Se ha recibido en el correo asociado a este tedioso blog, desde el que fuera el virreinato de Nueva España, en tierras al otro lado del océano, la interesante comunicación que sigue y que plantea una cuestión que, por desconocer yo mismo, traslado a su sabiduría, improbable lector.
Estimado Señor José Juan:
Le escribo desde la ciudad de Oaxaca, ubicada a unos 500 kilómetros hacia el sur de la Ciudad de México. Oaxaca es el nombre actual de Antequera, nombre con el que Carlos I de España le nombró ciudad, hacia 1532. Hoy es la capital del estado que lleva el mismo nombre, que en náhuatl significa "tierra de huajes", un árbol endémico de estas tierras, pero su nacimiento no estuvo ajeno a disputas de todo tipo, ya que se estableció en el territorio que también fue concedido como marquesado a Hernán Cortés, el conquistador.
Estas tierras y muchas otras más, integraron su abolengo resumido en el título nobiliario "Marqués del Valle", refiriéndose a estos valles que son tres y que confluyen en la actual Oaxaca de Juárez, antiguamente Antequera, fundada en este sitio contra la voluntad de Cortés, quien ya había hecho la suya propia a un par de kilómetros ya la cual bautizó "Santa María Oaxaca" y hoy es nuestro barrio conocido como "el Marquesado"...
Hasta aquí la historia de todos conocida, pero la razón de escribirle es solicitarle su ayuda para poder LEER el escudo de armas con el cual la Corona española dotó a la recién nacida ciudad.
El escudo que le remito está en una antigua Casa del Ayuntamiento que ahora es museo. Hay elementos allí que he visto que se comparten en otros escudos que Ud. ha publicado en su blog: La bordura, las aspas (¿por qué ocho?), los colores (deduzco que los de la foto que le envío son fruto del entusiasmo de algún pintor de brocha gorda), el león con una coronita modesta...
Un escudo similar descubrí en la ciudad de Puebla, así que esa repetición a la calca más bien me confundió...
En fin, descubrí su blog buscando información sobre el uso de los colores en la heráldica, ya que soy profesor de diseño gráfico en la Universidad y allí hallé la información, pero además mucha más, de otro carácter, y me aficioné al tema, así que lamenté que bajara usted la cortina, cosa que ya remedió para fortuna de sus lectores.
En conclusión: a) Hoy en día no sabemos LEER los elementos heráldicos de nuestra historia. b) Su página tiene lectores en América, así que serán bienvenidas algunas reflexiones sobre su tema que tengan relación con este lado del Atlántico. c) No deje de comentar novedades editoriales españolas (impresas en papel o publicadas en la red) respecto al tema, pues se vuelven fuentes muy útiles y amenas para quienes estamos en pañales respecto a arte tan antiguo.
Le envío el más cordial de los saludos.
Claudio Sánchez Islas