Se trató de un auténtico experto en heráldica eclesiástica católica. Las armas que había traído su familia tradicionalmente en su nativa Suiza eran estas:
Pero él adoptó unas similares, diferenciadas por la herradura que portaba en sus garras el león, dado que entendía que la herradura era propia de guerrero. No de eclesiástico.
Como ha podido observar, lector, efectivamente incumplen la primerísima ley heráldica de los esmaltes: No poner color sobre color, ni metal sobre metal.
Para defenderse de quien pensó que sus armas no estaban bien diseñadas y que debían ser inquiridas, escribió un libro: Oro y plata, que recogía un elevado número de antiguas y modernas armas que incumplían la ley heráldica en esta materia. La portada del libro es esta:
Escribió dos libros más. Un armorial en el que recogió armas de personas con las que había tratado, cuya portada es esta:
Y por último un libro titulado heráldica en la iglesia católica, sus orígenes, costumbres y leyes; verdadero manual para comprender el sistema heráldico católico. La portada de una reedición posterior es esta:
Este último libro le enemistó heráldicamente, en su momento, con el recién elegido Papa Juan Pablo II. Esto es lo que ocurrió:
En 1978, el año de los tres papas, monseñor Heim acababa de publicar el último libro citado. El conocimiento heráldico demostrado, junto con el hecho de haber diseñado las armas de tres papas, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo I, le hacían imprescindible en materia de heráldica eclesiástica. Su palabra, en materia de heráldica de la iglesia, se había convertido en doctrina aceptada por todos los monseñores.
Monseñor Heim era, en aquel 1978, nuncio en Gran Bretaña, en la imagen la nunciatura en Wimbledom, donde supo labrarse la amistad, hay quien cuenta que a consecuencia de su pericia en la elaboración de cocktails, de la Reina Madre. Heim había establecido en su manual que la inclusión de letras en los escudos no era en absoluto correcta. Que cualquier escudo de eclesiástico que añadiera letras a su escudo debería rediseñarlo y hacerlas desaparecer.
Y el cardenal elegido para suceder a Juan Pablo I fue el cardenal Wojtila. Las armas que traía como cardenal eran estas:
Efectivamente, el escudo contiene una letra M. Es una forma muy evidente de representar a María Santísima. El escudo había sido en su momento un desafío a las autoridades comunistas de Polonia.
Heim fue elegido para diseñar las armas del nuevo Papa. Mantuvo varias conversaciones desde Londres con Roma. Y es que existían problemas: El recién elegido Papa no tenía intención de modificar las armas que ya traía como cardenal.
En lo que no vio inconveniente fue en alterar los esmaltes toda vez que, como el propio Bruno Heim, Juan Pablo II traía por armas un escudo con color sobre color. Así, a instancias de monseñor Heim permutó el sable por oro, quedando los conocidos colores del escudo del anterior Papa:
Pero en lo que no dio su brazo a torcer Juan Pablo II fue en cambiar la M por alguna otra figura. Monseñor Heim, relató posteriormente que le propuso estas, tomadas de las letanías a María Santísima:
Estrella de la Mañana, Rosa Mística, Reina de los Cielos o Torre de Marfil. Cada una de ellas representada por: Estrella, rosa, corona y torre. Pero el Papa dijo que no. Que lo básico del diseño de sus armas no se modificaba. El tema de cambiar los esmaltes le parecía bien, pero no iba a hacer desaparecer una M que había desafiado al régimen comunista de Polonia.
Entonces Roma, la curia Vaticana, intentó la vía opuesta: Se llamó al nuncio en Londres para proponerle que redactara una nota aclarando que en su libro, recién estrenado, se había cometido un error. Se trataba de que aclarara que efectivamente, incluir letras en los escudos de armas no era académico, pero que se reconocía una excepción con la letra M, por ser la inicial de la Madre de Jesús.
El nuncio en Londres, dijo que él no modificaba su libro porque ese trataba de una cuestión de conciencia. Sería mentir reconocer que existiera una letra que era posible incluir en el escudo. Finalmente, monseñor Heim diseñó el escudo del Papa con su letra M. El libro nunca fue corregido.
Y el Papa no perdonó esa desfachatez. Los obispos obedecen al Papa. No cuestionan sus decisiones. Además, monseñor Heim, vería poco académico que se incluyera letra alguna en el campo del escudo. Pero la realidad es que lo que le propusieron desde el Vaticano, se acabó cumpliendo:
Los sacerdotes, al ser elegidos por el nuncio del país para ser ordenados obispos, suelen elegir armas. Es lógico que se informen y que tomen prestado algún mueble de las armas del Papa que, en última instancia, ha sido quien ha dado su visto bueno para que fueran escogidos para ser obispos.
Así, y dado que el reinado de Juan Pablo II, se extendió veintisiete años, la mayoría de los obispos actuales eligieron sus armas durante el reinado de aquel. De esta forma, a pesar de lo poco académico que le pareciera en su momento a monseñor Heim la inclusión de letras, ni aún de la letra M, si hoy escribiera su manual debería reconocer que buena parte del episcopado mundial incluye tal letra en sus armas.
Se añaden a estas líneas algunas armas de obispos católicos que incluyen la letra M:
Monseñor François Lapierre, obispo de Saint Hyacinthe en Quebec, Canada.
Monseñor Paul Stephen Loverde obispo de Arlington en Virginia, Estados Unidos.
Monseñor Joan-Enric Vives i Sicília, obispo de Seo de Urgell, copríncipe de Andorra, de donde proviene la corona de sus armas, como se explicó en otra entrada.