sábado, 9 de octubre de 2010

PUBLICACIÓN

Notificación recibida desde Ediciones San Martín, especialmente indicada para los estudiosos de genealogía y de nobiliaria:

Estimados Sres.:

Ediciones San Martín se complace en informarles que ya está disponible el Tomo IX y último de la "Historia genealógica de los Títulos rehabilitados durante el reinado de Don Alfonso XIII", de Margarita Zabala Menéndez.

Atentamente.
José Mª San Martín Pérez
Ediciones San Martín 
Logroño (LA RIOJA)
ESPAÑA

viernes, 8 de octubre de 2010

ENLACE

El barón de Sórvigo remite enlace a una curiosa noticia. La concomitancia de las armas del almirante napolitano Roger de Lauria,  sobre los colores de la bandera de la ciudad asturiana de Avilés: http://www.lne.es/aviles/2010/09/10/historia-pasmosa-bandera-aviles/965764.html

jueves, 7 de octubre de 2010

SIETE DE OCTUBRE: NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

Remite sentido mensaje un compañero de armas, el sacerdote don Miguel Ángel García Arteaga, cuyas armas preceden a estas líneas, vicesecretario general del arzobispado castrense de España:

SIETE DE OCTUBRE: NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO

La violencia terrorista ha segado muchas vidas de militares españoles encuadrados en las distintas unidades desplegadas en zonas de operaciones internacionales. Cada soldado caído debe ser objeto de gratitud y ocupar un lugar en nuestro recuerdo y en nuestras oraciones.

Se cumple un año del asesinato del cabo Cristo Ancor.
Durante el tiempo que este militar permaneció en Afganistán fue preparándose con tanta ilusión como interés para recibir el Sacramento del Bautismo y, ciertamente sus aspiraciones se vieron cumplidas, aunque no el domingo previsto a tal efecto si no pocos días antes, cuando una mina contracarro explosionó al paso del vehículo blindado en el que patrullaba hiriéndolo gravemente.

Mientras intentaban hacer lo posible por salvar su vida en el hospital de campaña, mi compañero, el Pater Luís Miguel, derramó sobre su cabeza las aguas regeneradoras del bautismo utilizando la venera que Cristo Ancor conservaba como recuerdo de su peregrinación a Santiago de Compostela. Era el siete de octubre. Era el día de la Virgen del Rosario.

Finalmente la Virgen María, Estrella de la mañana, recogió el alma limpia del soldado, y liberándolo de la negra fortaleza de la muerte, lo condujo a la perenne claridad de la luz de Cristo.
Para él el sencillo homenaje del dibujo de estas armas y mis más fervorosas oraciones en las que imploro de corazón su descanso eterno y el gozo de la luz perpetua. Cum sanctis tuis in aeternum.
Escudo cortado enclavado. Primero de plata, una estrella de azur de cinco puntas. Segundo de sable, una venera de plata cargada de una cruz de Santiago de gules.

Acoladas: a la diestra, bayoneta de sable abatida del fusil de asalto “HK” y en punta, Cruz del Mérito Militar con distintivo rojo.

Timbre: Casco “MARTE” adiestrado y cubierto de uno de los forros reglamentarios.

En la cinta: “Cristo Ancor” flanqueado por las divisas de cabo.

