A partir de hoy mis armas se acolan con la venera de la Real hermandad de caballeros de san Fernando.
sábado, 28 de noviembre de 2009
viernes, 27 de noviembre de 2009
RESPUESTA DEL MARQUÉS DE LA FLORESTA
Mi estimado amigo Carrión: veo con satisfacción que mis predicciones se cumplen, porque la propuesta del señor García-Menacho sobre las armerías de la Infanta Doña Leonor, aunque desafortunada, está generando un saludable debate.Tiene mucha razón en todo cuanto apunta el señor Sampedro, que es persona de mucha más erudición de la que dice tener en materia heráldica, en cuanto al uso de la palma como ornamento exterior. Los ejemplos que nos propone son muy interesantes, aunque pertenezcan a periodos tardíos e irrelevantes para el sistema heráldico histórico: conviene además tener muy en cuenta que la mayor parte de esos escudos de armas jamás se utilizaron realmente por los respectivos interesados. Efectivamente, la heráldica no es un sistema ni tan fijo ni tan exacto como algunos nescientes creen, antes bien sus pautas de presentación son mucho más variadas de cuanto nos indican los trataditos y manuales, en su mayor parte recopilaciones de los siglos XVII y XVIII, es decir de un periodo en el que este sistema emblemático sufría ya de una esclerosis y de un formalismo notables.
Pero me interesa más fijarme en una de sus afirmaciones: la de que el lambel que brisa las armerías del Príncipe de Asturias es pieza extraña a la heráldica hispana. Esto es una gran verdad: aunque el lambel lo usaron al menos tres Príncipes de Asturias en los siglos XVI y XVII (y algún Infante en el XVIII: recordemos las armerías de la fachada del palacio arzobispal de Alcalá de Henares), resulta que los primeros lo hicieron por imitación de los usos flamenco-borgoñones, y probablemente para sus armerías usadas allá –es sabido que los Reyes de España utilizaban armas distintas en los distintos reinos y estados que formaban la Monarquía Universal hispánica-.Hay que recordar que en la Heráldica española existen básicamente dos métodos para, dado un mismo blasón familiar, distinguir entre los diversos miembros del linaje (sobre todo entre el jefe de familia, su heredero, y los hijos menores de su sangre): la brisura y la llamada diferencia de armas. La brisura, tradicional en la heráldica franco-normanda, es el sistema más extendido. Se basa en introducir en el escudo un distintivo, generalmente de menor importancia pero bien visible, que sin alterar las piezas o figuras esenciales que identifican al linaje, nos indiquen claramente que nos hallamos ante las armas de un hijo segundo (reservando las armas puras o plenas para el jefe de la familia). La brisura puede así consistir en la inversión de los esmaltes, el aumento o disminución de las piezas, la suma de una nueva pieza, o la modificación de una pieza. La suma de nueva pieza es la más general: un lambel, un escusón o francocuartel, una banda, una bordura.
En Europa, recordemos que normalmente se brisa, tal y como hoy en día aún hace corrientemente la Corona de Inglaterra, con los escudos de armas de sus príncipes, comenzando por el heredero Príncipe de Gales (la Heráldica inglesa es la más meticulosa y racional en esta materia de las brisuras), utilizando para ello un complicado sistema de lambeles con sobrecargas diversas. En Francia en cambio, donde tan arraigadas estuvieron las brisuras que allí precisamente nacieron (comenzando por los hijos segundos de la Casa Real), curiosamente el Heredero no brisaba, sino que, desde el 1349, diferenciaba sus armas de las del Rey, cuartelando las de su Casa (las lises de Francia) con las de sus antepasados los Delfines del Viennois (que es precisamente un delfín), cuyo territorio es señorío particular suyo.La diferencia de armas, que es la tradicional en Castilla a partir de la aparición del cuartelado (invención castellana del siglo XIII, de enorme éxito en toda Europa), consiste en organizar los blasones de los Infantes menores en un escudo cuartelado que, alterando bien el cuartel de Castilla o bien el de León pero conservando siempre los colores originales de las Armas Reales, recuerde éstas a primera vista; en ocasiones y siempre fuera de la Casa reinante, se ha utilizado también un partido dimidiado.En el Reino de Navarra, la Casa de Evreux siguió, como era de esperar, costumbres francesas; y entonces los Infantes solían brisar, utilizando generalmente para ello las borduras. El Príncipe