El condado de Ampurias es uno de los más antiguos de los que se tiene noticia. Se trata de una merced creada por el rey don Alfonso V de Aragón para su hermano, el infante don Enrique de Aragón, en 1463.
Las vicisitudes genealógicas condujeron a que en el devenir de la Edad Moderna se vinculara por vía de matrimonio con la casa de Medinaceli, de la que se habló recientemente. No obstante, en la actualidad se ha segregado, a través de cesión, para pasar a constituir, de nuevo, un título independiente, no asociado a otra casa de mayor antigüedad o abolengo.
Así, la actual titular de la merced nobiliaria es doña Sol de Medina y Orleáns-Bragança, nieta de doña Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa, XVIII duquesa de Medinaceli, quien se lo cedió, recreando la vida propia del título.
Y es que esta costumbre de desvincular los títulos que se han ido acumulando en el devenir genealógico es uso acertado que adquiere visos de actualidad. Ha sido costumbre arraigada de las más linajudas casas nobles de estos reinos el ir acumulando títulos nobiliarios por vía de matrimonio. Esta costumbre ancestral se manifestaba en enlaces matrimoniales en los que cada cónyuge aportaba una serie de títulos, considerando que esa acumulación otorgaba mayor relevancia a la nueva familia.
Hoy esa costumbre se considera caduca y, en buena medida, contraria al propio sentido de existencia de los títulos nobiliarios: Las mercedes nobiliarias se conceden para proponer a la sociedad un ejemplo personal de dedicación a una labor determinada a favor de la sociedad. Viene a ser un modelo similar al que la Iglesia expone al elevar a la santidad a un individuo: propone su figura como referente, como ejemplo.
Es decir, la vigencia independiente de un título, evitando su asociación con otros, es acertada para recrear la figura del primer poseedor, que es quien alcanzó los meritos necesarios para acceder al estado noble.
Las vicisitudes genealógicas condujeron a que en el devenir de la Edad Moderna se vinculara por vía de matrimonio con la casa de Medinaceli, de la que se habló recientemente. No obstante, en la actualidad se ha segregado, a través de cesión, para pasar a constituir, de nuevo, un título independiente, no asociado a otra casa de mayor antigüedad o abolengo.
Así, la actual titular de la merced nobiliaria es doña Sol de Medina y Orleáns-Bragança, nieta de doña Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa, XVIII duquesa de Medinaceli, quien se lo cedió, recreando la vida propia del título.
Y es que esta costumbre de desvincular los títulos que se han ido acumulando en el devenir genealógico es uso acertado que adquiere visos de actualidad. Ha sido costumbre arraigada de las más linajudas casas nobles de estos reinos el ir acumulando títulos nobiliarios por vía de matrimonio. Esta costumbre ancestral se manifestaba en enlaces matrimoniales en los que cada cónyuge aportaba una serie de títulos, considerando que esa acumulación otorgaba mayor relevancia a la nueva familia.
Hoy esa costumbre se considera caduca y, en buena medida, contraria al propio sentido de existencia de los títulos nobiliarios: Las mercedes nobiliarias se conceden para proponer a la sociedad un ejemplo personal de dedicación a una labor determinada a favor de la sociedad. Viene a ser un modelo similar al que la Iglesia expone al elevar a la santidad a un individuo: propone su figura como referente, como ejemplo.
Es decir, la vigencia independiente de un título, evitando su asociación con otros, es acertada para recrear la figura del primer poseedor, que es quien alcanzó los meritos necesarios para acceder al estado noble.