Miguel Ángel García Arteaga

miércoles, 6 de octubre de 2010

MENSAJE DEL MARQUÉS DE LA FLORESTA

Remite mensaje el III marqués de la Floresta, cronista de armas de Castilla y León, cuyas armas, en un soberbio diseño de don Javier de Cruïlles, son las que siguen:
Aclara una serie de extremos relativos a la creación, en 2001, de las armas de don Felipe, el actual príncipe de Asturias. Estas son sus palabras:
Mi distinguido amigo y compañero: leo con algún retraso la página del día 25 pasado de su agradable e instructivo Blog de Heráldica (http://blogdeheraldica.blogspot.com/2010/09/sabado-imagenes_25.html), en las que se menciona “el acierto del criterio seguido por don Faustino Menéndez-Pidal de Navascués al diseñar las armas de don Felipe, el actual príncipe de Asturias, brisándolas con lambel”. Y, como ese acierto no es en modo alguno mérito del Sr. Menéndez Pidal, permítame que lo aclare en beneficio de la justicia, y en cuanto que me atañe a mí personalmente.
En el año de 1989 realicé una acuciosa investigación de archivo sobre ese asunto –en especial en los fondos de la Real Biblioteca, del Archivo General de Palacio, y de la Real Academia de la Historia-, que dieron como resultado un informe presentado a la Casa de S.M. el Rey, que fue por cierto publicado bajo el título “Las armas del Serenísimo Señor Príncipe de Asturias” en los Anales de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, tomo I (1991), páginas 9-20.
En ese informe se documentó ampliamente el uso del lambel –de plata o de azur- por varios Príncipes de Asturias de la Casa de Austria, y se proponía en consecuencia su recuperación, sobre todo debido a que en una Monarquía constitucional es improcedente que el Heredero del Trono utilice las mismas armerías que su padre el Jefe del Estado. Y nada mejor que diferenciarlas: por ejemplo, mediante el lambel, cuyo uso ya estaba, como digo, arraigado en la corte española de la Edad Moderna.
Poco tiempo después, el insigne don Manuel María Rodríguez de Maribona y Dávila, Conde de Alba, primer secretario y numerario de la misma Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, publicó otra propuesta para esas armerías principescas, en las que, citándome como es debido, hacía suya la adopción del lambel, aunque llevándola hacia una más marcada asturianeidad.
Pasaron los años, y allá por el 2000, la Casa de S.M. el Rey se dirigió a la Real Academia de la Historia para recabar un informe sobre dichas armerías y el nuevo Estandarte de Su Alteza Real. Naturalmente, don Faustino, sucesor mío como director de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía, “tiró” de mi informe original y lo siguió con fidelidad, aunque olvidando citar a su autor –achaque este muy frecuente en nuestro sin embargo prestigioso don Faustino-. La historia de este bonito “olvido” -que algunos no han dudado en tildar de plagio- fue publicada en la revista Cuadernos de Ayala número 5 (enero-marzo 2001), páginas 28-31, por cierto sin que a don Faustino se le vinieran los colores a la cara, ni mucho menos tuviese la pudicia de disculparse conmigo y con la comunidad heráldica y la Familia Real, a las que había confundido –sin duda de manera involuntaria-. Como decía el llorado don Vicente de Cadenas: faustinadas. O mejor dicho, a la manera de Castilla, es que unos cardan la lana y otros llevan la fama.
No se tome nadie lo anterior como desahogo personal de este cardador, ni menos aún como un ajuste de cuentas con don Faustino –que no por ello deja de ser el primer conocedor de la Heráldica hispana hoy en día-, sino como muestra del afán por preservar la verdad de los hechos que es, al fin y al cabo, nuestra tarea de historiadores. Una verdad que, en este caso, bien conocen las Personas directamente afectadas.
Reciba un cordial saludo de su dedicado MARQUÉS DE LA FLORESTA

martes, 5 de octubre de 2010

APORTACIÓN DEL REDACTOR DEL BLOG DE DERECHO HERÁLDICO

Remite mensaje don Carlos Cerda Acevedo, el autor del riguroso blog de derecho heráldico. El texto que sigue recoge sus acertadas palabras:

Estimado don José Juan:

Junto con saludarle y expresar otra vez mis sinceros votos de prosperidad en la redacción de su blog que, sin duda, es bastante serio -juicio que he de compartir con muchos de sus lectores y demás miembros de la comunidad heráldica-, quisiera cooperar con algunos comentarios relacionados con dos de sus publicaciones, principiando por el más reciente.

1. En la entrada de 19.09.2010, Vd. transcribe el ilustrativo mensaje de Dom Gabriel Soler, OSB, monje de la abadía de Montserrat. En su segundo párrafo, se lee: "Precisamente hace unos días comentaba con el P. Abad, sobre su escudo de armas, diseñado por don Armand de Fluvià, que debería estar registrado, pero que no estaba muy claro ante quien se tenía que registrar".

Ante la cuestión planteada por Dom Gabriel, consideré necesario que intentase una respuesta, sobre todo si he dirigido mis pocas luces al estudio del derecho heráldico. Desde ya, me reconozco un ignorante absoluto en la heráldica eclesiástica, y si no fuera por la información con que Vd. y otros reputados heraldistas ofrecen con generosidad en sus textos y bitácoras, mi ignorancia sería supina. Otro tanto ocurre con las normas canónicas que reglan el blasón de los miembros de nuestra Santa Madre Iglesia; por lo que ruego a Vd. y a sus distinguidos lectores que juzguen con benevolencia el comentario que expongo enseguida.