Heredero trajo siempre las mismas armas del Rey, pero combinadas de manera diferente. Por citar sólo un ejemplo, el famoso Príncipe de Viana usó un partido de Aragón y Aragón-Sicilia, y brochante un palo cuartelado de Navarra y Evreux.En la Corona de Aragón los usos heráldicos del Príncipe Heredero variaron con los tiempos. Hasta el siglo XIV se siguió la costumbre castellana de no diferenciar las Armas del Rey de las de su Heredero. En el reinado de Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387), se intentó establecer un sistema de brisuras más riguroso, introduciendo modas francesas, e intentando brisar las armas del Heredero y demás Infantes (por cierto, se hizo uso del lambel con sobrecargas para el Infante Don Martín); esta novedad no cuajó, y en los sucesivos reinados volvieron a ser unas mismas las Armas del Rey y las del Príncipe.En los Reinos de Castilla se pueden distinguir entonces tres periodos. El primero, desde la aparición del cuartelado en la Heráldica Real hasta el siglo XIV, se usa la diferencia de armas. Así lo vemos, por ejemplo, en el caso de los hijos de San Fernando: el Infante heredero trae las armas paternas puras (entonces se decían derechas), mientras que los demás Infantes las diferencian mediante varias combinaciones.
Así Don Alfonso (luego Rey Alfonso el Sabio), trae plenas las armas paternas; Don Fadrique trae sólo un castillo de oro en gules; Doña Berenguela el cuartelado de Castilla y León más una bordura componada de castillos y águilas; Don Enrique trae un cuartelado de Castilla y una cruz florenzada; Don Manuel un cuartelado de Castilla con la mano alada empuñando la espada; Don Felipe, un cuartelado de Castilla con un águila; Don Luís, un cuartelado de Castilla con tres fajas (los colores siempre asemejando los de las Armas Reales).Esta costumbre se mantiene hasta el siglo XIV, en que desaparece la diferencia de armas; recordemos pues que ni antes ni después, hasta la Edad Moderna, los Herederos ni diferencian ni brisan las armas paternas.
Con el advenimiento de la Casa de Austria se introducen en la Heráldica Real castellana (española por extensión), algunas costumbres europeas, tales que la brisura. Y efectivamente aparecen brisados los escudos de los Príncipes de Asturias en los numerosos blasonarios que he examinado –notemos que todos son atinentes a la Insigne Orden del Toisón de Oro). La brisura consiste en añadir sobre las Armas Reales, un lambel de tres dientes o pendientes; generalmente es de plata o de azur, y no lleva carga alguna. Así por ejemplo aparecen las armas del Príncipe Don Carlos, luego Carlos I (brisadas de un lambel de plata); de su hermano el Infante Don Fernando que fue luego Emperador (este diferenció las Armas Reales, aunque en los armoriales aparecen simplemente brisadas con un lambel de plata); del Príncipe Don Felipe, luego Felipe II (un lambel de plata o de azur); del Príncipe Don Carlos (un lambel de plata o de azur); del Príncipe Don Felipe, más tarde Felipe III (un lambel de plata, o de plata ondeado de azur); del Príncipe Don Felipe, que fue Felipe IV (un lambel de plata); del Infante Don Carlos (un lambel, que en algunos armoriales se dice de plata, y en otros de plata ondeado de azur) y del Infante Cardenal Don Fernando (un lambel de tres pies, cargados de Flandes, Tirol y Hungría), sus hermanos; y por fin del Príncipe Don Baltasar Carlos (un lambel de azur).Cuando se adoptaron las armas para el actual Príncipe de Asturias, se introdujo el lambel de los Príncipes de Asturias de la Casa de Austria (azul o plata), cuando hubiera bastado la diferente corona para distinguirlas de las del Rey. A mí me hubiera gustado más esta solución: sin embargo, se tuvo en cuenta, y mucho, el argumento presentado por quien esto escribe, esto es, que en una Monarquía constitucional las Armas del Rey, plenas, no deben ser utilizadas por ninguna otra Persona, ni siquiera su propio hijo y heredero. Y para diferenciarlas se recurrió a aquel lambel de la Casa de Austria; solución discutible y, claro es, discutida. Mucho más lo hubiera sido introducir, como algunos querían, la asturiana Cruz de la Victoria, lo que hubiera sido un error mayor, al mezclar en un mismo escudo emblemas dinástico-familiares con otro absolutamente territorial.Un cordial saludo de su amigo el MARQUÉS DE LA FLORESTA (que no es, ni de lejos, quien más sabe de Heráldica en España, sino tan solo un constante aprendiz de la materia).
