delate su mucha arrogancia.
domingo, 25 de julio de 2010
RECTIFICACIÓN
Me explicaban recientemente durante una amena conversación don Alejandro Martínez Lizandra y su esposa doña María Rosa Bartolomé Jones, matrimonio de amigos de toda la vida, marqueses del Campo de los Lobos, en el reino del Maestrazgo, que se suele argumentar, para justificar un sorprendente cambio de opinión, que rectificar es de sabios; cosa que, evidentemente, no es cierta, sino que habitualmente se trata de un oportunismo del que se puede obtener algún beneficio.
Sin embargo, hoy se trae un enlace en el que se reconoce un error y se intuye que se rectificará, doctamente, sin una aparente utilidad oportunista.Se trata del escudo cacereño de los reyes católicos del que ya se explicó algún detalle en el blog. La dirección a la crónica de la noticia es esta: http://www.hoy.es/v/20100716/caceres/cultura-ratifica-escudo-retirado-20100716.html.
Sin embargo, hoy se trae un enlace en el que se reconoce un error y se intuye que se rectificará, doctamente, sin una aparente utilidad oportunista.Se trata del escudo cacereño de los reyes católicos del que ya se explicó algún detalle en el blog. La dirección a la crónica de la noticia es esta: http://www.hoy.es/v/20100716/caceres/cultura-ratifica-escudo-retirado-20100716.html.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)