Es siempre un motivo de satisfacción comprobar que se adoptan armas de nueva creación. Hoy se trae a su recreo, improbable lector, las adoptadas como propias, a perpetuar en su linaje, por don Arturo Rodríguez López-Abadía, con la exposición de los motivos que han movido a tan distinguida acción.
Estimado José Juan:
…si no recuerdas mal, te hablé de un diseño de armas que había pensado y realizado a mano alzada. Ayer me decidí a enviárselo a Fernando Martínez Larrañaga, quien con suma presteza se ocupó de representarlo.
La explicación de las armas es esta:
1º y 4º: De oro, una cruz flordelisada de gules. Bordura de azur cargada de cuatro flores de lis de oro. Estos muebles aluden a la ejecutoria de hidalguía que posee mi padre, de 1790, y que heredó de su madre, cuya copia te remití:
2º y 3º: De azur, un delfín enroscado en un ancla (como en la marca de impresor de Aldo Manuzio, o el sello del emperador Tito, a quienes mi padre y yo admiramos) de plata.
Escudo timbrado por un yelmo, que tiene por cimera una cruz potenzada de gules (tanto mi padre como yo somos colegiales del Santa Cruz de Valladolid)
Por tenantes dos cuervos, que según algunos expertos los animales más inteligentes (desde que se ha comprobado que manipulan a otros animales y que son capaces de recordar caras humanas y guardar rencor durante años) aunque no las de mejor fama.
El cuartelado obedece a la mejor representación de las proporciones de todos los elementos.
Atentamente,
Arturo Rodríguez López-Abadía