Pero me interesa más fijarme en una de sus afirmaciones: la de que el lambel que brisa las armerías del Príncipe de Asturias es pieza extraña a la heráldica hispana. Esto es una gran verdad: aunque el lambel lo usaron al menos tres Príncipes de Asturias en los siglos XVI y XVII (y algún Infante en el XVIII: recordemos las armerías de la fachada del palacio arzobispal de Alcalá de Henares), resulta que los primeros lo hicieron por imitación de los usos flamenco-borgoñones, y probablemente para sus armerías usadas allá –es sabido que los Reyes de España utilizaban armas distintas en los distintos reinos y estados que formaban la Monarquía Universal hispánica-.Hay que recordar que en la Heráldica española existen básicamente dos métodos para, dado un mismo blasón familiar, distinguir entre los diversos miembros del linaje (sobre todo entre el jefe de familia, su heredero, y los hijos menores de su sangre): la brisura y la llamada diferencia de armas. La brisura, tradicional en la heráldica franco-normanda, es el sistema más extendido. Se basa en introducir en el escudo un distintivo, generalmente de menor importancia pero bien visible, que sin alterar las piezas o figuras esenciales que identifican al linaje, nos indiquen claramente que nos hallamos ante las armas de un hijo segundo (reservando las armas puras o plenas para el jefe de la familia). La brisura puede así consistir en la inversión de los esmaltes, el aumento o disminución de las piezas, la suma de una nueva pieza, o la modificación de una pieza. La suma de nueva pieza es la más general: un lambel, un escusón o francocuartel, una banda, una bordura.
En Europa, recordemos que normalmente se brisa, tal y como hoy en día aún hace corrientemente la Corona de Inglaterra, con los escudos de armas de sus príncipes, comenzando por el heredero Príncipe de Gales (la Heráldica inglesa es la más meticulosa y racional en esta materia de las brisuras), utilizando para ello un complicado sistema de lambeles con sobrecargas diversas. En Francia en cambio, donde tan arraigadas estuvieron las brisuras que allí precisamente nacieron (comenzando por los hijos segundos de la Casa Real), curiosamente el Heredero no brisaba, sino que, desde el 1349, diferenciaba sus armas de las del Rey, cuartelando las de su Casa (las lises de Francia) con las de sus antepasados los Delfines del Viennois (que es precisamente un delfín), cuyo territorio es señorío particular suyo.La diferencia de armas, que es la tradicional en Castilla a partir de la aparición del cuartelado (invención castellana del siglo XIII, de enorme éxito en toda Europa), consiste en organizar los blasones de los Infantes menores en un escudo cuartelado que, alterando bien el cuartel de Castilla o bien el de León pero conservando siempre los colores originales de las Armas Reales, recuerde éstas a primera vista; en ocasiones y siempre fuera de la Casa reinante, se ha utilizado también un partido dimidiado.En el Reino de Navarra, la Casa de Evreux siguió, como era de esperar, costumbres francesas; y entonces los Infantes solían brisar, utilizando generalmente para ello las borduras. El Príncipe Heredero trajo siempre las mismas armas del Rey, pero combinadas de manera diferente. Por citar sólo un ejemplo, el famoso Príncipe de Viana usó un partido de Aragón y Aragón-Sicilia, y brochante un palo cuartelado de Navarra y Evreux.En la Corona de Aragón los usos heráldicos del Príncipe Heredero variaron con los tiempos. Hasta el siglo XIV se siguió la costumbre castellana de no diferenciar las Armas del Rey de las de su Heredero. En el reinado de Pedro IV el Ceremonioso (1336-1387), se intentó establecer un sistema de brisuras más riguroso, introduciendo modas francesas, e intentando brisar las armas del Heredero y demás Infantes (por cierto, se hizo uso del lambel con sobrecargas para el Infante Don Martín); esta novedad no cuajó, y en los sucesivos reinados volvieron a ser unas mismas las Armas del Rey y las del Príncipe.En los Reinos de Castilla se pueden distinguir entonces tres periodos. El primero, desde la aparición del cuartelado en la Heráldica Real hasta el siglo XIV, se usa la diferencia de armas. Así lo vemos, por ejemplo, en el caso de los hijos de San Fernando: el Infante heredero trae las armas paternas puras (entonces se decían derechas), mientras que los demás Infantes las diferencian mediante varias combinaciones.