En mi falible opinión, considero que el P. Abad no tiene imperativo jurídico alguno en requerir el registro de sus armas, por lo siguiente:

a) Las armas del P. Abad están constituidas en razón de su cargo de superior de un monasterio, o sea, cual miembro perteneciente a la Santa Madre Iglesia Católica o Santa Sede.

b) Que la Santa Sede es, desde antiguo, un Sujeto de Derecho Internacional, semejante a los Estados Soberanos y a las Organizaciones Internacionales; vale decir, goza de la Personalidad Jurídica de Derecho Internacional Público reconocida por una inveterada práctica internacional y con sanción jurisprudencial.

c) Que al ser reconocida cual Sujeto de Derecho Internacional sui generis, la Santa Sede impone su jurisdicción a todos sus miembros, sean religiosos o laicos fieles, pero siempre con respecto a las cuestiones de orden espiritual o temporal que están bajo el imperio de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana, quedando las demás materias de orden temporal sojuzgadas al poder y al derecho civiles.

d) Que la heráldica eclesiástica es, en efecto, una materia de reserva de la Santa Sede, por lo que se rige por sus normas jurídicas propias. Puesto lo anterior, cabe tener presente las disposiciones del Código de Derecho Canónico en general, más la Instrucción Ut Sive Sollicite de la Secretaría de Estado de la Santa Sede de 31 de marzo de 1969 (publicado en el N.° 61 del Acta Apostolicae Sedis de 1969, pág. 334-340) en particular; por lo que podemos concluir:

e) Que, en general y considerando tales normas del Código, podemos concluir que el abad goza de plena capacidad para adquirir sus armas propias, o capacidad heráldica eclesiástica, merced la costumbre inmemorial praeter legem (cán. 25 y 28); que las armas del clérigo son ratione materiae y no ratione personae, o sea, se adquieren en razón del cargo ejercido y no en razón de la persona -salvo que el clérigo haya adquirido armas gentilicias y ellas las asume para la formación de su blasón eclesiástico-, y aun así, no se oponen al cán. 600 sobre el consejo de pobreza.

f) Que, en particular y considerando los números 28 y 29 de la Instrucción Ut Sive Sollicite, el adquirente de armas debe adecuar su blasón a las reglas de la heráldica -entre las que está el decreto de SS. Pío XI de 21 de febrero de 1905 sobre el número y color de borlas de los capelos-, y debe ser simple y claro; con la prohibición expresa de usar el báculo y la mitra en la constitución de las armas. Por último, téngase presente que un abad territorial es, por disposición del cán. 368, una jerarquía similar al de obispo, por lo que aquél debe someterse a las reglas heráldicas episcopales.

g) Por lo tanto, y según las normas precitadas, es mi parecer que el P. Abad no requiere de la formalidad del registro en minutario alguno, puesto que el derecho heráldico eclesiástico no requiere de esta formalidad, bastando que la adopción propia no contravenga ninguna de las disposiciones mencionadas, ni las reglas comunes de los actos jurídicos contenidos en los cán. 124 a 128, ni a preceptos particulares de la Orden a que pertenece el Superior. Sin embargo, y para efectos de mantener la debida publicidad e historia fidedigna de las armas de los abades, es aconsejable que exista una inscripción en alguno de los libros oficiales del Monasterio o crear un minutario ad-hoc, rubricado por el monje que actúe cual Ministro de Fe al interior de la abadía.

Espero que esta opinión sirva para aclarar de algún modo la pregunta de Dom Gabriel, pidiéndole su disculpa si mi atrevimiento contenga algún error u omisión.

2. En segundo lugar, quisiera referirme a su entrada de 15.09.2010 sobre la Orden del Elefante del Reino de Dinamarca. En las fotografías que acompañan su impecable relación, se observan las armas de Sir Winston Churchill, notable estadista y héroe de la II Guerra Mundial.
Además de anotar que su escudo está cuartelado, llevando las armas del linaje de Churchill (1° y 4°) y del linaje Spencer (2° y 3°), al que Sir Winston engrandeció acolando la cinta de la Real Orden de la Jarretera. Dejo el blasonado a peritos, pues yo seguramente cometeré un error. Con todo, me llamó la atención que la divisa de las armas estuviera en lengua castellana: "Fiel pero Desdichado".
Según la información que recopilé, el lema fue que éste fue adoptado por el antepasado de sir Winston, John Churchill, I Duque de Marlborough –ancestro a quien honró escribiéndole una biografía-; debido a que este noble y militar inglés perdió sus propiedades por su lealtad a la corona, y está escrito en castellano, por cuanto fue honrado con el ducado después de la famosa Batalla de Blenheim, la cual selló la suerte de la Guerra de la Sucesión Española a favor de la dinastía Borbón y en desmedro de la Casa de Austria. Cosas del destino: sir Winston, a pesar de guiar al pueblo británico a la victoria sobre las hordas nazis, perdió la Jefatura de Gobierno a los meses después, por votación popular, es decir, fiel pero desdichado.