Así Don Alfonso (luego Rey Alfonso el Sabio), trae plenas las armas paternas; Don Fadrique trae sólo un castillo de oro en gules; Doña Berenguela el cuartelado de Castilla y León más una bordura componada de castillos y águilas; Don Enrique trae un cuartelado de Castilla y una cruz florenzada; Don Manuel un cuartelado de Castilla con la mano alada empuñando la espada; Don Felipe, un cuartelado de Castilla con un águila; Don Luís, un cuartelado de Castilla con tres fajas (los colores siempre asemejando los de las Armas Reales).Esta costumbre se mantiene hasta el siglo XIV, en que desaparece la diferencia de armas; recordemos pues que ni antes ni después, hasta la Edad Moderna, los Herederos ni diferencian ni brisan las armas paternas.
Con el advenimiento de la Casa de Austria se introducen en la Heráldica Real castellana (española por extensión), algunas costumbres europeas, tales que la brisura. Y efectivamente aparecen brisados los escudos de los Príncipes de Asturias en los numerosos blasonarios que he examinado –notemos que todos son atinentes a la Insigne Orden del Toisón de Oro). La brisura consiste en añadir sobre las Armas Reales, un lambel de tres dientes o pendientes; generalmente es de plata o de azur, y no lleva carga alguna. Así por ejemplo aparecen las armas del Príncipe Don Carlos, luego Carlos I (brisadas de un lambel de plata); de su hermano el Infante Don Fernando que fue luego Emperador (este diferenció las Armas Reales, aunque en los armoriales aparecen simplemente brisadas con un lambel de plata); del Príncipe Don Felipe, luego Felipe II (un lambel de plata o de azur); del Príncipe Don Carlos (un lambel de plata o de azur); del Príncipe Don Felipe, más tarde Felipe III (un lambel de plata, o de plata ondeado de azur); del Príncipe Don Felipe, que fue Felipe IV (un lambel de plata); del Infante Don Carlos (un lambel, que en algunos armoriales se dice de plata, y en otros de plata ondeado de azur) y del Infante Cardenal Don Fernando (un lambel de tres pies, cargados de Flandes, Tirol y Hungría), sus hermanos; y por fin del Príncipe Don Baltasar Carlos (un lambel de azur).Cuando se adoptaron las armas para el actual Príncipe de Asturias, se introdujo el lambel de los Príncipes de Asturias de la Casa de Austria (azul o plata), cuando hubiera bastado la diferente corona para distinguirlas de las del Rey. A mí me hubiera gustado más esta solución: sin embargo, se tuvo en cuenta, y mucho, el argumento presentado por quien esto escribe, esto es, que en una Monarquía constitucional las Armas del Rey, plenas, no deben ser utilizadas por ninguna otra Persona, ni siquiera su propio hijo y heredero. Y para diferenciarlas se recurrió a aquel lambel de la Casa de Austria; solución discutible y, claro es, discutida. Mucho más lo hubiera sido introducir, como algunos querían, la asturiana Cruz de la Victoria, lo que hubiera sido un error mayor, al mezclar en un mismo escudo emblemas dinástico-familiares con otro absolutamente territorial.Un cordial saludo de su amigo el MARQUÉS DE LA FLORESTA (que no es, ni de lejos, quien más sabe de Heráldica en España, sino tan solo un constante aprendiz de la materia).