Reciba mi atento saludo,

Carlos Cerda Acevedo

lunes, 4 de octubre de 2010

NUEVO BLOG SOBRE PATRIMONIO PREMIAL: SALÓN DEL TRONO

La comunidad heráldica vuelve a estar de enhorabuena. A las temporalmente cercanas incorporaciones a la red de nuevos blogs sobre heráldica, hoy se suma un recién nacido.

El autor del mismo es el profesor don Daniel García Riol, a quien ya hemos tenido el honor de conocer a través de brillantes intervenciones en este espacio virtual que está leyendo, improbable lector, y cuyas distinguidas armas son estas:
Las que siguen son las palabras del propio don Daniel anunciando el alumbramiento.

Mi querido amigo:

…, le comunico que acabo de abrir un blog titulado "Salón del Trono". Con él pretendo acercarme a la divulgación del patrimonio premial de las casas reales extranjeras.

Se trata de entradas breves pero estéticas, dirigidas al gran público y con la pretensión de reforzar el sentimiento monárquico entre los posibles lectores así como el interés por estos temas.

Espero que sea de su agrado. El enlace es este: www.salondeltrono.blogspot.com

Un cordial saludo de su amigo:

Prof. Daniel García Riol

Me permito copiar en su integridad el primer artículo que el profesor ha redactado, verdadera declaración de principios morales:




Bajo el amparo de Nuestra Señora de la Merced, este Blog abandona hoy 24 de septiembre de 2010 la prisión de las ideas y se hace realidad en la Red.

Frente a un mundo que desprecia cuanto ignora y que critica con prejuicios aquello que no comprende, queremos levantar la bandera del interés científico por todo aquello que rodea al mundo de los símbolos monárquicos.

El ejercicio del Derecho Premial por parte de los soberanos a lo largo de la Historia es un hecho de la máxima importancia. Hombres y mujeres coronados cuyo "fons honorum" ha servido, a través de los tiempos, para estimular las mejores virtudes y para recompensar los talentos. Empleando la expresión latina: "praemiando incitat", deseamos ocuparnos de aquellas órdenes dinásticas y recompensas que surgieron con la intención de premiar a los mejores como ejemplo de valía, esfuerzo, dedicación y sacrificio.

Estos valores, puestos en entredicho por el asfixiante relativismo moral que todo lo invade, deben ser recuperados. ¡Alerta los que a diario queremos luchar contra la inmoralidad y la corrupción!. ¡Podemos reconstruir una alternativa de honor, lealtad y verdadero patriotismo!. Sin complejos absurdos ni ridículos respetos humanos; porque nada hay más absurdo y ridículo que pretender negar la dimensión espiritual del ser humano y su deseo de superarse para alcanzar mayores logros.

domingo, 3 de octubre de 2010

EL PADRE DON GUY SELVESTER

Como se ha expresado en varias ocasiones, monseñor Bruno Bernard Heim debería ser nombrado patrón de los heraldistas. No en vano su obra La heráldica en la Iglesia católica, sus orígenes, costumbres y leyes, es referencia obligada para todo heraldista interesado en eclesiástica.
Si existe una persona que haya mantenido, por medio de un intenso estudio, el extenso conocimiento sobre heráldica eclesiástica de monseñor Heim es, sin duda, el sacerdote norteamericano don Guy Selvester, de la diócesis de Metuchen, en Nueva Jersey, cuyas armas son estas:
Su evidente esfuerzo ha sido recompensado recientemente, durante la celebración del XXIX Congreso heráldico internacional celebrado en Stuttgart. Según detalla en su propio blog ha sido elegido miembro asociado de la Academia internacional de heráldica, a través de votación entre los académicos de pleno derecho: http://shoutsinthepiazza.blogspot.com/2010/09/great-honor.html
La Iglesia, nuestra Iglesia católica, aún no ha reconocido, ni aprovechado, su inmenso conocimiento. Observando el armorial que exhiben sus excelencias, los señores obispos de la Iglesia toda, parece casi pecado no recurrir al inmenso saber del padre Selvester.



Me permito hacer, en tal sentido, un llamamiento al nuncio apostólico en Washington, valiéndome de algún improbable lector de aquellas lejanas latitudes. Quizá debería sopesarse la posibilidad de que el padre Selvester ocupara un puesto de responsabilidad en las oficinas de la curia vaticana y recrearse (que ya existió), bajo su docta doctrina heráldica, la Oficina heráldica vaticana. Necesario instituto que impondría orden y rigor en el desconcierto que abunda en el armorial episcopal de nuestra querida Iglesia.