jueves, 26 de noviembre de 2009
LA FALACIA DEL ESCUDO DEL APELLIDO
Remite un atento mensaje nuestro correspondiente en Alicante, don Francisco Domingo Larrosa Gil, para traer a su consideración, improbable lector, el asunto de la compra del escudo a través de internet del que ya se apuntó algo en este blog. Las que siguen son sus palabras:
Apreciado amigo Don José Juan:
Buceando por internet me he topado con un espécimen, esta página http://www.duenasfamily.net/Heraldica.htm, la cual creo que deja meridianamente claro y de una forma coloquial y directa para profanos en esto de la heráldica, como quien le dirige estas letras, en lo que básicamente es procedimental o no a la hora de adoptar un escudo propio-familiar o de nueva creación, con el fin de no caer en el error heráldico de adoptar-usar las armas de otro linaje con las que ciertos desaprensivos comercian y atribuyen a quien se las solicite por razón de compartir apellido con el linaje propietario de las mismas.
No es nada importante pero es algo a tener en cuenta por parte de los usuarios de internet que diariamente buscan información al respecto.
Cordialmente:
Francisco Domingo Larrosa Gil
Se añaden algunos extractos de esa página propuesta por don Francisco:
Como se ha dicho un escudo de armas comprado en un supermercado o centro comercial por el solo hecho de haber pertenecido en su momento a alguna persona de apellido Dueñas no significa que pertenezca a TODAS las personas que lleven el mismo apellido sino a los descendientes de esa persona. En otras ocasiones algunos sitios en Internet ofrecen diseñar un escudo de armas y enviar un certificado de que ese escudo le pertenece al comprador y sus descendientes.Debe considerar que el certificado no tiene ninguna validez y es solamente una hoja de papel impresa…
La única persona con derecho de certificar unas armas es el Cronista Rey de Armas de una Casa Real. Para el apellido Dueñas el cronista natural es el Dr. Alfonso de Ceballos-Escalera, Marques de la Floresta, Cronista de Armas de Castilla-León.
Apreciado amigo Don José Juan:
Buceando por internet me he topado con un espécimen, esta página http://www.duenasfamily.net/Heraldica.htm, la cual creo que deja meridianamente claro y de una forma coloquial y directa para profanos en esto de la heráldica, como quien le dirige estas letras, en lo que básicamente es procedimental o no a la hora de adoptar un escudo propio-familiar o de nueva creación, con el fin de no caer en el error heráldico de adoptar-usar las armas de otro linaje con las que ciertos desaprensivos comercian y atribuyen a quien se las solicite por razón de compartir apellido con el linaje propietario de las mismas.
No es nada importante pero es algo a tener en cuenta por parte de los usuarios de internet que diariamente buscan información al respecto.
Cordialmente:
Francisco Domingo Larrosa Gil
Se añaden algunos extractos de esa página propuesta por don Francisco:
Como se ha dicho un escudo de armas comprado en un supermercado o centro comercial por el solo hecho de haber pertenecido en su momento a alguna persona de apellido Dueñas no significa que pertenezca a TODAS las personas que lleven el mismo apellido sino a los descendientes de esa persona. En otras ocasiones algunos sitios en Internet ofrecen diseñar un escudo de armas y enviar un certificado de que ese escudo le pertenece al comprador y sus descendientes.Debe considerar que el certificado no tiene ninguna validez y es solamente una hoja de papel impresa…
La única persona con derecho de certificar unas armas es el Cronista Rey de Armas de una Casa Real. Para el apellido Dueñas el cronista natural es el Dr. Alfonso de Ceballos-Escalera, Marques de la Floresta, Cronista de Armas de Castilla-León.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
TIARA ROMANA
Escribe unas líneas don Francisco Domingo Larrosa Gil, antiguo conocido de este espacio virtual, en relación con el asunto de la tiara pontificia. Las que siguen son sus palabras.Estimado Don José Juan:
Como bien dice en la edición del blog de hoy, que intenta corregir algo referente al uso como timbre de la tiara, me gustaría apuntar que en un principio el artículo de ayer 11-11-09, lo estimaba correcto, y en comparación con el de hoy la diferencia entre un artículo y otro estriba en que como bien dice, nadie más que el obispo de Roma puede TIMBRAR el escudo papal con tiara pontificia, otra cosa es hacer uso de las armas papales con la tiara como armas dentro de un escudo (caso de Lisboa, y lo hará de forma que le es propia porque así se le haya concedido en un pasado), o hacer uso de la tiara acolando las llaves etc., quizás de forma indebida (digo esto porque no he encontrado ningún documento que acredite que a la ciudad de Reus tenga concedido el uso heráldico de tales elementos, que son tan propios del papado etc.)Otro detalle sobre el artículo de ayer es que en el escudo que emana de la cancillería pontificia, la vieira viene con el hueco de frente en vez de al contrario, y decir sobre la tiara pontificia, que como es normal dicha corona no está en desuso y por ello viene siendo representada por todas las instancias vaticanas.En cuanto a lo de la mitra inicial del escudo papal obedece al capricho de Benedicto XVI, y que por el reportaje fotográfico que hace se nota que alguien ya ha tomado nota y lo que en un principio fue un error (error que como sabe y sobretodo pasa muy a menudo con la iglesia, cuesta mucho enmendar, porque no es lo mismo que de marcha atrás en una decisión-errónea un cura que el propio papa, como tampoco es lo mismo que un soldado se equivoque que un general cometa un error) los errores en las instancias más elevadas, por pequeños que sean se interpretan por los estamentos inferiores como signo de debilidad, por este motivo cuesta mucho decir que el papa (fruto de un mal asesoramiento heráldico, por su puesto) se equivocó al tomar como timbre de su escudo la mitra. Como es normal el papa no va a lanzar alegremente una bula en la que diga públicamente, oye que me he equivocado con esto del timbre, pues quiteme ese timbre y pónganme esta campana, si alguien lo espera puede hacerlo sentado o acostado si le apetece, ese asunto se irá corrigiendo de forma que no se note (como bien documenta fotográficamente que de forma progresiva se va produciendo).
Un saludo muy cordial.
Francisco Domingo Larrosa Gil
Como bien dice en la edición del blog de hoy, que intenta corregir algo referente al uso como timbre de la tiara, me gustaría apuntar que en un principio el artículo de ayer 11-11-09, lo estimaba correcto, y en comparación con el de hoy la diferencia entre un artículo y otro estriba en que como bien dice, nadie más que el obispo de Roma puede TIMBRAR el escudo papal con tiara pontificia, otra cosa es hacer uso de las armas papales con la tiara como armas dentro de un escudo (caso de Lisboa, y lo hará de forma que le es propia porque así se le haya concedido en un pasado), o hacer uso de la tiara acolando las llaves etc., quizás de forma indebida (digo esto porque no he encontrado ningún documento que acredite que a la ciudad de Reus tenga concedido el uso heráldico de tales elementos, que son tan propios del papado etc.)Otro detalle sobre el artículo de ayer es que en el escudo que emana de la cancillería pontificia, la vieira viene con el hueco de frente en vez de al contrario, y decir sobre la tiara pontificia, que como es normal dicha corona no está en desuso y por ello viene siendo representada por todas las instancias vaticanas.En cuanto a lo de la mitra inicial del escudo papal obedece al capricho de Benedicto XVI, y que por el reportaje fotográfico que hace se nota que alguien ya ha tomado nota y lo que en un principio fue un error (error que como sabe y sobretodo pasa muy a menudo con la iglesia, cuesta mucho enmendar, porque no es lo mismo que de marcha atrás en una decisión-errónea un cura que el propio papa, como tampoco es lo mismo que un soldado se equivoque que un general cometa un error) los errores en las instancias más elevadas, por pequeños que sean se interpretan por los estamentos inferiores como signo de debilidad, por este motivo cuesta mucho decir que el papa (fruto de un mal asesoramiento heráldico, por su puesto) se equivocó al tomar como timbre de su escudo la mitra. Como es normal el papa no va a lanzar alegremente una bula en la que diga públicamente, oye que me he equivocado con esto del timbre, pues quiteme ese timbre y pónganme esta campana, si alguien lo espera puede hacerlo sentado o acostado si le apetece, ese asunto se irá corrigiendo de forma que no se note (como bien documenta fotográficamente que de forma progresiva se va produciendo).
Un saludo muy cordial.
Francisco Domingo Larrosa Gil
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